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No, no se puede

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MULTITUDINARIA. La marcha colmó las expectativas de Juntos por el Cambio. La última manisfestación será el jueves en Córdoba. | Cedoc Perfil

La dinámica política argentina desde el retorno democrático debería obligarnos a la deconstrucción del análisis, a la hora de anticipar sucesos o interpretarlos de manera tajante. Pero, al menos acá, intentamos hacer periodismo basado en evidencias y no en creencias.

Repasemos antecedentes presidenciales impensados. Alfonsín le quitó el invicto electoral al peronismo. Menem llegó con promesas de hiperpopulismo y aplicó un capitalismo salvaje. De la Rúa iba a cambiar la historia, la detonó. Kirchner era impensable hasta que Duhalde lo bendijo por descarte. Cristina solo era la escala constitucional para que el matrimonio se sucediera a sí mismo y la dieron por acabada miles de veces. Macri lideraba un partido vecinal sin ambiciones de poder. Fernández ni en sueños pensaba que podía sentarse en el sillón de Rivadavia.

Con el diario del lunes, como suele decirse, es más sencillo hallar argumentos. En especial cuando previamente se arman falsas burbujas de paridades electorales, como desnudaron las PASO tanto en oficialistas como en opositores.

Dos ejes excluyentes pueden explicar el amplio triunfo del FdT en las primarias: la reunificación de casi todo el peronismo y la crisis económica. Ambas razones no han hecho otra cosa más que acentuarse desde agosto.

Por ello es que resulta muy improbable que el macrismo la dé vuelta, que sería llegar al ballottage, pese a la extraordinaria convocatoria en el acto de la 9 de Julio. No es imposible, en nombre de la deconstrucción mencionada, pero sí una utopía.

De todas maneras lo obtenido no es poco. Desde ya, que un gobierno no peronista termine un mandato es un logro. Y con apreciable respaldo en las urnas. Puede no alcanzar para forzar una segunda vuelta, pero el tercio en las PASO –que podría crecer algo el domingo 27– coloca a JxC en la perspectiva de una fuerza opositora nada desdeñable para los tiempos muy difíciles que vienen.

Este futuro inmediato tan problemático es el que además amplía la enorme dificultad del “Sí, se puede” al espacio peronista triunfador. No, no se puede creer basados en evidencias que Alberto F vaya a cumplir con sus promesas de reactivar, poner a la Argentina de pie y plata en los bolsillos de la gente, amén de varios otros compromisos ambiguos llenos de “qué”, pero sin “cómo”. Ni hablar de la incógnita en torno a que vuelven mejores…

Contra el lugar común de que la fe mueve montañas, desde lo racional no hay lugar para milagros. Ni para Macri, ni para Fernández.