Como ya no hay duda ingresamos al tercer año recesivo, con una inflación proyectada por sobre el 40% anual e ingresos familiares que nadie estima crecerán más del 30% promedio.
Se trata de una crisis muy profunda, que en el corto y mediano plazo no muestra ningún horizonte de mejoría.
En este contexto, preocupa que el ritmo de la crisis sea más intenso que el que se tiene previsto institucionalmente para resolver la transición hacia otro formato de gobierno y muy probablemente de régimen.
Parafraseando al otrora “tirano depuesto”, es evidente que la crisis social va por el ascensor y el calendario electoral por la escalera.
Los recursos del Gobierno están agotándose y solo atina a provocar efectos de marketing simulando discursos eufóricos del Presidente y sus salieris, aterciopelados controles de precios, descubriendo “la ruta del ternero de Samid” y haciendo trampas institucionales, como el reciente decretazo que prohíbe las colectoras con las cuales, por ejemplo, el emperador Morales accedió a su trono en Jujuy.
Aunque el Gobierno intente, con recursos publicitarios y trucos desplazar los efectos sociales y productivos contundentes de la crisis, ya no lo puede conseguir. No hay chamuyo que dure cuatro años ni sociedad que lo resista.
La saga de elecciones provinciales lo mostró. En ninguna la marca Cambiemos logró superar el tercer lugar y ser “algo” competitiva. En todas se impusieron partidos opositores de impronta provincial o peronista. Es que la caída de imagen e intención de voto de voto de Macri es vertical y un collar de sandías (melones ya es poco) para sus candidatos locales. Sin embargo, aún muy deteriorado, Macri es el dirigente de mayor volumen electoral y centralidad en Cambiemos, y el único capaz de enfrentar un escenario electoral muy complicado para el oficialismo.
Por otra parte, la retórica del “techo” de Cristina Kirchner, ya se observa como lo que fue: una módica construcción retórica del oficialismo para instalar la existencia de límites infranqueables al despliegue electoral de la figura de la ex presidenta.
Nada de esto sucede en realidad y Cristina Kirchner está cerca de 40 puntos de intención de voto y le falta desplegar. Ni siquiera oficializó su candidatura. ¿Lo hará?
Atentos a la estricta racionalidad electoral, no hay ninguna posibilidad de reemplazo a un liderazgo como el de Cristina Kirchner, puesto que un segmento importante de su electorado tiene con ella un lazo afectivo insustituible e intransferible a otros. Candidatos muletos que, para colmo, mantienen altos niveles de desconocimiento y una relación muy desfavorable –promedio de 5 a 1– en volumen electoral respecto a la ex presidenta.
La figura de Cristina Kirchner hace una gran diferencia electoral respecto a cualquier otro liderazgo, aún de opositores Dolce & Gabbana, como Roberto Lavagna, cuya intención de voto gira en torno al 10% y está constituida centralmente por electores que acompañaron a Cambiemos en las elecciones de los años 2015 y en menor medida 2017.
En esta perspectiva de análisis, con las postulaciones de Massa, Pichetto o Lavagna, lo que se logra es disminuir el volumen electoral de Macri en primera vuelta y esa merma suele ser decisiva a la hora de enfrentar un ballotage. A más diferencia en primera ronda entre minorías, menos chances de “darlo vuelta”.
Sobre la Provincia de Buenos Aires, distrito que concentra el 38% del padrón de electores, hay que decir que la gobernadora Vidal llegó al poder con Macri y permanecerá ahí, si al Presidente le va bien. No hay ninguna chance de que tenga autonomía con respecto de la suerte de su padre, tutor o encargado.
La situación de Mariú es crítica. En la tercera sección electoral bonaerense por caso, la más poblada del distrito, Cristina Kirchner está en promedio sobre el 55% de intención de voto a 25 puntos de Macri, por lo que la Provincia de Buenos Aires puede ser el motor de un triunfo nacional ya en primera vuelta de la ex presidenta, y mucho más contundente en la disputa por la gobernación donde el arrastre nacional es pleno y no hay segunda vuelta.
En fin, ahora resulta que también está muy complicada la buenaza de Heidi, estimados lectores de PERFIL.
*Director de Consultora Equis.