De la cuna de Mario Kempes al reino de Lionel Messi. Hace cinco años Pedro Cachín dejó su Bell Ville natal en busca de un futuro en Barcelona. Hacía rato que había elegido hacer carrera en el tenis, contrariando el “mandato” de una ciudad que se jacta de ser “La Capital Nacional de la Pelota de Fútbol” y siguiendo el consejo que una vez le dieron a su padre.
“Yo practicaba fútbol y tenis, hasta que una persona le dijo a mi viejo que me veía condiciones con la raqueta, porque me vio jugar en la playa. Ahí empecé a dedicarme más y después los resultados me fueron acompañando, así que la elección resultó bastante natural”, cuenta Cachín.
Aquellos inicios en el deporte fueron en el Club Atlético y Biblioteca Bell, donde uno de sus abuelos, Eduardo Tossolini, fue presidente varios años. Tossolini fue el dirigente que llevó a Kempes a Instituto.
“No sé si hice lo correcto o no, pero aquí estoy”, añade con una sonrisa, y con la tonada cordobesa intacta, este jugador de 23 años que acaba de vivir una experiencia que él mismo califica como “inolvidable”: la participación en la 1ª edición del Córdoba Open, que significó su debut en un ATP 250.
“Fue una oportunidad muy importante para mí y por suerte se dio todo de la mejor manera, así que estoy muy agradecido”, asegura el bellvillense, quien pasó la qualy y y luego venció al inglés Cameron Norrie y al español Pablo Carreño Busta y cayó ante su comprovinciano Juan Ignacio Londero en cuartos de final.
Esa actuación le permitió a Cachín escalar varios peldaños en el ranking del circuito masculino y alcanzar el puesto 235º. También reencontrarse con sus familiares (su mamá Graciela, su papá Pedro Pablo, su hermana Catalina y el abuelo Alberto, además de una nutrida “barra” de tíos y primos) que le hicieron el aguante durante la competencia.
“Vivo muy lejos, así que muy pocas veces me pueden ver”, cuenta el cordobés que ya suma casi 390 partidos entre Challenger, Futures y ATP y que por estos días compite en Asia. “Córdoba es mi casa y aquí tengo gran parte de mi vida, así que me encanta venir y lo disfruto al máximo. En España no tengo tantos amigos y por ahí me toca estar solo. Allá se extrañan los asados, el mate, las juntadas y sobre todo los afectos”, añade.
Rodeado de campeones
Cachín jugó varios años en el Sport Social Club de Villa María, hasta que un periodista de esa ciudad, Richard Kaminsky, lo contactó con el ex tenista catalán Alex Corretja, quien fue número 2 del mundo, campeón de Copa Davis con España y medallista olímpico en Sidney 2000. “Fue casi una casualidad”, refiere Cachín sobre su encuentro con Corretja, quien “lo adoptó como a un hijo”, según refieren los familiares del jugador.
“Vivir en Europa me hizo mejorar, sobre todo fuera de la cancha. Si bien nunca perdí la humildad que me llevó de Bell Ville a Barcelona, siento que crecí muchísimo en lo personal”, dice Pedro sobre su experiencia española. “En lo profesional se nota que voy dando pasos hacia adelante, aunque puedo tener altibajos, pero sobre todo puedo decir que soy un tipo más consciente de lo que hace en los courts”, agrega.
Después de su primer torneo de ATP, el jugador de Bell Ville se ilusiona con seguir creciendo: “Este año me gustaría romper la barrera de los 200 mejores del mundo, como alguna vez lo hice (su mejor ranking fue 166º, en setiembre de 2015) y afirmarme ahí. Y quien te dice que tal vez no me pueda meter entre los 150 ó 100, aunque ese es un objetivo más lejano”.
Aunque él mismo inclinó la balanza hacia el lado del tenis, Cachín no oculta su pasión por “la redonda”, el invento de sus coterráneos, y por los colores de Boca Juniors. Tampoco su admiración por Lionel Messi, el astro del Barcelona FC: “Me fascina el fútbol y me gusta mucho verlo jugar a ‘Leo’, así que siempre que puedo voy al Camp Nou. Es el mejor del mundo, es fenomenal, y trato de aprovechar la posibilidad de tenerlo cerca, ya que la verdad es que no es normal lo que hace adentro de una cancha”.
Un gesto de campeón
El video se hizo viral en enero pasado y no pasó inadvertido para Pedro Cachín. En las imágenes, Victorie, un niño de la República Democrática del Congo, encordaba su raqueta a mano, con una pinza y una rama de árbol. “Fue muy impactante. Si no lo veía, la verdad es que no hubiese creído que eso se pudiera hacer”, cuenta el cordobés, quien de inmediato se puso en campaña para contactar a Christian Okota, el profesor de tenis que subió la historia en las redes.
“Todo fue muy rápido. Vi que había una necesidad y decidí donar mi máquina portátil. Ya me había ayudado mucho y era tiempo de que ayudara a otros. Fue el momento perfecto. Lo hicimos con mi encordador Xavier Colomina, quien realizó el envío”, cuenta Pedro.
“Victorie tiene 9 años y un gran nivel. No me acuerdo de cómo jugaba yo a esa edad, pero no creo que lo haya hecho mucho mejor. Sucede que uno tuvo otras condiciones externas” refiere. “No me contacté con el chico pero sí con una fundación (Tennis Aid) que ayuda en África, así que algún día espero visitarlos”, añade. “Si la gente se anima y ve que no es tan difícil ayudar, espero que pueda hacerlo. Ellos lo van a agradecer”, concluye.