Lo peor en términos de caída de la demanda energética parece haber pasado. Al menos eso demostraría el primer informe del Análisis de la Generación-Demanda Eléctrica de Córdoba elaborado por la Facultad de Química de la UNC y la Cámara de la Industria Energética de Córdoba. según ese trabajo, abril fue el mes que concentró las caídas más pronunciadas, en tanto que desde mayo comenzó a verse un repunte en la demanda de energía eléctrica, coincidiendo con el período en que comenzaron a habilitarse algunas actividades.
Según el informe, la demanda general cayó en abril un 21% en relación al mes anterior y un 11% en relación al mismo mes del año pasado. En tanto, en mayo la caída interanual fue del 8%, pero hubo un repunte en relación al mes anterior del 14%. La caída fue de un grado muy heterogéneo, si se analiza la demanda residencial, la comercial o la industrial. Así, en mayo, la demanda residencial de energía eléctrica en Córdoba cayó, de forma interanual, un 5,7%, la demanda de comercios cayó un 8,5% y la demanda de industrias se desplomó un 19,2%. “La demanda eléctrica presenta una fuerte caída en los últimos dos meses analizados (abril y mayo). La principal caída de la demanda se refleja en el sector Industrial con un -23,7% y -19,2%. Seguidamente, el sector comercial presentó una reducción interanual del -12,4% y -8,5% en los mismos últimos dos meses. El sector residencial permaneció en los mismos niveles de demanda eléctrica interanual”, destaca el trabajo.
Menos efecto invernadero. Por otro lado, el informe también analiza el perfil de la generación energética de Córdoba. En ese sentido advierte que la provincia de Córdoba en el mes de mayo se empleó exclusivamente gas natural, unos 48 millones de m3, que implica un aumento del 9,9% del mismo mes del 2019; la principal central de producción eléctrica de origen térmico es la Central Térmica Pilar. “La evolución del consumo de combustible, refleja que la provincia de Córdoba ha sustituido paulatinamente el uso de fuel oil y gas oil, a expensas del gas natural. Este efecto repercute en una reducción específica de los gases de efecto invernadero dado que el gas natural emite menos CO2 por unidad de energía producida. Esta política de generación permite estimar una reducción neta de unos 868 Tn CO2 Eq por mes. Un decrecimiento similar es observado a nivel nacional, aunque a una mayor velocidad, dado el mayor volumen energético”, destacada el reporte. Así, la mayor componente hidroeléctrica, el incremento sostenido de la generación renovable, la disminución de la demanda (provincial y nacional), la mayor utilización del gas natural (en lugar de gas oil y fuel oil) se reflejan en una reducción sostenida de los gases de efecto invernadero desde enero del 2017 y hasta la actualidad.