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POLITICOS VS. DONANTES

LinkedIn tira

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Gerentes tristes. A varios ex CEO se les empieza a hacer cuesta arriba la gestión. | Cedoc Perfil

Mientras vas ganando, tenés resultados para mostrar y las cosas van bien, no aparecen ruidos en el equipo. En cambio, cuando te entran un par de goles te llenás de dudas y todo es tierra fértil para que broten los cuestionamientos internos y los jugadores quieran irse. Le pasa a Boca después de la derrota histórica en Mendoza con River, y le está pasando también al armado político de Cambiemos, ahora que se descubre que hay inflación inercial y de expectativas que no cede, que los salarios a lo sumo podrán empatarle al costo de vida ya que son el ancla contra los precios, y que por esto el crecimiento será más modesto, encima en un año de sequía.


El vestuario arde. Fluyen las chicanas y se filtran WhatsApp a los periodistas partidarios. Clásico: ala de gerentes devenidos hace dos años en funcionarios públicos vs. los que se consideran hombres genuinamente políticos. Estos han acuñado en las últimas semanas una forma de describir la actitud de los ex CEO que ocupan sillas de poder. “Parece que vinieron a donar sangre, a cumplir un rato en el Estado, total en cualquier momento se van”, grafica con acidez un importante dirigente de la alianza de gobierno. “Mejor que administren bien sus provincias porque las empresas estatales son un desastre”, responden con dureza algunos hombres que hasta 2015 reportaban a accionistas con comunicados en la Bolsa.


Es que el ánimo en algunos referentes de la CEOcracia no es el mejor. Primero pasaron por el shock inicial de entender que en el sector público todo tiene mucho menos Excel, que no hay nube ni briefings, y que todo se tamiza a través de la política. Pudieron adaptarse y tomar el control, pero en algunos casos la falta de reconocimiento público y la saudade por el bono de fin de año los hace pensar mucho cuando se levantan cada mañana. Sienten que ya dejaron unos litros de sangre para un paciente que no saben si va a salir, en términos de sus críticos. Así es como empiezan a ver una fecha de vencimiento en su cruzada por el país. Encima, los ex empleadores suelen llamar. Y LinkedIn tira. A uno, por ejemplo, lo contactaron ya dos veces en el último bienio, con un “¿y cuándo te venís?”. “Por cada año que sigo acá y no vuelvo a la empresa me pierdo un millón de dólares”, se lamenta un ex ejecutivo que hoy ocupa un importante cargo en el gabinete.

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El hartazo en el oficialismo hace que no se salve de las objeciones ni María Eugenia Vidal, la gobernadora de Buenos Aires, que es la Messi de las campañas electorales de Cambiemos. Mientras no se juegan partidos, se le animan.


Hay radicales que la corren por derecha por la falta de resolución con los docentes. “Lleva dos años y sigue en veremos”, dicen. Y le enrostran el “caso Mendoza”, donde la gobernación cerró la partiaria por decreto en 15,7% con cláusula gatillo e instrumentó un mecanismo que le dio resultado contra el ausentismo: los docentes pueden faltar 3 días por mes, con un máximo de 10 días al año. Resultado: sólo 200 docentes sobre 55 mil usaron todas las licencias.


Otros la corren por izquierda por su estrategia en materia de juego. “Anuncia que cierra bingos y casinos, pero llama a licitación para instalar más tragamonedas de los que hay”, le disparan. ¿Deberá la tuitocracia de Elisa Carrió encargarse de subrayar esta contradicción, como lo hizo el viernes con su denuncia de “pacto de impunidad” tras la salida del empresario Cristóbal López de prisión?
Con el ánimo caído, varios ex CEO están recibiendo un llamado del jefe de Gabinete, Marcos Peña. El mensaje de la Casa Rosada: “Te estamos empezando a medir y das bien, así que tenés que salir a hablar más de lo que hacés”. Para bancar el modelo, hay que tener ganas.