No es novedad que las mujeres en A rgentina tienen menor actividad económica que los varones. Su tasa de participación es del 45%, es decir, más de la mitad (¿será el 55%?) de las mujeres en edad de trabajar no trabajan ni buscan trabajo.
Esta cifra varía mucho según el nivel socio-económico y la cantidad de hijos que tienen las mujeres.
Para dar un ejemplo sencillo, la brecha de participación económica entre varones y mujeres se agranda en 25 puntos porcentuales si las mujeres tienen un hijo, en 27 si tienen dos, y en 32 puntos con tres hijos.
Ahora bien, las mujeres que trabajan, ¿dónde se ubican? ¿Cuál es el rol de las mujeres en la economía? Para comprender esto desde Grow analizamos los cinco sectores que emplean a la mayor cantidad de gente en Argentina. El sector con mayor empleabilidad es el comercio que, exceptuando la venta de vehículos automotores y motocicletas, emplea el 16% de la fuerza laboral en Argentina. Este sector tiene una tasa de feminización del 45%, es decir que es un sector bastante equilibrado en relación a la presencia de mujeres.
En segundo lugar, se ubica la construcción, que emplea el 9% de trabajadores/as, donde ellas representan solamente un 5%. Este sector presenta múltiples barreras para las mujeres, ya que aquellas que logran insertarse lo hacen solamente en puestos de tipo administrativo. Otras barreras que operan en contra de la inserción de las mujeres tienen que ver con los sesgos vinculados al uso de la fuerza, a la falta de interés de insertar mujeres en ámbitos altamente masculinizados, a la resistencia a romper códigos de convivencia establecidos, a la falta de infraestructura para que puedan desenvolverse en ámbitos laborales, etc.
En tercer lugar, está el sector educativo, que emplea al 7% de las personas y donde las mujeres son el 73%. Este caso no reviste mayores sorpresas ya que la educación, al igual que la salud, siempre ha sido receptivo a las mujeres al ser una actividad de servicio, de cuidado al otro, características tradicionalmente asignadas a las mujeres. Cabe destacar que la educación no ha sido un ámbito femenino a lo largo de la historia; en sus inicios y hasta mitad del siglo 20, cuando la educación era un sector de prestigio social y de buenos salarios, estaba dominado por varones. Se puede trazar un paralelismo entre las peores condiciones laborales del sector educativo y el aumento de su tasa de feminización. Además, la educación no escapa al fenómeno de techo de cristal donde las mujeres suelen estar ausentes de los espacios de decisión en las escuelas, consejos escolares y directivos, puestos ministeriales, etc.
En cuarto lugar, encontramos a la administración pública, donde ellas ocupan el 45% de los puestos, pero solamente ocupan el 22% de los puestos de decisión, como ministerios o secretarías. El quinto lugar lo ocupa el servicio doméstico, un sector que emplea al 7% de quienes trabajan y en el que las mujeres son el 96% del total. Cabe destacar que este sector se encuentra altamente feminizado en todos los países de la región, como la educación y la salud, es un sector que se relaciona con tareas ‘femeninas’ como el cuidado de otros, la limpieza y el mantenimiento del hogar.
A modo de resumen, la distribución de género del mercado de trabajo en Argentina no hace otra cosa que reforzar una división sexual del trabajo que demuestra que hay empleos para mujeres y empleos para varones, y evidenciar la permanencia de un techo de cristal que se visibiliza en todos los sectores de la economía, incluso lo más feminizados.
Carolina Villanueva es cofundadora y directora de Grow, género y trabajo www.generoytrabajo.com