En el patio de Guadalupe Peralta hay mucho verde y a ella le encanta que así sea. Le permite trabajar tomando mates, viendo ese paisaje serrano que le regala Anisacate, mientras escucha de fondo el sonido de la naturaleza. La inspira.
Desde chica a ‘Lupe’ le gustó la vida natural, treparse a los árboles, hacer caminatas, ir a campamentos, jugar con los animales. De esa forma fue gestando en ella un camino que, cuando estaba finalizando el colegio secundario, tomó el rumbo que la llevó a este presente: se decidió por estudiar Ciencias Biológicas.
Hoy es científica e investigadora asistente en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de Conicet. Es licenciada en Ciencias Biológicas por la UNC y doctora en Ecología por la Universidad de Canterbury, de Nueva Zelanda. Recientemente, fue reconocida con una mención especial en el premio L’Oréal– Unesco por sus aportes relacionados con el estudio de la diversidad morfológica de las plantas.
Mientras dialoga con PERFIL CÓRDOBA, expone sus investigaciones con pasión y siempre con una sonrisa. Muestra emociones cuando habla de ecología y se disculpa si en algún momento utiliza muchos términos técnicos. “La mayoría de los biólogos no estamos entrenados para explicar las cosas de manera sencilla”, dice entre risas la cordobesa criada en barrio Argüello.
“Me interesa tratar de entender cómo funciona la naturaleza, cómo funciona este mundo natural en el que estamos inmersos y del que somos parte. Estudio las interacciones entre especies. Por ejemplo, en las visitas de las abejas polinizadoras a las flores me interesa entender por qué, a veces, una abeja visita una flor y otras veces decide no visitarla; tratar de entender por qué ocurren esas interacciones en el mundo natural”, relata.
Sus días son muy variados. Hay jornadas cuando realiza trabajo de campo y sale a recabar datos, observando por ejemplo polinizadores o visitando flores. En otros momentos está en el laboratorio identificando especies, trabajando con lupa. Otros días, gran parte de ellos, está frente a una computadora trabajando con programas estadísticos, modelos matemáticos, simulaciones y usando datos que también han recolectado otros investigadores en diferentes partes del mundo.
—¿Qué está estudiando hoy?
—El proyecto que tengo en estudio es la diversidad que existe dentro de las especies. Las especies están formadas por individuos que tienen muchas similitudes, pero tienen diferencias. Algunos son más chiquitos, otros son más grandes. Me interesa entender cómo esa diversidad, dentro de una misma especie, puede favorecer a esa especie o intervenir en los procesos ecológicos de los cuales participa.
“Una persona normal”. Ella busca entender por qué las especies interactúan. “Si logramos entender cómo, cuándo y por qué las especies interactúan, esto nos puede ayudar a comprender los cambios en la producción de alimentos”, explica la doctora, que nació en Córdoba el 31 de octubre de 1985. Cuenta que disfruta estar al aire libre, juntarse con amigos, leer novelas policiales y jugar al fútbol.
“Me gusta pasar tiempo con mi familia, porque después de tantos años lejos, viviendo en otro país (Nueva Zelanda), empezás a valorar más los vínculos afectivos... Los científicos somos personas normales”, aclara y lanza una sonrisa tímida, mientras mira de reojo el libro ‘Las que bajaron del cielo. Mujeres indígenas’, que recién termina de leer.
Cuando termina de dialogar con este medio, mientras acomoda la yerba del mate, cuenta sobre sus sueños y expresa ilusionada: “Me encantaría que las personas seamos más respetuosas, tanto entre nosotros como con el ambiente. No somos del todo conscientes de que dependemos de la naturaleza y de todo lo que nos rodea. Si lo destruimos nos afectamos a nosotros mismos. Mi anhelo es ver que aumente nuestra conciencia y el respeto por el mundo natural”.
“El tipo de ciencia volcado a la ecología no es muy visibilizado. Se debería visibilizar más para estimular a las futuras generaciones de científicos y científicas”.
- EL VALOR DEL RECONOCIMIENTO
- La investigadora cordobesa es constantemente invitada a dictar seminarios y charlas en instituciones de diversos países, participa en publicaciones científicas, colabora con investigadores de todo el mundo y, recientemente, fue distinguida por su “excelencia científica” en la 15a edición del Premio Nacional L’Oréal-Unesco ‘Por las Mujeres en la Ciencia’. A propósito, Peralta expresó: “Los reconocimientos son importantes, son como una inyección de energía. Así lo sentí. Este premio es interesante por varios motivos, porque visibiliza la ciencia hecha por mujeres, yo me siento identificada con otras mujeres, pero también es un recordatorio. ¿Por qué? Porque seguimos teniendo un premio para mujeres. Sigue habiendo diferencias entre géneros. Es un recordatorio de que debemos seguir trabajando y mejorando nuestros comportamientos para ir eliminando esas diferencias. Ana Franchi, directora del Conicet, dijo en la entrega de premios una frase extremadamente acertada y es que ‘ojalá llegue pronto el día que no necesitemos un premio solo para mujeres’”.