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pandemia y deuda

Persecuciones

Cuando vuelva la "normalidad", la confianza en el país será la gran incógnita de cara al futuro.

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Agente 00000007, Mauricio Macri. | Pablo Temes

El fiscal federal Jorge Di Lello impulsó la investigación de la denuncia contra el ex presidente Mauricio Macri y funcionarios de su gestión, por supuesto espionaje ilegal, presentada esta semana por la interventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño.

Sobre esta grave denuncia que debe ser investigada a fondo, el Presidente dijo: “Nos acusaban a nosotros de hacer esas cosas, porque ellos las hacían. Asimismo como piensan que nosotros tenemos una mesa judicial”. En tanto aseguró: “Nosotros no lo hacemos porque fuimos víctimas de eso durante años. Los que somos peronistas y pasamos la dictadura, sabemos de qué se trata”. En 2012, en ocasión de la denuncia hecha al descubrirse el llamado “Proyecto X”, que consistía en la infiltración de agentes de la gendarmería nacional en los movimientos sociales que protestaban contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández, expresó: “La verdad es que me asombra que alguien lo avale ahora. No puedo creer que pase algo así en la gendarmería argentina. Tengo la impresión de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no toma conciencia de la gravedad que estas cosas suponen. Que después de las cosas que nos tocó pasar. Que después de haber sido el proyecto político que reformuló la vigencia de los derechos humanos en la Argentina, alguien vea que, graciosamente, la Gendarmería vaya y espíe en los movimientos sociales”.

Y en un reportaje que le realizaron el 4 de junio de 2018 para el libro Lobby: cómo se construye el verdadero poder en la Argentina, de los periodistas Julián Maradeo e Ignacio Damiani, Fernández manifestó: “¿Cómo me entero yo de la existencia de ello? (se refiere a las operaciones judiciales) Me pide una reunión un concursante en lo Penal y Económico. Le habían dicho que si quería conseguir su designación, tenía que ir a una reunión a un estudio. Lo citaron en el estudio Richarte, en donde estaban Javier Fernández, (Horacio) Stiuso y (Darío) Richarte. Los tres le hicieron saber que ellos tenían la llave de su designación. Son un gran mal y creo que por este tipo de estructuras la Justicia argentina tiene una crisis terminal, sobre todo en el fuero federal, donde hay que barajar y dar de vuelta… La aparición de ese estudio surgió sobre el final del gobierno de Néstor y yo puse el grito en el cielo. Luego se afianzaron con Cristina”. ¿Cómo es que no denunció en su momento ese grave hecho? Recuérdese que, por haberlo denunciado a Stiuso, Beliz fue echado del gobierno y perseguido a lo largo de todo el kirchnerato. Javier Fernández fue un operador judicial clave durante esos años. ¿De dónde sacó el Presidente que el peronismo no persigue a opositores y críticos? ¿Olvidó acaso cuando denunció que CFK lo perseguía? ¿Olvidó acaso cuando desde los medios K lo descalificaban?

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El peronismo persiguió y fue perseguido; espió y fue espiado; censuró y fue censurado. AF fue una de las víctimas de la persecución y el descrédito al que el kirchnerato sometió a opositores y críticos. Parece que olvidó cómo se lo vituperaba desde 6,7,8 y otros medios del oficialismo K. Parece que al Presidente lo está atacando la amnesia del poder. Lo mismo le pasó –y le pasa– a CFK. En ese tren de doble conducta, se deben incluir algunas otras manifestaciones de Fernández. Su viaje a Formosa fue uno de ellos. “Gildo siempre que pide, pide para Formosa; siempre que trabaja, trabaja para Formosa”. Se ve que pide poco o trabaja poco para su provincia a la que gobierna como un señor feudal. Parece también que el Presidente se olvidó la escandalosa consultoría –que nunca existió– sobre la reestructuración de la deuda con la Nación por la que la provincia pagó 7,6 millones de dólares a la firma The Old Fund, que estaba al servicio de Amado Boudou. Pero, además de esas expresiones, hubo una flagrante violación de las normas del aislamiento social preventivo. El Presidente y el gobernador sin barbijo y a los abrazos. ¿Olvidaron que las normas son de cumplimiento obligatorio para todos?

Por el minotauro de la economía. La renegociación de la deuda con los representantes de los fondos de inversión avanza. “Se está a 5 dólares de distancia de un posible acuerdo”, señala un analista que conoce al dedillo la marcha del proceso. En la reunión del ministro de Economía, Martín Guzmán, con los empresarios, hubo un denominador común: los participantes instaron al ministro a hacer todos los esfuerzos necesarios para lograr un acuerdo con los acreedores privados y evitar el default. “Mire que muchos de estos fondos son inversores de nuestras empresas”, le recordaron al ministro.

 En medio de esto, sin embargo, el clima dentro del Gobierno es complejo. Desde el núcleo duro del kirchnerismo no ven la hora de sacárselo de encima al presidente del Banco Central, Miguel Pesce. “No lo aguantamos más”, se sinceró un dirigente de neto cuño K.

No es que Pesce sea el sumun de nada pero quien le suceda es posible que sea peor. Además, Pesce fue puesto ahí por AF, detalle no menor. La situación de las pequeñas y medianas empresas es angustiante.

Es lo que se viene diciendo desde hace semanas. Las ayudas del Gobierno llegan mal. Más del 40% de las firmas que las han solicitado no han encontrado ni ayuda ni respuesta a sus pedidos de algún tipo de flexibilización. Lo significativo de todo esto son las consecuencias.

Cuando la pandemia termine –porque un día se va a terminar– y cuando el tema de la deuda se solucione –porque un día se va a solucionar–, la confianza en el país será siendo la gran incógnita de cara al futuro. “No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte” (Friedrich Nietzsche).