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Modelos comunicativos de gobiernos en pandemia (parte 2)

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Los que gobiernan. Fernández, Rodríguez Larreta, Kicillof, Schiaretti y Perotti gestionan también los mensajes oficiales pandémicos. | cedoc

Las películas basadas en hechos reales suelen tener una leyenda: “Los datos y situaciones pueden haberse modificado…”. En lo concerniente a montos de inversión comunicacional, acuerdos con medios, productoras y el periodismo, los gobiernos son un completo misterio. Nada más opaco ni discrecional. Aun así, los datos se aproximan a la realidad.

Esta segunda aproximación intenta seguir aportando a las diferencias comunicativas de los gobiernos atendiendo a sus prácticas y algunos efectos. Se usan datos de población, imagen de gestión, muertes y contagios por covid, gasto en comunicación por parte de gobiernos y prorrateos de esos datos per cápita.

Los datos poblacionales están extraídos del Indec (último censo disponible, aunque se encuentren desactualizados), los datos en torno al covid del Ministerio de Salud de la Nación (actualizados al 25 de mayo), los datos de imagen de Zubán-Córdoba y Asociados para cuatro distritos, salvo Analogías en CABA, recabados en mayo. Los datos de inversión comunicacional fueron aportados por el periodista y docente José Crettaz, un incansable, paciente y meticuloso batallador por la transparencia en ese sector. Además de valiente.

Es importante aclarar que los gobiernos esconden de su presupuesto la inversión de lo denominado “sector público no gubernamental”: bancos oficiales, loterías, casinos y quinielas, empresas públicas y mixtas, así como de organismos descentralizados y agencias gubernamentales (algunas mixtas) que hacen a un volumen de pauta que puede a llegar a equiparar (incluso superar) a lo que se ve en los presupuestos aprobados.

Modelo técnico: CABA. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con 2.890.151 habitantes. Lleva acumulado 398.353 contagios, lo que representa el 13,78% de su población. Registra 9.302 personas fallecidas y ello hace al 0,32% de su población.

En el 2021, la Secretaría de Medios tiene un presupuesto aproximado de $1.890 millones, de los cuales unos $1.000 millones irán a publicidad oficial y el resto se gastará en los medios públicos, eventos y otras producciones. Según estos números, gasta $653,94 anuales por habitante.

La imagen de gestión del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta arrojó una imagen positiva del 59,9% y una negativa del 38,8%. Un diferencial positivo agravado y sólido que registra una caída significativa del casi 80% al que trepó en el mejor momento durante la pandemia, pero que igual es alto en este contexto. El tratamiento genérico de los medios es más bien favorable a su gestión.

Una síntesis del gobierno porteño: por lejos el que más gasta proporcionalmente en comunicación, su imagen pública es muy buena, comparativamente, su performance de gestión sanitaria es la peor de las grandes provincias (en resultados según datos) y aun así el tratamiento periodístico le es favorable. En épocas de crisis y de necesidad de predominio del riesgo, la inversión comunicacional, parecería, rinde más en la imagen o percepción que en los propios hechos traducidos como efectos de políticas públicas.

Modelo politizante: Buenos Aires. La provincia de Buenos cuenta con 15.625.084 habitantes. Lleva acumulado 1.539.612 contagios, lo que representa el 9,85% de su población. Registra 39.332 personas fallecidas y ello hace al 0,25% de su población.

Para 2021, la Provincia, a través del nuevo Ministerio de Comunicación Pública creado por el gobernador Axel Kicillof, tiene un presupuesto de $1.385 millones. Buenos Aires es opaca en sus gastos comunicacionales. No incluye la pauta de organismos como el Banco Provincia, por ejemplo. Este mecanismo no había mejorado ni siquiera en la etapa de María Eugenia Vidal. Según estos números, gasta $88,63 anuales por habitante. El tratamiento genérico de los medios es más bien desfavorable al gobernador bonaerense y su gestión.

Cada distrito tiene prácticas comunicacionales y de inversión publicitaria parecidas y diferentes

La imagen de gestión del gobierno provincial arrojó una imagen positiva del 45,8% y una negativa del 53,3%. Un diferencial negativo, algo cercano a diferencial neutro que registra una caída significativa de más del 80% al que trepó en el mejor momento durante la pandemia. El tratamiento genérico de los medios es más bien desfavorable a su gestión.

De los grandes gobiernos provinciales en el país, el bonaerense es el que menos gasta proporcionalmente en comunicación, su imagen pública tiene un diferencial negativo discreto, su performance de gestión sanitaria es la segunda peor de las grandes provincias y el tratamiento periodístico le es bastante desfavorable o crítico.

La inversión comunicacional, parecería, rinde más comparativamente al gasto de CABA por ejemplo (proporcionalmente mucho mayor) y con una fuerte asimetría mediática en contra. Y en término de efectos de políticas públicas, está en una posición intermedia entre las grandes.

Modelo rutinario: Córdoba. La provincia de Córdoba cuenta con 3.308.876 habitantes. Lleva acumulado 287.340 contagios, lo que representa el 8,68% de su población. Registra 3.738 personas fallecidas y ello hace al 0,11% de su población.

Para el 2021, el gobierno provincial en su presupuesto prevé una partida de $1.793 millones para publicidad. Según estos números, gasta $541,87 anuales por habitante. Proporcionalmente, para todas las provincias del interior el peso de la inversión publicitaria incide mucho más en el total de ingreso publicitario de medios locales.

La imagen de gestión del gobierno de Juan Schiaretti arrojó una imagen positiva del 59,1% y una negativa del 38%. Un diferencial positivo agravado y sólido, que registra una caída significativa de más del 80% al que trepó en el mejor momento durante la pandemia, pero que igual es alto en este contexto (e incluso mayor que el que había logrado tras escándalos de seguridad e incendios forestales). El tratamiento genérico de los medios es más bien favorable a su gestión.

El gobierno cordobés es el segundo que más gasta proporcionalmente en comunicación, su imagen pública es muy buena, en comparación, su performance de gestión sanitaria es de la mejor de las grandes provincias, aunque peor que la perfomance nacional (en resultados según datos), con un tratamiento periodístico muy favorable. La inversión comunicacional, parecería, rinde en imagen o percepción y, comparativamente, en los propios hechos traducidos como efectos de políticas públicas.

Modelo del dilema: gobierno nacional. Argentina tiene 40.117.096 habitantes. Lleva acumulados 3.586.736 contagios, lo que representa el 7,94% de su población. Registra 75.056 personas fallecidas y ello hace al 0,17% de su población.

Durante el 2020 la pauta oficial nacional –distribuida por la Secretaría de Medios y Comunicación Pública– fue de $4.704 millones (hasta noviembre, diciembre no fue aún informado). Ese dinero no incluye Aerolíneas Argentinas, YPF y Correo Argentino, entre otros organismos. Como afirma José Crettaz, YPF y Correo se volvieron anunciantes muy importantes durante la pandemia. En 2021 ese gasto arranca en más de $5.000 millones y seguramente tendrá ampliaciones. Según estos números, gasta $124,63 anuales por habitante. El tratamiento genérico de los medios es altamente desfavorable al Presidente y su gestión.

La imagen de gestión del gobierno de Alberto Fernández arrojó una imagen positiva del 43,7% y una negativa del 48,8%. Un diferencial negativo discreto con tendencia al diferencial neutro, que registra una caída significativa de más del 80% al que trepó en el mejor momento durante la pandemia.

Es difícil imaginar
relación verificable...

El gobierno nacional es el que menos gasta proporcionalmente en comunicación luego del bonaerense. Su imagen pública es muy buena, comparativamente, su performance de gestión sanitaria es mejor que la de las grandes provincias (en resultados según datos), con un tratamiento periodístico muy desfavorable. La inversión comunicacional, parecería, no rinde tanto en imagen o percepción y, comparativamente, sí en los propios hechos traducidos como efectos de políticas públicas.

Plus: Santa Fe, modelo desintermediado. En la columna de la semana pasada no estaba Santa Fe, con un estilo desintermediado, con retiro estratégico de las vocerías públicas y una comunicación centrada en redes o anuncios vía documentos de pdf que acarrea múltiples críticas. Cuenta con 3.194.537 habitantes. Lleva acumulado 326.310 contagios, lo que representa el 10,21% de su población. Registra 5.134 personas fallecidas y ello hace al 0,16% de su población.

Para el 2021, el presupuesto de Santa Fe prevé un gasto de $1.474 millones en publicidad oficial. Allí, por ejemplo, no incluye el gasto que realiza vía Quini 6. Según estos números, gasta $461,41 anuales por habitante.

La imagen de gestión del gobierno de Omar Perotti arrojó una imagen positiva del 40,7% y una negativa del 56,6%. Un diferencial negativo importante que registra una leve mejoría de los números de principio de año. El tratamiento genérico de los medios está muy repartido, aunque más desfavorable al gobernador y su gestión.

El gobierno santafesino es el tercero que más gasta proporcionalmente en comunicación, su imagen pública no es buena, comparativamente, su performance de gestión sanitaria está (dependiendo los datos) de peor a igual que la perfomance nacional con un tratamiento periodístico poco favorable. La inversión comunicacional, parecería, no rinde en imagen o percepción y, comparativamente, algo sí mejor en los propios hechos traducidos como efectos de políticas públicas.

...entre gasto
comunicacional y  performance sanitaria

Sensaciones. Vale recordar que, en una conversación difícil, la acción generalmente está en lo que no se dice, según plantean los profesores Douglas Stone, Bruce Patton y Sheila Heen del equipo de negociación de Harvard University. Este escrito no establece correlaciones ni causalidades. Esa interpretación correrá por cuenta de quién lo lee.

Sí hay datos como que el gobierno nacional y de Buenos Aires gastan menos y tienen una prensa muy desfavorable. Es obvio que la imagen pública no deviene sólo de la gestión del covid, aunque esta incide mucho. Cuestiones ideológicas en todos los distritos, asuntos de los gobiernos y sus coaliciones, temas como la economía nacional, tienen un impacto enorme que aquí no está considerado.

En cambio, sí se observa que los gobiernos de CABA, Córdoba y Santa Fe gastan mucho más y tienen una prensa muy favorable en los dos primeros casos y no tanto en la última provincia, donde el tema de la inseguridad es descollante (aunque también en Buenos Aires y Córdoba).

Si algún gobierno corrige un dato, bienvenido. Toda corrección será un acto de transparencia. En la comunicación de riesgo deben estar presentes tres principios que la diferencien de la manipulación, según Vincent Covello:

- Principio Democrático: los ciudadanos tienen el derecho a participar de las decisiones que afectan sus vidas.

- Principio de Participación: producir un público involucrado, orientado a las soluciones y colaborador.

- Principio de Interacción: el riesgo es una actividad de dos vías basada en el respeto mutuo, la confianza y el intercambio abierto de información.

¿Por qué esto? Porque es difícil imaginar una relación verificable entre gasto comunicacional y performance sanitaria como efecto de políticas públicas, aunque sí es imaginable que hay alguna relación entre gasto e imagen o percepción de gobierno, salvo que algún tema distorsione ese maridaje. Queda claro entonces: el covid transita por otro carril.

*Director de la Maestría en Comunicación Política de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral.