Diego Gustavo Concha (51) permanece detenido con prisión preventiva desde el 27 de noviembre del 2021. El exdirector General de Protección Civil de la Provincia de Córdoba está imputado por “lesiones leves, doblemente calificadas por el vínculo y por mediar violencia de género; amenazas calificadas por el uso de arma de fuego; agresión con toda arma, y coacción”, todos en perjuicio de su última pareja A.C.M, con quien convivió dos décadas.
En total son tres hechos. El primer episodio ocurrió en la vivienda en la que convivían, en septiembre del 2021, cuando en medio de un discusión la habría agredido físicamente y amenazado con una pistola de su propiedad.
El segundo, en noviembre del mismo año, es una persecución vehicular en la ruta 38, en Huerta Grande. Ella conducía una camioneta VW Amarok y él una Chevrolet S10. El raid culminó con intervención policial porque la mujer pidió ayuda al 101.
Y el tercer hecho de la imputación consiste en una serie de mensajes de WhatsApp amenazantes respecto a que incendiaría la Amarok si no se la devolvía.
La otra imputación es por presunto abuso sexual con acceso carnal calificado, por haber sido cometido en ocasión de sus funciones.
Concha fue denunciado por Luana Ludueña (25), a fines de noviembre del 2021. El abuso habría sucedido el domingo 14 de noviembre, día de elecciones. Con la promesa de hablar de temas laborales, porque ella quería ingresar al Equipo Técnico de Acción ante Catástrofe (Etac) y no había sorteado positivamente el examen físipacio privado donde la habría abusado, según la denuncia que presentó la madre de la joven y luego ratificó la víctima.
El 22 de enero del año pasado, tras meses tormentosos, Ludueña se quitó la vida. Esa circunstancia agravó la calificación legal. Se le sumó “homicidio con motivo de abuso sexual con acceso calificado por haber sido cometido en ejercicio de su función”.
El miércoles pasado, Diego Concha fue entrevistado por PERFIL CÓRDOBA en el Módulo MD1 del establecimiento penitenciario de Bouwer. Previamente había comunicado a este medio su deseo de hablar de su situación. Así, se concretó el siguiente diálogo.
—¿Usted tenía situaciones de violencia física dentro del vínculo con su expareja?
–Con A.C.M. hemos estado juntos 22 años. Por mi actividad y la de ella, porque es jefa de un cuartel de bomberos además de ser empleada del equipo técnico antecatástrofe, teníamos mucha vida social. A la casa que compartíamos iban empresarios, intendentes, matrimonios amigos a almorzar y a cenar. Y nosotros íbamos a casa de otros matrimonios. La familia de ella y mi familia venían normalmente durante los días de semana. ¿Cómo alguien no se va a dar cuenta de que en ese hogar había violencia?
—¿Y en la soledad de la pareja?
—Bajo ningún punto de vista. Teníamos una relación excelente, sin ningún inconveniente, hasta cuatro meses antes de que ella realizara la denuncia por violencia de género, el 24 de noviembre del 2021.
—Objetivamente hay tres hechos por los cuales está imputado que muestran un patrón de violencia en el trato.
—Yo declaré ante la fiscal Jorgelina Gómez durante tres horas y media. Hubo medios que dijeron que fueron 20 años de horror y que de la casa de Diego Concha se llevaron un arsenal. Jamás vivimos 20 años de horror. Y de mi casa se llevaron dos armas, una pistola y una carabina. Soy legítimo usuario con toda la documentación al día.
—¿Usted llevaba habitualmente armas consigo?
—No, no, las armas estaban en mi domicilio. Teníamos la pistola por una cuestión de defensa. Los dos sabemos disparar. El fusil era para caza mayor. Lo usé en muy pocas oportunidades.
—¿Amenazó con un arma a su expareja?
—No. Declaré ante la fiscal que hubo una discusión. Quiero ser claro en esto. Pareciera que aquí hay una disputa de géneros, de lo que cree el hombre y lo que cree la mujer. No. Yo estoy de acuerdo que se proteja a la mujer que es vulnerable.
—La fiscal califica los delitos que le imputa por la violencia de género y lo funda en sus resoluciones.
—Lo que le puedo decir es que hubo una discusión subida de tono porque ella había cambiado su forma de ser, el trato hacia mi persona. Quien tuvo el arma en su poder no es quien le habla. Yo me quedo en el living, al ver que ella había ingresado a nuestro dormitorio y no regresaba, me paro en la uerta y en ese momento ella está con el arma de fuego apuntando hacia mi persona. Yo le pregunto: qué estás haciendo, me querés disparar? Me dice; no, no te voy a disparar. Ella lleva el arma de fuego haci8a suy cabeza y me abalanzo para quitársela.
—¿Por eso hay lesiones en su cuerpo?
—No sé si están constatadas porque esa discusión fue en los primeros días de septiembre. Y ella me denuncia en noviembre, dos meses después.
—En este interín, ¿usted ordenó que la cambien de cuartel?
—Ella estaba con problemas de salud, se sentía descompuesta permanentemente. Estamos hablando del Etac. Ella estaba a cargo de una guardia y fue sacada de esa guardia.
—¿Quién la sacó?
—El jefe de operaciones.
—¿Por orden de quién?
—A la orden la di yo porque ella misma, hablando conmigo, me dice que no se sentía bien, no estaba cómoda para poder estar adelante de un grupo de tantos hombres como mujeres que tiene la tarea y responsabilidad de salvar o salvaguardar vidas y bienes de la comunidad. En realidad, lo que pasó fueron los cambios de su personalidad. Esto fue planificado y organizado, por eso le hablo de esa ventana de meses, antes de llegar a septiembre, cuando tenemos esa discusión.
—Puede haber existido una decisión de separarse, pero eso no justifica acciones de violencia como la persecución con la camioneta.
—No hubo una persecución de parte de quien le habla. Yo me iba a votar, el 14 de noviembre. La discusión viene por un bien material, la camioneta (VW Amarok) que se llevó de la casa.
—¿De quién era la camioneta?
–Voy a ser claro. A.C.M. era una empleada doméstica, como lo es mi hermana.
—¿Qué me está queriendo decir?
—Usted me está llevando a que yo diga que gracias a mí ella tenía ese bien. Lo está diciendo usted. Yo compré ese bien. Salió de mi dinero, de mi trabajo. Ella era una empleada doméstica que trabajaba dos veces por semana y cobraba $ 200 la hora. Ella entró al Etac hace dos años. La camioneta fue comprada con anterioridad por quien le habla. Además de la camioneta se llevaron un montón de bienes de mi casa. Pero eso no es lo importante en ese momento. Ella se había ido, según me había dicho a mí, a la casa de su madre por esa discusión que había habido.
— ¿Y los mensajes de WhatsApp, amenazando quemar la camioneta si no se la devolvía?
—Fueron cuatro WhatsApp, yo desconocía que ella tenía otra pareja. Le digo: si estuviste viniendo a nuestra casa hasta hace cuatro días, me dijiste que en dos semanas volvías y resulta que hoy me entero que estás viviendo con otra persona.
—¿Eso lo enojó?
—Me sorprendió que no estuviera viviendo en la casa de su mamá. No había relación terminada hasta ese día que yo le mando el WhatsApp. Me enteré y le recriminé: me estuviste mintiendo todo este tiempo, por qué no me fuiste honesta con lo que estaba pasando. Ahí justifico su cambio de actitud. Por eso digo que estuvo planificado por ella y su nueva pareja, Elvio Montoya.
—Si hay confabulación deberían haber entrado fiscales y jueces.
—La misma persona que es el dedo acusador, la fiscal, es la misma que baja la prisión preventiva. Hay hermandad con el juez de Control. Hoy un juez es un simple escribano que ratifica todo lo que la fiscal dice. Deberían escuchar al imputado para tener equilibrio. Acá dictan la preventiva y se extiende hasta tres años con la excusa de que hay riesgo procesal.
"NO HUBO ABUSO"
—¿Por qué llevó a Luana a un lugar privado si tenían que hablar de temas laborales?
—A Luana la atendí, como atendía a un montón de bomberos en mi despacho, a pedido del presidente de la institución de Pilar, donde ella, como otros bomberos, quería saber los pasos a seguir para ingresar al Etac.
—Mi pregunta apunta no a cuando usted la recibió en su despacho, sino cuando la citó y la llevó a un ámbito privado.
—Hubo unos WhatsApp el 14 de noviembre al mediodía. Era domingo, yo estaba libre y ella también. Nos pusimos de acuerdo en juntarnos para charlar temas varios, no laborales y tomar un café. Ella me dice que se venía en un micro desde Pilar hasta la Terminal de Córdoba y si yo la podía buscar en la terminal. Cuando estábamos en el vehículo –dos personas adultas– me dice que yo era una persona expuesta públicamente. Y de común acuerdo nos vamos a un lugar privado, concretamente a un hotel alojamiento.
—Ella ahora ya no está, no puede defenderse, pero cuando declaró fue clarísima. El objetivo del trato con usted, y lo acreditan los WhatsApp, era hablar de temas laborales. A ella le sorprendió que la llevara a un hotel alojamiento. ¿Por qué si ella dice no, usted avanza?
—Usted está confirmando el ‘no’. Eso no es así. Cuando estábamos en el vehículo, ella está de acuerdo en que fuéramos a un lugar privado los dos. Y usted está diciendo categóricamente...
—Le digo lo que dice la causa.
—La causa puede decir un montón de cosas. En el juicio veremos las pruebas que tenemos cada uno. Hemos ofrecido a la fiscal 20 testigos para ambos casos. No se le ha tomado testimonial ni a uno. Irán después a declarar al juicio, obviamente. Quien denuncia primero es la madre de Ludueña.
—Porque ella estaba mal y termina confirmándolo la decisión fatal que tomó.
—Eso ocurre casi tres meses después de que yo estaba detenido. Estuvimos 30 minutos, corroborados por los tickets del hotel alojamiento, los dos cambiados. Empieza una charla de cuestiones ‘bomberiles’. Ella no estaba ahí por obligación, yo tampoco. Decidimos irnos. La llevé hasta media cuadra antes de la casa. Ella queda en la camioneta mandando chat y WhatsApp con la llave puesta del vehículo porque yo me bajo a comprar una hamburguesa o una levité y algún otro producto. ¿Usted cree que alguien que es llevado por la fuerza o que dice no a entrar a un hotel alojamiento no se va a defender, no se va a querer bajar en la estación de servicio a pedir auxilio, o no va a intentar agredirme, rasguñarme, lastimarme, golpearme?
—¿Usted imagina lo que es una mujer en el momento en el cual es abusada?
—Usted me está dando al abuso como un hecho. Si le estoy diciendo que estábamos vestidos, mesa de por medio, los dos sentados en esa mesa charlando, ¿de qué abuso hablamos?
—Hubo presuntamente un abuso. Eso figura en la imputación.
—Usted lo dice: presunto abuso sexual. Habrá que comprobarlo. ¿Qué pasará después si no se hicieron las pericias cuando Luana estuvo con vida, que fueron muchos meses, para ver si es cierto que Diego Concha abusó de ella? ¿Usted sabe lo que dice la causa? Que Diego Concha le introduce un dedo de su mano en una parte íntima, que no la quiero mencionar. Eso no existió porque los dos estábamos cambiados y no pasamos nunca ese plano.
—Esto ocurrió un domingo de elecciones. Usted estaba en la camioneta, en la Chevrolet S10. ¿Esa camioneta se la entregaron a usted por el cargo que tenía?
—No quiero hacer mención a eso porque hay muchas cosas que las están manejando mis dos abogados. Ese domingo no hubo ningún grado de violencia. La querella puede decir lo que quiera y es entendible porque está defendiendo a una persona y máxime a alguien que lamentablemente decidió quitarse la vida.
"NO SOY UNA PERSONA VIOLENTA"
—¿Usted está haciendo tratamiento psicológico con perspectiva de género?
—Me han hecho cuatro pericias, dos por cada caso. Estoy atendido tanto por la parte social como psicológica, como todos los internos de Bouwer.
—¿Siente que debe cambiar algo?
—Si tuve una discusión con mi pareja, no corresponde y está mal. Si me pregunta si me considero una persona violenta, le digo que no. Necesito ayuda por la situación por la que estoy pasando. Soy una persona de 51 años que nunca estuvo detenida y de repente tengo dos denuncias que no son livianas. La verdad es que en el primer caso hubo una planificación armada por mi expareja y Elvio Montoya. Utilizó a su hermana como cómplice para denunciarme. Y en el segundo caso una decisión de dos personas de ir a un lugar privado, como un hotel alojamiento. Si alguien quiso ser abordado o abusado tenderá a defenderse, hecho que no ocurrió. Estoy convencido de que en el juicio oral y público saldrá la verdad.