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DESREGULACIÓN DE MILEI

Córdoba: un centenar de bibliotecas populares se verían afectadas por el proyecto de ley Ómnibus

Amalio Bertapelle, presidente de la Federación Bibliotecas Populares de Córdoba analiza el impacto en la provincia del proyecto de ley ómnibus que envió al Congreso el presidente de la Nación.

bp07-01-2024
RECONOCIMIENTO. “Las bibliotecas populares deben ser consideradas a la par de las escuelas, por su aporte en la alfabetización temprana”, afirma Bertapelle. | CEDOC

Entre las reformas que conforman la ‘Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos’ o ley Ómnibus, se incluye la quita del fondo especial que surge de un porcentaje de los premios de la Lotería Nacional que se destina a financiar a las bibliotecas populares de todo el país. Además, el proyecto dispone que se clasifique a las bibliotecas según la cantidad de obras que tienen, el movimiento diario de esas obras y las actividades culturales que desarrollen. Por otro lado, dependerán de los subsidios que el Congreso les otorgue, siempre y cuando puedan "acreditar la necesidad social de los servicios". 

Si bien el proyecto se debatirá a fines de mes, desde la Federación de Bibliotecas Populares de la Provincia (Febipo) advierten el riesgo de desfinanciamiento que implica. PERFIL CÓRDOBA dialogó con Amalio Bertapelle, presidente de la institución que nuclea unas 110 bibliotecas en todo el territorio cordobés. En toda la provincia hay 160 bibliotecas, entre populares y municipales, y las que más se ven afectadas son las que están dentro del registro de Conabip. 

La Conabip es el organismo madre que ‘protege’ a las bibliotecas populares. Tiene más de 150 años y nació junto con la creación de las bibliotecas populares durante la presidencia de Sarmiento. Tal como se establece por ley nacional, los fondos destinados exclusivamente a los subsidios provienen de un porcentaje de los impuestos a las loterías y juegos. No forman parte de un presupuesto del Estado nacional. 

–¿Cuál es la principal vía de financiamiento de las bibliotecas populares?
–Las bibliotecas populares son sostenidas por voluntarios. Las que pueden obtener personería jurídica acceden a subsidios de la provincia, de Conabip y Cultura de la Nación. Al ser asociaciones civiles se sostienen con el aporte de sus asociados, pero esto es irreal. La situación es crítica incluso desde antes de la pandemia, pero se acrecentó. Durante la pandemia, el aporte de Conabip fue determinante. Enviaron subsidios para adecuar los espacios para prevenir el Covid, protocolos de prevención, programas especiales para fomentar la lectura y preservación patrimonial, entre otros. 

–¿De qué manera impactan las medidas anunciadas en el proyecto de ley presentado?
–Esta medida suspende los subsidios, entendiendo que ese dinero pasaría al Estado nacional. Los que están en riesgo de desaparecer son los programas de aportes para gastos corrientes, los programas especiales para promoción de la lectura o la preservación patrimonial, como también para equipamiento tecnológico. Cabe aclarar que todos estos aportes deben ser debidamente rendidos, con facturas, declaraciones juradas, fotos. Si bien las bibliotecas populares también se sostienen con el aporte o la cuota que les cobran a los socios, la mayoría del ingreso proviene de programas de fomento a la lectura de los distintos órdenes del Estado, debido al rol que cumplen estos espacios en sus comunidades. Las bibliotecas de estos tiempos cambiaron el paradigma de que son lugares sólo de libros. Se transformaron en centros  culturales, de promoción de la lectura, de talleres literarios, clubes de lectores, talleres infantiles de teatro, ajedrez, baile, enseñanza de manualidades, participación comunitaria y asistencia e información al ciudadano y de llegar a las aulas de las escuelas con proyectos literarios. Son verdaderas entidades de la ‘economía social’. También son un soporte fundamental en la interacción, para promover y estimular la alfabetización temprana. Consideramos que un niño así como aprende a caminar y  hablar, también debe aprender a leer en su casa.

–¿Cuál es la ayuda que brindan la provincia o los municipios? ¿Hay posibilidades de que esos aportes mermen?
–En la provincia existe la ley 8016, que está desactualizada y no se cumple. Desde Febipo hemos tratado de actualizarla y que nos den participación, recobrando la Coprobip, que es una comisión intersectorial, con un representante de Cultura, de la federación, de los bibliotecarios y la biblioteca del maestro. Esto permitiría trabajar en conjunto en proyectos y programas. Cultura otorga un subsidio que en 2022 fue de $100.000 y que fue pagado en enero de 2023. De alrededor de 70 bibliotecas inscriptas, sólo lo recibieron aproximadamente 34. Esto sucede porque para cobrarlo, hay que estar al día con la gestión de la personería jurídica y es muy costoso pagar un balance. De manera que sin estos requisitos, no se accede a los subsidios. Se le planteó a las autoridades para que arbitren alguna medida para facilitar esta instancia, pero no tuvimos respuesta. Hay un programa positivo de la Legislatura provincial, que debe ser único en el país, de apoyo a los autores y editoriales cordobeses en el que entregan a las bibliotecas libros de aquí. La Municipalidad de Córdoba, desde el año pasado, brinda becas y subsidios. Es un gran apoyo y reconocimiento hacia el trabajo de los voluntarios de Córdoba Capital. Los municipios, salvo excepciones, tienen incorporada la cultura en el presupuesto municipal y lo consideran una cuestión de Estado. Hay muchas municipalidades que no apoyan a sus bibliotecas con nada. Otras brindan algún edificio reciclado, aportan los servicios y alguna persona, que realmente es una gran ayuda.