Perfil
CóRDOBA
Sensaciones en medio del dolor

“Está más claro que nunca que en las guerras nadie gana”

El historiador, político y pacifista israelí Meir Margalit sostiene que la violencia detonada por la incursión de Hamas hace casi un mes y seguida por los bombardeos posteriores sobre la Franja de Gaza ya no distingue entre combatientes y civiles o entre frente y retaguardia. Pide a la comunidad internacional evitar una escalada aún mayor y confía en que esta crisis sea un catalizador para relanzar el diálogo.

unicameral05-11-2023
FUERTE APOYO. En la Unicameral “la gran mayoría” de los legisladores de Hacemos Unidos por Córdoba se inclinará por Massa. Kyshakevych y Fernández, apoyos públicos. | CEDOC PERFIL

Ante la búsqueda de una opinión sensible y autorizada como la suya acerca de los cruentos sucesos que sacuden y enlutan desde hace casi un mes al epicentro del conflicto en Medio Oriente, él alega que en estos momentos –que describe como de “incertidumbre y angustia”- no tiene “nada sensato para decir”.

Sin embargo, horas después del envío de algunas preguntas a través de WhatsApp, agradece que la insistencia de este cronista en dialogar sobre cuestiones tan dolorosas y complejas lo ayudara a reflexionar sobre algunos aspectos que lo “atormentan”.

Meir Margalit, historiador, activista por los derechos humanos, político pacifista, dos veces concejal de la ciudad de Jerusalén por el partido Meretz, cofundador del Comité Israelí contra la Demolición de Casas Palestinas y experto en el conflicto de Medio Oriente, compartió algunas de esas reflexiones y su mirada siempre comprometida y valiente con PERFIL CÓRDOBA.

“Creo que efectivamente no tengo nada inteligente para decir pero, a pesar de tanta confusión, algunos aspectos del conflicto palestino-israelí se mantienen claros: con el paso del tiempo este conflicto se vuelve más y más violento, más y más horroroso; ya no distingue entre combatientes y civiles, se ha borrado completamente la distinción entre frente y retaguardia; no hay lugar seguro para nadie y ocupados y ocupadores se asemejan cada vez más. Está más claro que nunca que en las guerras nadie gana, todos pierden en la misma medida”, afirma Margalit sin eufemismos.

-Hay quienes como usted trabajan con gran esfuerzo por tender puentes y buscar la paz entre israelíes y palestinos, ¿qué sintió ante los cruentos ataques de Hamas del sábado 7 de octubre, y también frente la operación militar en curso, lanzada por Israel en la Franja de Gaza?
-No somos muchos los que invertimos energía en tender puentes de convivencia entre palestinos e israelíes…  Pero sí seguimos luchando por acabar la ocupación de las tierras palestinas conquistadas en 1967 (en la Guerra de los Seis Días), que es el motivo principal del conflicto con el pueblo palestino. A pesar de los trágicos acontecimientos, o tal vez precisamente debido a los trágicos acontecimientos en los que estamos sumergidos, nosotros seguimos pregonando por el diálogo, la negociación y la paz, aunque -debo ser sincero- cada día el camino se hace más tortuoso y más largo.

-¿Podrán retomarse instancias de diálogo o acercamiento cuando el terror, las balas y las bombas se acallen?
-En estos precisos momentos continuamos en contacto con nuestros amigos palestinos, pensando conjuntamente qué podemos hacer el día después de que esta guerra finalice; pero no tenemos ninguna ilusión de que nuestro esfuerzo dé frutos concretos. El clima general es sumamente militarista y no deja espacio para mensajes humanistas. Quiero aclarar que cuando hablo de diálogo con nuestros amigos palestinos, no incluyo al Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), que desde la matanza del 7 de octubre dejó de ser “partner” legítimo de la comunidad progresista. No tenemos ningún denominador común con quien asesinó y secuestró mujeres, niños, bebitos, abuelas... Con la gente de Ramallah (N. de la R. capital de Cisjordania y sede del gobierno de la Autoridad Palestina que preside Mahmud Abbas, líder de Al Fatah) tenemos un gran denominador común, pero con el Hamas modelo octubre 2023 no tenemos de qué hablar. Tenemos incluso amigos en Gaza con quienes mantenemos relaciones estrechas, ya que no toda la población de Gaza apoya al Hamas. Esto es algo que la población israelí no entiende y nos cuesta mucho explicar. Si hubieras pedido mi opinión sobre Hamas el 6 de octubre, probablemente hubiera dicho cosas distintas; pero a partir del 7 de octubre todo ha cambiado. 

-¿Cómo se puede detener esta espiral de violencia que sumó miles de víctimas civiles en Gaza a los más de 1.400 muertos y cientos de heridos que causaron en su incursión los milicianos de Hamas? ¿Qué tanto acerca a una guerra de mayor escala una situación como la actual?
-En estos momentos es imposible profetizar adónde nos llevará esta guerra, pero está claro que nos lleva en mal camino, y que -tal como ya lo he expresado- en esta guerra ningún lado ganará, sino que todos perderemos.  Estamos al borde de un conflicto a escala mundial, y todo depende de si las milicias del Hizbollah, asentadas en el Líbano, abren un nuevo frente en la frontera norte de Israel. Si así fuera, podríamos llegar a una situación catastrófica, en la que también Irán entre en combate y, en ese caso, Estados Unidos (que ha mandado tres portaaviones al Mediterráneo para apoyar a Israel) también atacaría a Irán. Esto nos llevaría a una guerra de dimensiones catastróficas.

-¿Es posible un escenario bélico de tal magnitud?
-Este escenario puede estallar en cualquier momento y puede que a la hora en que esta conversación sea impresa en el diario, ya estemos dentro de esa pesadilla. Pero debo agregar un aspecto un tanto más optimista: esta guerra podría ser catalizador de un proceso de paz con el pueblo palestino. La comunidad internacional comprende lo peligroso que es el conflicto palestino-israelí para la paz mundial y tal vez tome al toro por las astas y obligue a Israel a retirarse de los territorios palestinos conquistados.

-En el tablero geopolítico actual, ¿qué gobiernos cree que agitan un clima de más violencia y qué países considera que deberían ejercer más presión para lograr una solución duradera a este enfrentamiento de tantos años? ¿Cómo evalúa el papel de la comunidad internacional?
-El conflicto palestino-israelí ya no es un conflicto local sino un conflicto internacional, y es hora de que el mundo occidental haga oír su voz y presione para acabar con esta locura. Incluso el presidente estadounidense (Joe) Biden ha declarado que, una vez acabada la guerra, las partes del conflicto deberán retomar las negociaciones de paz. A su vez, la Unión Europea ya habla de una conferencia de paz para el mes de junio de 2024. En esta línea de pensamiento cabe felicitar al gobierno argentino por el valiente comunicado que ha publicado al respecto de esta crisis, condenando los ataques terroristas de Hamas, exigiendo la liberación de los rehenes, pero también condenando los ataques israelíes a la población civil de la Franja de Gaza.

Meir llegó a Israel poco antes de la Guerra de Yom Kippur, de la que el pasado 6 de octubre, un día antes de la ofensiva de Hamas contra Israel, se cumplieron 50 años. En ese conflicto, el joven Margalit, quien había arribado desde Argentina con ideales sionistas y de derecha, resultó herido y comenzó a abrazar un pensamiento pacifista y de izquierda que desde entonces enarbola como bandera. Partícipe o testigo directo de diferentes conflictos, enfrentamientos y estallidos violentos, incluso dentro de la Jerusalén tres veces milenaria a la que ama profundamente, Margalit elude establecer comparaciones. Pero responde sin dudar a la última pregunta de este medio.

-¿Le queda margen de optimismo en aras de una convivencia entre dos pueblos que hoy parecen irreconciliables?
-Perder el optimismo es un lujo que no puedo permitirme.