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Revisitando el caso Di Nucci

En febrero de este año los jurados del certamen de novela La Nación/Sudamericana revocaron el fallo que premiaba al libro Bolivia construcciones, firmado por Bruno Morales –seudónimo de Sergio Di Nucci–, por considerar que plagiaba fragmentos de la novela Nada de la escritora catalana Carmen Laforet.

Tomas150
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En febrero de este año los jurados del certamen de novela La Nación/Sudamericana revocaron el fallo que premiaba al libro Bolivia construcciones, firmado por Bruno Morales –seudónimo de Sergio Di Nucci–, por considerar que plagiaba fragmentos de la novela Nada de la escritora catalana Carmen Laforet. Luego de la decisión, el escándalo estuvo asegurado: pocos fueron los que evitaron pronunciarse en un caso que, lamentablemente, acercó a la literatura a las páginas policiales de los diarios.
Entre los argumentos en defensa de Di Nucci, se inscribió la llamada “Carta de Puán”, que se ponía del lado de la libre utilización de recursos formales como la intertextualidad –la literatura como el terreno de la libertad absoluta. Daniel Link, en su blog, intervino a su manera: “¿Que la literatura no puede ni debe ser eso? ¿Quién lo dice? ¿En qué se fundamenta? Y si los argumentos se desarrollaran con todo el rigor que merece, y dado que la literatura está hecha de frases (y no de cosas que pasan), ¿no habría que condenar, también, toda sintaxis copiada, robada, transferida de un texto a otro? Es claro que hay dos posiciones básicas: quienes defienden la legitimidad de las categorías jurídicas del capitalismo en relación con la literatura y quienes se abstienen de esa defensa. Todo lo demás es una consecuencia de eso”. Del otro lado se ubicó un buen número de indignados que consideraron el acto de Di Nucci como, llanamente, un robo. El escritor Gustavo Nielsen llegó a escribir: “Di Nucci es un vulgar ladrón. Un plagiario. No queremos a este imbécil en la literatura argentina”. Y hasta César Aira tuvo algo para decir: “Ahora todos se agarran de esta cosa de la intertextualidad. Pero yo propondría un pacto de caballeros: toda la intertextualidad que quieran, pero siempre que no haya plata de por medio. Entonces se podrían hacer todos esos ejercicios de apropiación sin que nadie sospeche”.
Pero cuando, con el correr de los meses, los ánimos parecieron aquietarse, la sensación que dejó la discusión fue que el tema no había sido agotado. Ahora, la revista Otra parte –que dirigen Graciela Speranza y Marcelo Cohen– le dedican a la controversia su último número, donde la propia Speranza vuelve sobre el tema y Patricio Lennard entrevista, por primera vez, al autor de Bolivia construcciones –libro que, dicho sea de paso, al día de hoy no ha sido retirado del mercado. Speranza remarca, al comienzo de su artículo, el gesto literario-político de Di Nucci: donar los 60 mil pesos del premio a la ONG boliviana Asociación Deportiva del Altiplano. “La estrategia de Di Nucci dejó desde el vamos a detractores y defensores girando en falso: si el ganador del premio era Bruno Morales y el dinero había sido donado, ¿de qué robo se lo defendía o acusaba?”.
Speranza recurre a la rica tradición del arte contemporáneo –a la llamada “cultura del uso”– para intentar ver un poco más allá de las reacciones espasmódicas del campo cultural: “Di Nucci se apropió de textos ajenos con la convicción de que es posible reprocesar obras existentes, usando los mismos textos para otros fines, en un acto de micropiratería calculada. En sintonía con el arte del concepto y la post producción, el plan se impone a la realización, y el marco al centro literal de la obra”.
En la entrevista a Di Nucci, el autor redobla la apuesta: “No hay pasaje alguno –en el extremo, oración alguna– sin alusiones.”. Y afirma: “En el interior de Bolivia construcciones, el uso de Nada es explícito, y las señales e indicios de este uso están distribuidos por todo el texto”. “Se abre aquí una discusión alternativa sobre Bolivia construcciones y otros experimentos de la narrativa actual”, escribe Speranza. Tal vez, pasados los primeros fragores del escándalo, ese momento haya llegado.