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Vamos a matar periodistas

Patria Narco Temes
El avance narco amenaza a la sociedad argentina. | Pablo Temes

En octubre pasado apareció un tenebroso mensaje escrito en una tela que colgaba de la puerta de ingreso a un canal de televisión rosarino. “A todos los medios de Rosario. Dejen de ensuciar y condenar a los pibes con la lengua. Vamos a matar periodistas”. La amenaza vino acompañada de una sentencia: “Con la mafia no se jode”. Y el problema es que en Rosario las amenazas se cumplen: en la última década se produjeron más de tres mil muertes por homicidios armados. En 2022 se contaron en Rosario 287 crímenes y, de acuerdo al Observatorio de Seguridad Pública, es la ciudad argentina donde más personas fueron asesinadas en los últimos años. Los ajustes de cuenta entre las bandas mafiosas no tienen límite: ocho escuelas fueron baleadas en lo que va del año y, desde hace algunos meses, los periodistas ahora también están en la mira.

Germán de los Santos es el periodista que más ha investigado la delincuencia y los negocios del narcotráfico en Rosario. Dio a conocer la trama de la banda Los Monos cuando ninguno de los miembros de esta organización criminal aún habían sido condenados. La investigación, que se realizó con más de trescientas entrevistas y a través de contactos con fuentes que debían ser protegidas para evitar que sus vidas se pusieran en peligro, fue escrita por el corresponsal de La Nación en Rosario asumiendo un gran desafío personal, al exponer su propia seguridad y la de su familia: desde que el libro fue publicado en 2017, De los Santos recibe amenazas constantes. Esta semana, De los Santos fue galardonado por la Academia Nacional de Periodismo con la Pluma de Honor.

De los Santos cubrió dos guerras, la de Afganistán en 2001 y la de Ucrania en 2022. Pero asegura que para ejercer su trabajo es más peligroso lo que ocurre en Rosario: “En las guerras por lo menos está claro cuáles son los bandos enfrentados. Pero en Rosario nunca se sabe de dónde pueden salir las balas”. En Aires de Santa Fe, el portal de noticias donde escribe De los Santos, se puede dar crédito de su trabajo. Allí se puede acceder a investigaciones que demuestran cuál es la obsesión de este periodista: “Los narcos colombianos que usaban Rosario como puerto de salida para la cocaína”; “En Rosario pasaron 11 jefes policiales en tres años”; “A diez años del crimen que cambió la historia de Rosario y desató la guerra narco”; “De asesor del Congreso a narcotraficante: la historia de Diego Hernán García”.

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En Los Monos: Historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno, De los Santos, junto a Hernán Lascano, documentaron cómo Rosario se convirtió en un caso único dentro del hampa: delincuentes comunes y marginales en sus orígenes que se enriquecieron en pocos años corrompiendo a funcionarios y asesinando a sus competidores. Se trata de una gran trabajo que desnuda el poder y la impunidad de la familia Cantero, la organización criminal que dominó el tráfico de drogas en Rosario a través de una violencia tan extrema que transformó la ciudad en un escenario de feroces enfrentamientos que, hasta el día de hoy, hacen temblar su sistema político. Los Monos representan el antecedente paradigmático del avance narco en Argentina.

De los Santos fue galardonado por la Academia Nacional de Periodismo

Durante su investigación para ese libro, De los Santos sufrió presiones de la dirigencia política e intimidaciones de los narcotraficantes. Pero logró su objetivo: el líder de Los Monos enfrenta hoy condenas por más de cien años de prisión y todo lo que se denunció en este trabajo fue ratificado, muchos años después, por la justicia. “Hoy en Rosario, donde vivo y trabajo, todos estamos amenazados. Periodistas, jueces, fiscales, maestro, médico, curas, pastores y empresarios. Parece exagerado. Pero no lo es. Todos amenazados por un poder que parece superior en fuerza y en acciones al Estado. Esto nunca había ocurrido en la Argentina en el periodo democrático. No estamos preparados en el país para enfrentar el crimen organizado. Y esto queda al descubierto en Rosario”, sostuvo De los Santos esta semana al recibir su galardón en la Biblioteca Nacional.

Lo que dice De los Santos es sensato. La “decisión política” es la piedra angular para establecer un combate eficiente contra el narcotráfico, porque se trata de un desafío que va mucho más allá del enfrentamiento militar. En Qué hacer con las droga, Juan Gabriel Tokatlian demostró que la “guerra contra las drogas” ha fracasado en todo el mundo  por la falta de convicción de encarar el problema, tal como lo demuestra la historia reciente de Estados Unidos: desde que Richard Nixon declaró su guerra al narcotráfico en los setenta, el flagelo aumentó en forma desproporcionada y se produjo un fenómeno criminal sin precedentes, hasta que se extendió internacionalmente, siguiendo las presiones e intervenciones diplomáticas y militares de los Estados Unidos en el mundo.

Experto en teoría de las relaciones internacionales y vicerrector de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Tokatlian sostiene que aunque haya sido fundamental, la defensa mundial del prohibicionismo estadounidense no representó simplemente una “imposición” de la “guerra contra las drogas” a los demás países, sino que se articuló con dinámicas regionales y nacionales de persecución de minorías, conflictos civiles y desigualdades sociales. Se trata, por lo tanto, de una dificultad que merece ser entendida desde un análisis que exige mayor responsabilidad por parte de los que detentan el poder del Estado.

Séverine Durin es una economista y antropóloga franco-mexicana que publicó Periodismo bajo fuego. Métodos letales de coacción de la prensa durante la guerra contra el narcotráfico, un ensayo en el que analiza la presión ejercida en contra de la prensa en el noreste de México durante la llamada guerra contra el narcotráfico iniciada hace ya más de dos décadas. Desde entonces, las amenazas contra los periodistas en México se han convertido en una constante y desde 2004 no han dejado de contabilizarse al menos el asesinato de un periodista mexicano al año. El Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) cuenta 129 periodistas asesinados en lo que va del siglo y la tendencia ascendente se refleja en la última década, en la que la cifra de los periodistas que aparecen muertos por sicarios se eleva a tres por año. En todos los casos, se trata de cronistas que habían sido amenazados previamente. El mensaje que todos ellos recibieron fue el mismo: plata o plomo.

Es un flagelo que ahora también se expande en la Argentina. Según el último informe anual de libertad de expresión de Foro de Periodismo Argentino (Fopea), el año pasado se registraron 88 ataques a la prensa en la Argentina y por primera vez, el crimen organizado emergió como uno de los agresores del periodismo. Las mafias y el narcotráfico aparecen ahora como una amenaza inocultable también para los periodistas argentinos. Un dato destacado del informe de Fopea fue el registro de ataques que provinieron del crimen organizado, teniendo en cuenta que en 2021 no se habían registrado hechos de este tipo.

De los Santos terminó su discurso esta semana en la Academia de Periodismo advirtiendo que ya son muchos los periodistas que han recibido en Rosario la misma sentencia que se propaga en México: plata o plomo. Es bueno tenerlo presente en la semana en la que se ha conmemorado el Día del Periodista en Argentina. Quizá no haya tanto por celebrar.