¿Qué es un sujeto de masa? ¿Qué es un líder de masa? En un libro que se llama como esta columna (Masa y poder) Elías Canetti propuso definiciones que todavía nos interpelan.
Un líder de masa es aquel que establece con aquellos que lidera una relación especular. La masa se constituye como tal en el espejo del soberano. Esa relación cae, para Canetti (que escribe después de la catástrofe nazi), en el territorio de la ficción paranoica. No habría, pues, un pensamiento al cual una multitud adhiere, sino que el líder de masas comprende los pensamientos y sentimientos de la masa y los expresa.
De allí que importe el análisis discursivo que acompaña la aparición de un líder carismático, no tanto para dar cuenta de sus propio programa, sino de las posiciones que recupera de sus seguidores a partir de esa identificación total con sus audiencias.
Por supuesto, quienes no participen de ese pacto narcisista de identificación quedarán afuera, excluidos del contrato entre la masa y el líder y pasarán incluso al campo de los “enemigos”, porque no hay paranoia sin teoría del complot o delirio de persecución. El paranoico delira sobre las razas, sobre la educación, sobre la cultura, sobre la justicia, sobre las instituciones, todo aquello que pretende quebrar el espejismo de su relación con las multiplicidades de masa.
Perseguido, el paranoico retuerce enunciados interiores (Lacan subrayó en Freud ese descubrimiento, el único que le parece necesario conservar de la lección de su maestro). El “Yo lo amo” (sin ser correspondido) se transforma en “Yo no lo amo –pues yo lo odio”. Incluso así, esos sentimientos inconscientes son imposibles de tolerar sin la coartada persecutoria. Entonces aparece el gran tema paranoico: “Yo no lo amo –pues yo lo odio– porque él me persigue”.
Todo lo que escape a la relación amorosa, intensa, irracional, entre el líder y la masa se interpreta como una persecución.
Canetti es explícito en cuanto a la relación entre poder, masa y paranoia: “Nadie tiene un ojo más penetrante para reconocer los atributos de la masa que el paranoico o el poderoso, que, como quizá ahora tendremos que admitir, vienen a ser una misma cosa”, “La paranoia es, en el sentido literal de la palabra, una enfermedad del poder”. De allí que las operaciones del líder de masas (el paranoico) se pueda medir solamente en la vastedad de la dilatación espacio-temporal: las eras, la Historia.
Reinterpretando esas hipótesis, Deleuze y Guattari subrayarán, varios años después, la posición paranoica del sujeto de masa, cuyo efecto es (ateniéndose a la historia) el investimento reaccionario fascista del campo social.
Es probable que la teoría política haya avanzado en relación con estas definiciones que, sin embargo, conservan gran parte de su potencia, sobre todo en los momentos de crisis en los que las más disparatadas aventuras pretenden expresar los sentimientos del pueblo (los fascismos lo hicieron) que el líder de masas detecta infaliblemente.
Interrumpo: a través de mi ventana se oye el himno.