Con diez días sin clases en la mayor provincia de nuestro país, hace, literalmente, hervir la sangre conocer los números del presupuesto oficial de propaganda. Hay que llamarlo propaganda, no publicidad: la palabra publicidad es en este caso una mentira, puesto que publicidad es la legítima promoción de actividades comerciales. El Gobierno hace propaganda, no publicidad. Las cifras del presupuesto de propaganda del Estado son obscenas y procaces si simultáneamente se alega que no hay dinero para aumentar salarios a los docentes, al menos no lo que ellos piden. El reclamo salarial docente no tiene legitimidad total y absoluta, soy crítico de muchas de sus exigencias, pero para poner estas palabras en contexto, tómese nota de lo siguiente.
Con mucho retraso, y en medio de un verdadero galimatías de números difíciles de comprender, (pero hay buen periodismo que se dedica a eso), se han conocido los resultados del presupuesto de propaganda del Estado que abarcan el segundo semestre de 2012 y el primer semestre de 2013. Lo han divulgado con gran demora y con muchísima y deliberada confusión, para que nadie entienda.
En el caso del principal “cliente” del Estado, el grupo Garfunkel-Szpolski, son ocho las empresas en que se fragmenta para ocultar el monto total que han cobrado en esos doce meses un total de $ 144. 953.341, casi 145 millones de pesos en un año. Lo sigue el Canal 9, cuya propietario verdadero sigue siendo un misterio, que ha facturado $ 89.100.000, seguido en tercer lugar por, Telefé, propiedad de Telefónica de España, con $ 66.500.000. En el cuarto lugar de los favorecidos, está el grupo Jose Luis Manzano/Daniel Vila que también factura a través de diversos sellos (América TV, Supercanal, diario La Capital, etc.), $ 62.200.000, escoltado por Página /12, con $ 46.300.000, que no debe vender un promedio superior a los 12.000 ejemplares por día. En sexto lugar viene Diario Popular, el tercer diario de más venta en la Argentina, con $ 28.100.000, seguido por Ámbito Financiero, con $ 28 millones. El grupo multimedia que Cristóbal López le compró a Daniel Hadad, se llevó $ 25.200.000; en noveno lugar aparece Marcelo Tinelli, con $ 17.100.000, y en décimo lugar del “top ten” de la propaganda del Gobierno, aparece el Grupo Crónica, con $ 15 millones.
Para una mirada comparativa de la barbaridad que implican estas cifras, mientras que el grupo Garfunkel-Szpolski facturó al Gobierno $ 145 millones, al Grupo Clarín, que edita el diario del mismo nombre, es propietario de Radio Mitre, Canal 13, Todo Noticias y una serie importante de señales, además del diario de La Razón, se le entregó $ 2.300.000 (¡63 veces menos!), a La Nación (el segundo diario de mas venta en el país), $ 2 millones, y a Editorial Perfil $ 1.700.000. De modo que a los tres medios independientes del poder político del Estado, les dieron migajas del festival político oficial.
Este “top ten” no agota el listado de los favorecidos: Telecentro (Alberto Pierri), Raul Moneta, Florencio Aldrey Iglesias, Televisa-Atlántida y Rudy Ulloa recibieron un promedio de entre $ 10 y 15 millones cada uno. La empresa publicitaria de los hijos de Juan Carlos Dante Gullo, Pinta Baires, recibió $ 5.900.000 pesos del Estado, el grupo de medios montado por el jefe del sindicato de porteros; Víctor Santa María, se llevó $ 5.700.000, a Radio del Plata (de la firma Electroingeniería, amiga del Gobierno), se quedó con $ 5.800.00, para Mauro Viale hubo $ 3.100.000 pesos y para Roberto Navarro, que produce programas oficialistas por cuenta propia, hubo $ 2.800.000.
En resumen, los tres principales beneficiarios son el grupo Garfunkel-Szpolski (Tiempo Argentino, El Argentino CN23, Radio América), con $ 145 millones, Remigio González, aparente titular de la concesión de Canal 9 y que también maneja la FM Aspen y otras señales, más de $ 89 millones, y Telefé, con sus nueve canales de televisión abierta en todo el país, propiedad de la empresa española Telefónica de Argentina. Hasta acá los números.
Esta información aparece este martes 18 de marzo en un informe serio y muy sólido de La Nación, en una nota firmada por José Crettaz, especialista en el tema. ¿Cómo se lee e interpreta este descomunal despilfarro de fondos públicos, en un país cuya sociedad padece de necesidades básicas insatisfechas? ¿Cuál es el criterio y el procedimiento con que el Gobierno dispone de fondos del Estado con una arbitrariedad tan absoluta que desconoce los más elementales criterios de proporcionalidad? Ese criterio sería, en el la radio y la TV, el rating, y en los diarios la circulación certificada.
Lo que el Gobierno hace no obedece a ningún criterio técnico, profesional, ni comercial: es puramente político. Alguna vez acuñó Roberto Lavagna la frase “capitalismo de amigos”. Acá podríamos hablar de un gobierno amigo de sus medios propios, a los que ha favorecido incansablemente, y que -sin embargo- nunca han conseguido tener rating ni circulación considerables. Los medios favorecidos por el presupuesto de propaganda del Estado, como lo demuestran su bajo rating y corto alcance, son los que menos sigue la gente; no son los diarios más leídos, ni las radios más escuchadas, ni los canales de televisión más vistos.
Estamos en presencia de dos fenómenos muy gruesos: un despilfarro de fondos del Estado, que de cara al 2015 debería ameritar que el próximo gobierno encare de manera diferente la presencia del Estado en los medios, eliminando el contenido político de la propaganda oficial, manejándose con racionalidad, proporcionalidad y razonabilidad profesional, que aquí brillan por su ausencia. Diez grupos económicos para-estatales se llevan prácticamente la mitad del gasto oficial en propaganda. ¿Éste es el país en serio del que habla esta gente desde que llegó al poder?
(*) Emitido por Pepe Eliaschev para Radio Mitre.