“Olé, olé, olé, olé, Negró, Negró…”. El ghanés Amoako Prince quedó en la historia por haber sido el primer (y hasta ahora único) futbolista africano que protagonizó un superclásico del fútbol cordobés, el 25 de julio de 1999. Un puñado de minutos le alcanzó al volante para ganarse la simpatía y el aliento de los hinchas de Talleres, que aquella tarde celebraron el 4-1 sobre Belgrano en el arranque de la última edición de la Copa Neder Nicola.
Para el moreno fue debut y despedida. Ricardo Gareca, entrenador de la “T”, le bajó el pulgar y decidió no sumarlo como refuerzo. Con más suerte y continuidad que el oriundo de Ghana, el uruguayo Víctor Piriz Alves (2003-2007) y el colombiano Alexander Viveros (2008-2009) fueron jugadores de raza negra que el público albiazul adoptó sus predilectos.
En Belgrano la simpatía por los futbolistas de color, característica en el deporte cordobés, quedó sellada con un ingenioso cántico: “Y ya lo ve, y ya lo ve, es el hermano de Pelé”. El destinatario de semejante elogio fue Rubiel Quintana, un habilidoso mediocampista que llegó desde Colombia y jugó 11 partidos en la temporada 2001/2002. El uruguayo Ribair Rodríguez, entre 2011 y 2012, y el colombiano Mauricio Cuero, el año pasado, también se ganaron el afecto de la parcialidad celeste.
Los seguidores de Instituto recuerdan al uruguayo Washington Areco en los ’70 y al boliviano Ramiro “Chocolatín” Castillo y al panameño Armando Javier Dely Valdés en los ’80. En Nueva Italia, la parcialidad de Racing tiene muy presente los goles que en el campeonato 1989/1990 de la máxima divisional de la AFA convirtió el colombiano Jorge Cruz. Ni hablar de los fanáticos de Juniors, que elevaron a la categoría de ídolo al colombiano Albeiro Usuriaga, artífice del ascenso a la B Nacional en 2000.
En el básquetbol se destaca el caso de Donald Jones, quien llegó a Atenas en 1985 y luego de una larga carrera se quedó a vivir en Córdoba, donde actualmente trabaja en el Museo Provincial del Deporte. Norton Barnhill, Thomas Jordan, Kenneard Winchester, Steven Edwars y Jervis Cole son otros extranjeros inolvidables para la parcialidad del “Griego”.
