“Esto es como el doping positivo de Diego Maradona en el Mundial ’94 o cuando un día nos levantamos y nos enteramos de que ‘el Negro’ Olmedo se había caído de un balcón. De repente el mundo quedó en stand by. Aquí no se habla de otra cosa que de la ida de Lionel Messi. Nos hemos vuelto monotemáticos y hasta pareciera que hay menos gente en la calle”.
La descripción pertenece a Alejandro Borgarello, un cordobés que lleva dos décadas en Catalunya y que, al igual que muchos otros argentinos que rehicieron su vida en España, se reconoce como “hincha del Barcelona” a partir de la fuerte identificación entre “la Pulga” y el club azulgrana.
FANAS DEL BARSA. Alejandro Borgarello y su hijo Juan Cruz, con una bandera que lo dice todo.
“Messi generó en el Barsa esa mentalidad de ser el mejor del mundo. Siendo compatriota de ‘Leo’ es inevitable hacerte hincha del equipo y sentirte, aunque sea un poquito, parte de todo eso. Esa sensación no existe en Argentina, donde el fracaso siempre está en el horizonte. Y es algo que no tiene precio”, dice Alejandro a 10 mil kilómetros de distancia.
“El hincha del Barcelona siempre tuvo la melancolía de un futuro sin Messi, pero también la convicción de que ´Leo’ sólo iba a jugar acá. Hoy se da cuenta de que aquella sensación de ser el mejor del mundo la va a tener otro y que a partir de ahora su club deberá empezar a preocuparse por jugar al fútbol y por ganar un campeonato”, añade Borgarello.
Código de amistad
“Acá están todos como locos con el asunto de Messi”, asegura Damián Porcel de Peralta, ex futbolista de Belgrano y Racing de Nueva Italia que desde hace 20 años vive en Blanes, ciudad ubicada a 60 kilómetros de la capital de Catalunya.
“El ambiente está realmente alborotado. La broma de los últimos días es que Quim Torra, el presidente de la Comunidad, tendría que decretar un confinamiento para que `Leo’ no se marche. Como inmigrante me chocan un poco los comentarios que señalan a Messi como un desagradecido. Él también le dio mucho al club”, puntualiza.
ENCUENTRO CERCANO. Damián Porcel junto a “la Pulga”, cuando el astro argentino todavía era una promesa.
“Era sabido que esto iba a suceder. Ni bien se fue Suárez, les dije a mis amigos ‘Messi también se va’. No sé cómo lo ven en Argentina, pero estos tíos son carne y uña, como hermanos, y creo que más allá de un asunto de dinero termina predominando un código de amistad”, cuenta el cordobés.
Porcel de Peralta sostiene que la partida de Messi representará un impacto en todo sentido para Barcelona: “No es sólo una cuestión deportiva. Leo genera muchas cosas: vive aquí, invierte aquí, y es un atractivo más para un lugar que prácticamente vive del turismo”.
Triste, sorpresivo y ¿final?
“La noticia me llegó a través de grupos de amigos y por redes sociales y al principio pensé que era mentira. Después se hizo más fuerte y la verdad es que hoy en la calle se habla muchísimo de eso”, cuenta Graciana Vivanco, que es diseñadora de indumentaria y está radicada en la Ciudad Condal.
CORDOBESA EN BARCELONA. “Acá la percepción generalizada es que se vino abajo todo”, cuenta Graciana Vivanco.
“Aún no tuve tiempo de hablar del tema con mi papá, ya que siempre le pido su opinión sobre cuestiones del deporte y quería preguntarle a si él cree que Messi se va a ir o se va a quedar. No es que yo no tenga ni idea de fútbol, pero la verdad es que esta novedad me agarró totalmente desprevenida, aprovechando unos días de descanso”, añade la cordobesa, que es hija de los periodistas Enrique Vivanco y Rebeca Bortoletto.
“Acá la percepción generalizada es que se vino abajo todo, porque la ciudad de Barcelona vive bastante de Messi y del fútbol. Fue una noticia que movilizó mucho, un poco triste. Por lo poco que pude ver, leer y escuchar, realmente se trató de una sorpresa”, concluye Graciana.