Es un viento fresco el que se siente con intensidad cuando la presión de sectores históricamente marginados, sometidos, postergados, discriminados en las sociedades de todo el mundo contribuye a correr –poco o mucho– el velo que pretende ocultarlos o mantenerlos en esa situación, y obliga a aflojar o soltar la cuerda que tiene al poder en el otro extremo.
Es lo que venimos viendo desde no hace tanto tiempo en las calles, algunos medios, en ciertos actores políticos y sociales, en relación con los cambios que se van dando (más lentos que veloces) en cuanto al protagonismo de la mujer y su creciente influencia en el mundo. Salvo, claro, en comunidades que mantienen el estado de sojuzgamiento y dominio sobre sus libertades. Las manifestaciones que vistieron de violeta y verde las grandes ciudades –Buenos Aires y otras de la Argentina, entre ellas– mostraron que algo nuevo, distinto y fresco está cambiando algunos paradigmas que hasta ayer se daban por eternos.
Sin embargo, esa demanda de mayor equidad entre hombres y mujeres presenta, aún, notables desequilibrios en algunos sectores de influencia, entre ellos los medios de comunicación, los diarios, canales de televisión, radios y portales de noticias.
En un atículo de Carolina Rubini, investigadora del ICEP-UNQ, en el periódico Letra P (letrap.com.ar) se brinda un pormenorizado informe según el cual la presencia femenina en medios argentinos es de 27%, diez puntos menos que el promedio mundial, según datos del Proyecto de Monitoreo Global de Medios.
Es tiempo de mirar hacia adentro y –como este ombudsman lo ha hecho en años anteriores– revisar qué pasa en PERFIL con el tema. No por una mera búsqueda estadística sino como una forma de mostrar a los lectores cuánto se hace puertas adentro para equilibrar las voces masculinas y femeninas en este diario.
Aunque es claro que la composición interna de la redacción ha tendido en los últimos años a mejorar el porcentaje de mujeres periodistas, todavía parece lejano el punto de equilibrio.
uEn el staff de este medio, los números siguen favoreciendo la presencia masculina: de las tres autoridades de la redacción, dos son hombres y la tercera en jerarquía, mujer; los editores jefes son cuatro, tres de ellos hombres; tres de los cinco editores y cuatro de los siete subeditores son varones. La tendencia ha mejorado en cuanto a proporcionalidad.
uUna recorrida por las páginas de las ediciones del domingo 4 y de ayer, en cambio, presenta claro desequilibrio: el domingo 4, fueron 24 los hombres y 13 las mujeres que firmaron artículos informativos en el cuerpo principal y los suplementos; esa brecha se profundiza al revisar las autorías de columnas de opinión, panoramas y editoriales: 25 firmas masculinas y sólo cuatro femeninas. Ayer, fueron 28 los hombres y 14 las mujeres con autoría sobre espacios informativos. La desproporción en columnas de opinión y panoramas es aún más abismal: 15 hombres y tres mujeres.
En una entrevista de 2015, el jefe de redacción emérito de Bloomberg News, Matt Winkler, comentó los buenos resultados de una iniciativa que tuvo cuando era jefe de redacción efectivo de ese complejo noticioso. “La estrategia pedía que se incluyera, como política, la voz de una mujer en cada nota –explica el artículo–; permitió la flexibilización de las horas de trabajo para madres y padres; estableció para cada año metas específicas para aumentar la cantidad de mujeres como líderes de equipo en la sala de redacción (lo que en apenas cuatro años duplicó el número) y creó un sistema de mentorías”. Según Winkler, fue una estrategia con sentido comercial, que le ha dado (a Bloomberg) una ventaja frente a la competencia, incluso con grandes primicias. Fue muy simple su explicación cuando se le preguntó el porqué de la iniciativa: “Me di cuenta de que nuestras notas profesionalmente adolecían de un equilibrio de género en las fuentes cualitativas. Había una preponderancia de hombres en las voces citadas, y esa percepción me perturbaba”.
Transformó lo incómodo en exitoso.
Respuesta. El envío del señor Aldo Rizzi (ver Cartas de los lectores a PERFIL) fue derivado a la subeditora de Política, mencionada críticamente en ese texto. Emilia Delfino respondió: “No sé qué contestar, más que decir: lea la nota. Ahí está explicada la novedad. O lea los principales diarios de Brasil. Ahí está la novedad. O lea el documento completo de la Policía Federal de San Pablo sobre la Operación Descarte, que es en sí mismo la novedad. Se publicó completo en Perfil.com para que los lectores vean por sí mismos los datos nuevos que sacó a la luz la investigación brasileña. Escribo para lectores que buscan saber la verdad, más allá de lo que el poder quiere que sepan”.