A fines de los años setenta, el psicólogo austríaco Paul Watzlawick se hacía una pregunta clave que parece aún hoy no tener una respuesta sencilla. La pregunta estaba en el título de su libro más famoso ¿Es real la realidad? Confusión, desinformación, comunicación, y desde su primera frase platea su tesis: "Lo que llamamos realidad es resultado de la comunicación". El texto, construido a través de ejercicios de investigación empírica, muestra la "capacidad" de los humanos de construir distintas versiones de la realidad, cada una de las cuales es percibida como la verdadera.
La invención de la realidad. Cuarenta años más tarde, con la nube mediática cubriendo la cabeza de la humanidad, se hace cada vez más difícil identificar y comparar las múltiples realidades en juego y las herramientas de cada una para constituirse como única. La cuestión radica, como planteaba Eliseo Verón, en la trasformación de las sociedades mediáticas en sociedades mediatizadas. En las primeras los medios de comunicación se constituían representando los hechos, (¿lo real?), mientras que en las segundas los medios crean relatos que son percibidos como reales, es decir son ahora productores de sentido. Sin embargo, lejos de la versión simplificada, los sentidos que se producen no pueden evitar vincularse con los sucesos del exterior, necesitan un contexto.
Esos nuevos sentidos producen climas de época y en ciertas instancias pueden instituirse como discursos políticos hegemónicos. Por ejemplo, el derrumbe de la economía hacia el final del gobierno de Raúl Alfonsín (particularmente la hiperinflación y los saqueos) habilitó a Carlos Menem a liquidar prácticamente todas las empresas públicas. Los memoriosos recordarán aquel programa televisivo de Bernardo Neustadt donde Menem era un asiduo concurrente a punto de olvidarse quién era el conductor y quién era el invitado. Se había creado una tipología nueva que daría que hablar: el periodismo militante. Pero el secreto no era la verdad que planteaban –con récord de audiencia–, sino su verosimilitud. Lo que allí se relataba, la nueva miseria de los pauperizados por la híper tenía un solo culpable: el estatismo argentino, y esta narrativa (por ejemplo, se explicaba la pérdida económica que traía el funcionamiento de los trenes) era creíble. Ese nuevo clima otorgó una legitimidad incluso para privatizar YPF que había sido sinónimo de soberanía nacional. Cabe señalar que Brasil está recorriendo un camino similar que avala la venta de empresas emblemáticas como Embraer, o Petrobras.
El sistema mediático no puede construir una realidad eficiente, es decir verosímil. Tampoco existe una sola versión de lo real que pueda establecer el sistema de medios, que también genera disputas de interpretaciones. No obstante, el monopolio creciente que lideran Google y Facebook con asociados locales en cada país que van en esa dirección.
Climas en lucha. Ahora sin esa materia prima de la antigua realidad –que se atestigua con vestigios como las estadísticas económicas–, el sistema mediático no puede construir una realidad eficiente, es decir verosímil. Tampoco existe una sola versión de lo real que pueda establecer el sistema de medios, que también genera disputas de interpretaciones. No obstante, el monopolio creciente que lideran Google y Facebook con asociados locales en cada país que van en esa dirección. Pero la resultante de los discursos involucrados sí puede generar un nuevo “clima de opinión”, y que puede llegado el caso dar a luz a un nuevo régimen político.
Cuando el clima se impone, se transforma en una verdad indiscutible aun por fuera de los intereses personales de los agentes que lo toman como propio, silenciando a los detractores bajo riesgo de sanción social. Pero el clima no se construye en forma automática, es una lucha para dotar a los sujetos de lo que Pierre Bourdieu llama "esquemas de percepción", es decir unos marcos de compresión donde la “realidad” se disecciona, selecciona y lo demás se descarta. Un ejemplo de esto se vio en una encuesta de 2017 en plena efervescencia electoral donde se preguntaba a los encuestados si habían visto obra pública realizada por el gobierno nacional en su barrio. La gran mayoría de los votantes del oficialismo respondieron afirmativamente, mientras que la mayoría de los votantes de candidatos opositores dijeron que no, con respuestas enfrentadas aun entre vecinos de barrio. ¿La ideología orientando la mirada?
Toda la discursividad producida por Cambiemos: "el mérito", "las cosas se deben pagar por su valor", "hay que realizar un sacrificio hoy para lograr los beneficios futuros", "hay que evitar los atajos", "hay que desterrar el populismo", etc. se estrella contra un cúmulo de arbitrariedades.
El gran problema de Cambiemos y en particular Mauricio Macri es que el clima de opinión que se comenzó a generar en la campaña electoral de 2015 –recordar la verosimilitud del personaje La Morsa creado por Jorge Lanata– sirvió para ganar elecciones, pero no logró convertirse en hegemónico. Toda la discursividad producida por Cambiemos: "el mérito", "las cosas se deben pagar por su valor", "hay que realizar un sacrificio hoy para lograr los beneficios futuros", "hay que evitar los atajos", "hay que desterrar el populismo", etc. se estrella contra un cúmulo de arbitrariedades, contradicciones y especialmente el derrumbe de las variables económicas. Si la ortodoxia monetaria produce una inflación astronómica, esta doctrina se torna irreal e inverosímil, comenzando a perder terreno frente a la otra discursividad, la que dice que "con lo nuestro" se vive mejor.
Tu nombre es crisis. En este marco, los expertos de la comunicación política del oficialismo tienen dificultades para reconstruir un candidato "creíble" en Mauricio Macri. Por ejemplo, su frase en la reunión de IDEA de este año autocalificándose como "el presidente más preocupado por la generación de empleo de toda la historia", quedó sin cámara de eco. Estos problemas explican en parte la crisis en la propia alianza y el surgimiento de algunas voces que proponen comenzar a transitar otro período, incluyendo la construcción de un candidato o candidata que recupere cierta épica peronista –con la incorporación de nuevos aliados–, y que se convierta en un Quijote contra nuevos molinos de viento, las mafias, el país, los grupos enquistados en el Estado, etc. En síntesis, elaborar una nueva realidad que no rompa en forma definitiva con la anterior, pero recobrando la mística de los globos amarillos perdida. No obstante, otros proponen radicalizar la senda promercado retomando el reformismo permanente prometido por el presidente tras el triunfo electoral de 2017. La agenda es conocida: el reflote de la reforma laboral con el desarme de las estructuras sindicales personificadas en Hugo Moyano, la liberalización del mercado exterior y la reducción de impuestos para que finalmente lleguen las inversiones extranjeras. Sostienen que más allá de todo se logró un objetivo estratégico: que los salarios argentinos en dólares sean los más bajos de la región.
*Sociólogo (@cfdeangelis)