Se lo ve desorientado a Bob. Está por salir a la calle en la tapa de Street Legal. Destrás suyo hay una escalera. El mira hacia la izquierda, tal vez pensó que estaba más fresco, porque tiene una campera agarrada en la mano, pero no se la pone, no todavía. Tiene una camisa de jean y un pantalón del mismo género, oxford. Pero la cara ya no está pintada de blanco como durante la gira anterior con la Rolling Thunder. No está el séquito de poetas, snobs y músicos que lo acompañaban. Está solo. El disco tiene cierta debilidad en las letras, pero siempre teniendo en cuenta que con la mierda de Dylan se hace combustible. Empezar un disco gritando: Sixteen years/sixteen years, como escuché una vez que una mujer en un patio le gritaba a su marido el tiempo que lo había aguantado, es muy bueno.
Los teólogos decretaron que el mundo fue creado para la Gloria de Dios y de ahí salió ese género literario llamado religión cuyo Ulises es la Biblia, el Corán, etc. Dylan tal vez está mirando hacia la esquina donde Jesús viene predicando, ya que después empezarán sus discos cristianos de coros, brillo y gospel.
Es 1978 y el seis de abril muere Emmett Groman en un vagón del metro, cerca de Coney Island, un gran amigo del músico al que le dedica Street Legal. También en esa época muere Elvis Presley y creo que eso afecta en el disco, ya que Dylan dijo que cuando se enteró estuvo una semana sin hablar.
Esto repercute en la idea de tocar con una gran banda, con vientos, como lo hacía Elvis en su última etapa. El baterista contratado “lo hacía como un policía”, según el ingeniero de sonido de esa época. Desde que la vi en una publicidad de la revista Pelo, siempre me impactó esta tapa. Tuve rulos, pero nunca pude conseguir unos lompas iguales.
Vamos, Bob, hay que salir a la calle, a veces estar adentro no es una muestra de solidaridad si no de egoísmo disfrazado de altruismo.