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'Stand by me'

Las estrofas de Quédate conmigo sintetizan el mensaje de Alberto F y Guzmán para el FMI.

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“When the night has come...” Alberto Fernández. | Pablo Temes

Se decía que el fastidio del Presidente con su ministro del Interior era total y no tenía vuelta atrás. Pero se volvieron a ver las caras y lo dejaron trascender, aunque eso no necesariamente signifique concordia, sino simplemente una tregua. ¿Habrá sido esa reunión un encuentro entre los dos precandidatos del Frente de Todos para 2023? Quizá el Presidente le haya entonado a Wado el tema musical Stand by me. Quédate conmigo.

Por lo pronto, el juego fue, es y seguirá siendo oscilante hasta el final de este mandato de Alberto. Máximo renunció a su jefatura de bloque, pero sigue siendo presidente del PJ bonaerense. Cristina sigue en silencio, pero cada tanto un alfil suyo hace declaraciones inquietantes sobre el acuerdo con el FMI. Alberto quería que el entendimiento arrancara por el Senado, pero la jefa le hizo “oleee” y ahora entra por Diputados. Y Wado empezó a recorrer el país con dos ministros albertistas: Kato (Katopodis) y Juanchi (Zabaleta). Posdata: Volnovich también volvió y Berni se fue (del kirchnerismo, no del cargo).

¿Qué significa todo esto? Pablo Gerchunoff cuenta en el libro La Moneda en el Aire que la frase más memorable que escuchó de boca de Fernando de la Rúa fue antes de asumir como Presidente: “Hay que mantener la ambigüedad hasta que se torne insoportable”. Nada es claro deliberadamente, así el adversario no sabe a qué atenerse, pierde tiempo y energía reaccionando a acciones contradictorias. Por lo tanto, nunca podría estar seguro de nada: Sun Tzú clásico. El problema de eso es que en la conferencia de magos todos se conocen los trucos básicos. Por consiguiente, solos los ilusionistas excelsos sacan ventaja.

La relación ente los Fernández está demasiado dañada para que ninguno de los dos se confunda fácilmente, aunque no pueden dejar de jugar al truco por una simple cuestión de oficio y de reacción intuitiva. Nada es imposible en política dado que la necesidad y la oportunidad mandan. Ya se arreglaron después de ser enemigos mortales… hasta Alberto fue a tribunales esta semana a declarar a favor de la jefa. Nunca se sabe.

Sin embargo, Cristina dejó trascender que no es que ella no quiera el acuerdo con el Fondo, sino que es incumplible y que en pocos meses habrá que renegociar de vuelta. Entonces, reflexiona: ¿para qué firmar algo que no se puede cumplir?, ¿quién es más racional: el que firma ahora por la desesperación del vencimiento, o el realista que espera para reformular todo en otros términos?, ¿sirve ganar tiempo, o es que el Presidente solo quiere mostrar un trofeo frente a ella, el peronismo, los mercados y la oposición? Vale decir que en asuntos de estrategia política y de gestión, a veces ganar tiempo es lo único que se puede hacer, ya sea porque no surge ninguna idea genial, porque se espera a aprovechar una coyuntura propicia para dar la estocada necesaria, o simplemente porque se confía en la divina providencia. Alberto podría reflexionar: “Macri también debió pedir un waiver al FMI, si todo el mundo sabía que su acuerdo también era muy difícil de cumplir”. El acuerdo que se está terminando de negociar comenzaría a tener vigencia faltando 19 meses para que concluya el mandato presidencial. Curiosamente casi el mismo tiempo que le faltaba a Macri para concluir su período. Se ve que hay una maldición.

Más allá de la estrategia permanente de la ambigüedad, suceden cosas que no lo son tanto. Listemos: se acelera el crawling peg, el BCRA sube la tasa de interés, YPF subió los precios de los combustibles, pese a la escasez de reservas el dólar blue se mantiene estable desde que comenzó febrero (con las importaciones paradas, claro), mientras se va perfilando un menor nivel de emisión monetaria. Es una gota en el océano, ya que el consenso del mercado auspiciaba un febrero muy difícil. Todavía queda una semana para terminar el mes y un mes para que empiece “el trimestre de oro”, de modo que todo está atado con alfileres.  

La principal oposición ya dio todo lo que podía dar hasta acá: un mensaje de buena onda y moderación, y luego mutis por el foro. Depusieron las actitudes más intransigentes, darán quorum sin votar a favor probablemente. Ahora el problema es del Presidente. Como dice un loable dirigente político argentino: “No me invitaron al cumpleaños y ahora me quieren invitar al entierro…”. No pondrán palos en la rueda, pero tampoco van a compartir costos. No por nada tanto Alberto como Guzmán evitaron mencionar explícitamente al gobierno de Macri aquel 28 de enero. En situación de debilidad, algo es algo. Pero no alcanza con cantar Stand by me.

Alberto y su ministro de Economía siguen pensando que con un “sana sana” pueden calmar las iras del Instituto Patria. Por eso Guzmán pulseó con Pesce por el nivel de  incremento de la tasas de interés, para no irritar al “monstruo”. El Presidente, por su parte, anda ensayando gags de satisfacción simbólica como las declaraciones frente a Putin. Hasta acá esa estrategia luce inefectiva: hace mucho que Cristina y Máximo le picaron el boleto a los dos. Tampoco alcanza con Stand by me.

Pues todo parece indicar que estamos yendo a un nuevo stand by con el FMI. Un término demasiado conocido para la economía argentina. Una parte de la biblioteca cree que sin un gran ajuste (“sin anestesia”?) nada de esto tiene sentido, que es pan para hoy, hambre para mañana. Cristina curiosamente cree lo mismo, pero piensa que la fiesta la debe pagar el capital concentrado y los que le dieron el préstamo a la administración Macri. En ese marco el Presidente y el joven maravilla buscan una diagonal difícil de visualizar. Pagar costos nunca es agradable. Pero pagar costos sin obtener beneficios es el peor de los mundos. Eso es lo que está pasando hasta acá.   

Para Alberto y Guzmán perfectamente encajan las estrofas de Stand by me –el famoso tema de Ben E. King–, pero dedicadas al FMI: “No, I wont be afraid… Just as long as you stand… Stand by me”. Quédate conmigo Fondo Monetario.

 

*Consultor político. Ex presidente de AsACoP.