“El coronavirus demostró que hay jugadores con fuerza, otros que están a los codazos y otros que están perdidos”. La frase sirve para describir lo que ocurre en los pasillos del Palacio 6 de Julio en medio de la irrupción del coronavirus y tras la decisión del intendente Martín Llaryora de que todos los funcionarios bajen al territorio.
El viernes, cuando las imágenes de las colas de los bancos en todo el país recorrían noticieros y redes sociales alterando la imagen del Gobierno nacional en la segunda semana de cuarentena, el oficialismo municipal salió a la calle y se mostró activo. El viceintendente Daniel Passerini salió con parte del equipo de salud encabezado por el secretario Ariel Aleksandroff a vacunar jubilados en las colas de los bancos; el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano, junto al Esyop que comanda su esposa Victoria Flores y el ministro de Seguridad provincial, Alfonso Mosquera, estuvieron en la zona bancaria coordinando acciones de desinfección; y los concejales oficialistas salieron a relevar incremento de precios en comercios en distintos barrios. Entre ellos, en San Vicente y junto al director de ese CPC, Santiago Gómez.
La orden de bajar al territorio se cumplió. Y Llaryora se mantuvo activo durante toda la semana que incluyó además el encuentro con los concejales de la oposición en la tarde del viernes en el Municipio.
Sobre esto, en el entorno del intendente están los que diferencian dos cuestiones que surgieron en la semana y que se contraponen con lo que hizo la Provincia: la primera, poner un tope al recorte salarial de la planta, indicando a quiénes alcanza y por cuánto; y la segunda, mantener precisamente este encuentro con la oposición. En paralelo, el arco opositor provincial y municipal había pedido sendas reuniones con el gobernador Juan Schiaretti y con Llaryora, pero mientras el intendente habilitó el encuentro, en la Provincia el cónclave se produjo entre el vicegobernador Manuel Calvo, el ministro de Gobierno, Facundo Torres y una porción de la oposición.
La contención de egos. La presencia de funcionarios en la calle no soslaya las marcadas diferencias que existen entre varios de los secretarios y que se profundizaron en las últimas dos semanas. Juego y disputa que Llaryora sigue de cerca con la lógica de colocar al segundo en cada una de las áreas.
Estrategia que ratificó también el pasado viernes con el arribo de Abraham Galo como subsecretario de Gobierno detrás de Siciliano. Galo es oriundo de Bell Ville, de mucha confianza del intendente y del llaryorista paladar negro que es Juan Manuel Cid, tiene un pasado el ministerio de Industria provincial y ahora se convertirá en la sombra de Siciliano.
Secretario de Gobierno que aún mantiene las diferencias con el titular de la cartera de Participación Ciudadana, Guillermo Marianacci. El exfuncionario de las gestiones de Rubén Martí y Luis Juez tiene a su cargo los CPC, pero varios de los directores responden de manera directa a Siciliano.
Es más, hay peronistas de la capital que no están conformes con los modos de Marianacci y se lo empezaron a marcar. “Algunos lo ven antiperonista”, dicen los detractores del funcionario.
Otro opacado en medio de la cuarentena es Daniel Rey, el secretario de Desarrollo Urbano aún no pudo ejecutar su plan en su regreso al Palacio 6 de Julio y la última aparición estuvo en la crítica a la gestión anterior por el estado de la obra de Plaza España.
En tanto, y entre los que levantaron el perfil están La Cava y Aleksandroff. El primero, en el delgado equilibrio de ser llaryorista de gestión y responder a Alejandra Vigo, entró en la consideración, quedó a cargo del Consejo Social en la capital y se muestra con el titular de la cartera sanitaria del Municipio.
Después asoman Marcelo Mansilla, el funcionario a cargo del transporte que anunció la extensión de la gratuidad del boleto en la semana; y el secretario de Ambiente, Jorge Folloni, otro llaryorista puro, de peso, y que ya manifestó diferencias con algunos que le quisieron pisar el territorio.
Por último, en el Municipio evalúan a los que aún en la crisis siguen respondiendo desde sus funciones. Perfil bajo y ejecutivo para Guillermo Acosta en Finanzas; Verónica Bruera, en la Secretaría General, y Alejandra Torres, en Modernización.
“Bruera sigue en la línea de fuego con el Suoem y Torres es la que habla con todos y todos le responden. De las de mayor diálogo con Llaryora y de las que le da tranquilidad la resto por no tener perfil político. Aparte, cada vez que la cosa se complica se le termina dando la razón a la digitilización que ella plantea”, razonan fuentes del Municipio.