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riesgos

Sabor a nada

16_01_2022_logoideas_perfilcordoba
. | Cedoc Perfil

Gracias a la inflación, sabemos que a veces conviene ir por segundas marcas, más baratas, pero con ingredientes parecidos a los de las primeras.

Quizás por su estrecha vinculación con la cultura del consumo, el sistema por el cual se venden dos cosas casi iguales como si fueran muy diferentes también es aplicable al terreno de la comunicación. Desde que la cancelación empezó a juzgarse negativamente, incluso por quienes la ejercieron sin avergonzarse, vientos de aparente cambio soplan en la opinología. Compuesta por periodistas, académicos, tuiteros e influencers, una segunda marca –que no se blanquea como amiga de la censura– limpia lo que se haya colado entre las rendijas de la agenda de la primera. Su tono no es el admonitorio o amenazante de los otros, sino aquel chacotón donde las órdenes son más sugeridas que impartidas. Una cancelación disfrazada de inteligencia, copada y friendly, que advierte sobre “la gente” que no debería ser escuchada por “rancia” o “bizarra”, los planteos que no deberían hacerse por “peligrosos”, los temas que no deberían ser tratados por “atrasados” u “ofensivos”. 

La percudida alfombra de esta cancelación subrepticia es amplia, y todo cabe debajo. Sus gestores pueden venderse a sí mismos como provenientes del “campo popular” y golpearse un pecho que suena más bien a hueco, o del universitario donde parecen incrementarse las ironías con sabor a nada que atraen a una troupe incapaz de producir un texto. Todos, por supuesto, corren el riesgo de terminar asfixiándose al aspirar el humo que emana de sus propias palabras.

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