Atado a la ya –afortunadamente– arraigada tradición democrática de inaugurar las sesiones ordinarias con un discurso en el Congreso el 1º de marzo, nuestro presidente le habló a la nación (y al mundo). Fuera de discutir si cumplió –o no– con los requisitos del género discurso de inauguración de las sesiones, que (como todos los géneros) anima ciertas expectativas –lo digo porque el programa de propuestas para el año parlamentario, usual en este tipo de exposiciones, casi brilló por su ausencia–, el ingeniero Macri dejó en claro que está abierta la campaña.
La campaña había sido abierta, sin embargo, apenas unos días antes por una vecina del barrio Villa Botte de Escobar, Patricia “Pato” Erazo, sorprendida por la gobernadora María Eugenia Vidal. La vimos –ya la habíamos visto en otros videos, pero de eso no voy a hablar– en una historia editada subida a la cuenta de Instagram de Vidal. No sospechamos, en ese momento, que ella nos anticipaba el discurso del 1º de marzo del Presidente. ¿Por qué lo afirmo?
Porque algunos de los momentos más destacables de este discurso de apertura de las sesiones –cuyo contenido, claro está, bien podría ser analizado aquí desde otra perspectiva– se emparientan de manera ostensible con las palabras más sencillas (aunque no tanto) que usa Patricia cuando se dirige a la gobernadora en el video. Me propongo demostrarlo brevemente.
En el video, de algo más de un minuto, la vecina le confiesa a Vidal: “Hace cuatro años que yo vivo en un país que es realista. Ahora sí que puedo decir que hace cuatro años que vivo de la realidad, que me están diciendo la verdad”. Y es eso lo que repite el discurso del Presidente: “Ya no aceptamos que nos mientan, que nos oculten datos relevantes. Ya no creemos en las soluciones mágicas, porque sabemos que las transformaciones profundas llevan tiempo… Hoy hay un equipo que dice la verdad”.
En otro fragmento del video se queja Erazo: “Creo ciegamente en ustedes. Y mire que no tengo laburo. Todos los días me levanto y me quejo y que mis hijos salen a buscar laburo y no tienen. Pero ustedes lo van a lograr”. El discurso del Presidente retoma esa misma idea: “Muchos van a pensar ‘pero yo estoy peor que hace unos años’ o ‘todo me cuesta más’… Pero también les quiero decir que lo que estamos logrando los argentinos es enorme”.
Y hasta se anima Erazo a hacerle recomendaciones a la gobernadora: “Al pobre denle convicciones, denle un fundamento. Díganle ‘Va a pasar esto, esto y esto, pero ¿sabés qué?, al final del camino vas a ver que tus hijos, tus nietos, van a estar mejor de lo que vos estuviste’”. Recomendaciones que el discurso del Presidente pone en práctica. Por ejemplo: “Estamos creando las condiciones para crecer en energía. Nos hicieron creer que la energía no valía nada y, si seguíamos así, el que no tenía gas ni conexión a electricidad jamás la iba a tener… Y después de un proceso de cambio cultural estamos entendiendo que la energía vale” (“y cuesta cara”, oímos todos en nuestro interior).
Cambiando el “pobres” del video por “argentinos” y el tono tranquilo de Patricia por la exaltación (poco frecuente) del ingeniero, se podría decir que el discurso fue una especie de expansión considerable (duró una hora) de las palabras de Erazo. O, dicho de otro modo, que la vecina de Villa Botte le dio letra al Presidente para su discurso de inauguración de las sesiones ordinarias 2019.
Debo hacer notar, con todo, que el final del discurso en el Congreso es un Macri auténtico. Sin ninguna duda. Y es que, si se admite que el año de las elecciones presidenciales es algo así como el año del Mundial de la política nacional, nuestro presidente no pudo contener su verba futbolera. Con la misma pasión que lucía en la Bombonera cuando era presidente de Boca, pero esta vez en la Cámara, Mauricio Macri cerró su discurso con un más que enfático “¡Vamos, Argentina!”. Igual, creo que le faltó el “todavía”.
*Directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés.
