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Qué pasa en América Latina

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Protestas. Una multitud enfurecida recorre la ciudad de Quito. | afp

Desde hace más de diez días gran parte de E-cuador está paralizado por manifestaciones masivas y una huelga general como consecuencia de un levantamiento de diversas organizaciones sociales, entre otros motivos, incluso más complejos que incluyen enfrentamientos del gobierno con narcopolíticos.

Con las principales ciudades ecuatorianas sitiadas por el conflicto, el presidente Guillermo Lasso decretó el estado de excepción después de denunciar un intento de desestabilización tanto por parte de Leonidas Iza, el jefe de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) que viene protagonizando el alzamiento, como desde los sectores del ex mandatario Rafael Correa.

Y más allá de los mensajes cruzados entre el gobierno y los manifestantes, la situación social y política parece tensarse cada día más. Desde el correísmo amenazaron con iniciar un proceso destituyente contra el presidente Lasso, amparados por el artículo 130 de la Constitución ecuatoriana que permite remover al jefe de Estado en caso de crisis política y conmoción interna. En paralelo, desde los sectores del Conaie se negaron a dialogar con Lasso hasta que el presidente acceda a instaurar una asamblea popular en Casa de Gobierno y acepte cumplir un programa de diez puntos, entre los que se encuentra el re-quisito de congelar el precio de los combustibles y de los alimentos de primera necesidad. 

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Sin embargo, sabemos que esta situación no es inédita en la región. Protestas masivas, estallidos sociales, estados de excepción, represión e inestabilidad son algunos de los fenómenos que atraviesa Latinoamérica desde hace años de manera cada vez más frecuente. ¿Estamos frente a una tendencia regional? ¿Qué características tienen estos sucesos?

En primer lugar, lo que observamos es que las protestas sociales trascienden la lógica de izquierda-derecha. Solamente durante los últimos tres años presenciamos manifestaciones en Colombia durante la presidencia del derechista Iván Duque y en Chile durante la gestión de Piñera, pero también fuimos testigos de la emergencia de estallidos en Cuba bajo el mando de Díaz Canel y en el Perú de Pedro Castillo, entre otros. 

Y si bien la mayoría de estas crisis sociales, que después devienen en amenazas a la estabilidad, surgen por un nuevo impuesto o por el aumento del precio de un bien o servicio estratégico, éstas tienen un trasfondo socioeconómico mucho más profundo que incentiva a la población a desplazarse masivamente y transformar pequeñas crisis en protestas multitudinarias. 

La pandemia de covid afectó a todo el mundo, lo sabemos, pero fue particularmente perniciosa con nuestra región. 

De acuerdo con un informe publicado por Cepal (2022) América Latina atraviesa un período de desaceleración económica, un incremento de la inflación de dospuntos y una tasa promedio de pobreza que ronda el 33%, revirtiendo la tendencia a la baja que había mantenido hace 15 años. La pobreza extrema, incluso, afectará a más del 13% de la población. 

Y es inevitable que este deterioro en la calidad de vida se traduzca en una mayor insatisfacción con la clase política que circunstancialmente está a cargo de cada país. Un informe de la ONG Directorio Legislativo publicado en abril da cuenta que el nivel de aprobación de los presidentes latinoamericanos está en su nivel más bajo en años. De hecho, los tres mandatarios con peor evaluación son Pedro Castillo, Iván Duque y Alberto Fernandez. En dos de esos tres países las movilizaciones ciudadanas se han tomado el país en los últimos dos años. Por el contrario, el presidente mejor valorado es Andrés Manuel López O-brador de México pero solamente con un 56% de imagen positiva. 

Pero la baja aprobación de los presidentes no es el único problema político que atraviesa la región ya que los últimos estudios demuestran una insatisfacción con la democracia a nivel general. Y no es para menos: una investigación publicada por The Economist (2022) explica que el 98% de los latinoamericanos no vive en una democracia plena. Y esto se exterioriza en la percepción que los ciudadanos tienen con respecto a este sistema de gobierno y las posibilidades de mejorar su calidad de vida. El estudio El apoyo ciudadano a la democracia en América Latina de la fundación Konrad Adenauer difundido por Diálogo Político lo demuestra muy claramente: casi la mitad de los encuestados en veinte países de la región se declararon insatisfechos con la democracia. 

Lo que sucede en Ecuador claramente responde a las circunstancias coyunturales del país, pero también es la consecuencia de una realidad que trasciende sus fronteras y se extiende por toda la región.

*Licenciada en Ciencias Políticas (UCA). Investigadora del Centro de Estudios Internacionales (CEI-UCA). Docente de América Latina en la Política Internacional.