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CóRDOBA
El caso de familiares del narco ecuatoriano

“Los mandaron a ‘enfriarse’, si se quedaban no sabemos qué podría pasar más adelante”

Juan Pablo Quinteros, ministro de Seguridad de Córdoba, descartó que la familia de ‘Fito’ Macías haya desarrollado actividades relacionadas al narcotráfico mientras permaneció en la provincia.

Conferencia de prensa de Quinteros, Bullrich
JUNTOS. Los ministros Quinteros, Bullrich y Francos ofrecieron una conferencia de prensa luego de confirmar que la familia deportada ya estaba en suelo ecuatoriano. | Cedoc Perfil

El 10 de enero el ministro de Seguridad de la Prov incia de Córdoba, Juan Pablo Quinteros, fue alertado sobre la presencia en Córdoba de Inda Mariela Peñarrieta Tuárez, esposa del líder de la banda narco Los Choneros, de Ecuador, Rodolfo ‘Fito’ Macías Villamar. Hoy es el hombre más buscado en la región tras la fuga que protagonizó hace 14 días, cuando iba a ser trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Guayaquil, donde purga dos condenas a 12 y 22 años de prisión por delitos de crimen organizado.

En 72 horas, entre el miércoles 10 y el sábado 13, los investigadores policiales locales confirmaron que en una casa del country Villa del Golf, en Falda del Carmen, residía Peñarrieta Tuárez, sus tres hijos, una empleada doméstica, un sobrino y un amigo o guardia de seguridad de la familia. Tenían validadas todas las identidades. En el interín se habían comunicado con autoridades ecuatorianas para obtener datos fisonómicos de la mujer.

Con esa información, el ministro Quinteros hizo una presentación el lunes 15 ante el fiscal federal, Alberto Lozada.

Confirmada la presencia de la familia de Macías en Córdoba, la Dirección de Migraciones emitió una resolución aludiendo al peligro que representaba la presencia en Argentina de personas de vínculos estrechísimos al peligroso narco buscado en Ecuador, Colombia y en las últimas horas también en Bolivia. Por eso se decidió expulsarlos del país. No tenían orden de detención, sólo debían ser deportados.

PERFIL CÓRDOBA entrevistó al ministro Quinteros ante la inquietud que planteó la elección de esta provincia como residencia de gente ligada a Macías y ante la sospecha de células locales que podrían estar vinculadas a Los Choneros.

–¿Hay algún dato de vínculos de Los Choneros con narcos de Córdoba y Argentina?

–No. Ni siquiera había alerta de Interpol, ni azul para el paradero ni roja para la captura. Entraron al país en un vuelo de línea, Guayaquil-Córdoba, el 4 de enero con sus pasaportes y su identidad real.

–Los informes de inteligencia, ¿tampoco marcan posibles células de la banda?

–No hay absolutamente nada que haga pensar que estuvieron acá por actividad de venta o tráfico. Creemos que los mandaron a un lugar que ellos consideraron seguro. Los mandaron a ‘enfriarse’, como sucede con este tipo de capos narco. Era un comienzo, no sabemos qué podía suceder en adelante. Cuando entramos a notificarlos de que debían irse del país no sabíamos qué nos íbamos a encontrar. Podrían habernos recibido a los tiros. Quiero aclararle algo: todo lo que tuvimos en nuestras manos fue un informe de la Dirección Nacional de Migraciones en el que se resolvía cancelar la residencia transitoria de cinco ciudadanos ecuatorianos. No tuvimos orden de allanamiento, siquiera. La resolución era muy simple: cancelar la residencia transitoria. Al procedimiento lo iniciamos y terminamos nosotros. Ellos lo único que hicieron fue validar a través de Migraciones. La Policía de Córdoba utilizó todo su profesionalismo para notificarlos que se tenían que retirar del país y lograr que ellos aceptaran hacerlo voluntariamente.

–¿Dónde comenzó el procedimiento?

–A tres integrantes de la familia los detectamos cuando se iban desde el Patio Olmos en un taxi común, tomado al voleo. Los interceptamos a cinco kilómetros antes de llegar al country. De ahí en más, la operación fue cerebralmente armada. La fuerza (Policía de Córdoba) hizo un trabajo impecable. Los llevó con la gente de Investigación, entró con el procedimiento impresionante que se vio. Cuando golpearon la puerta, salió la mujer y se le comunicó la notificación de Migraciones. Se le pidió que identificara a su hijo y lo hizo. Se pusieron dos policías en la puerta y le informaron que no podía entrar más. Salió la última hija. La casa se precintó. Aceptaron voluntariamente irse. En realidad, lo que se logró es que se vaya la familia de uno de los narcos más sangrientos que está siendo buscado. Los subimos a un avión, nos fuimos a Buenos Aires. Llegamos a las 2.30 de la madrugada (del viernes pasado). A las 12, cuando se hizo la conferencia de prensa, ya teníamos la certeza de que estaban en Ecuador.

Deportación de Peñarrieta Tuárez
DEPORTACIÓN. El viernes a la madrugada, la familia del líder narco ‘Fito’ Macías, fue conducida en un avión de la Fuerza Aérea a Guayaquil, Ecuador.

–¿Quién hizo la operación inmobiliaria de la casa?

–Surge de la documentación que la hizo la empresa ecuatoriana Jomavi SA, a nombre de la esposa de Macías y de su hermano, con una persona física de Buenos Aires.

–¿Se seguirá investigando en la Justicia?

–El lunes pasado yo hice una presentación al fiscal (General ante la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba), Alberto Lozada. Ahí es donde ellos se dan cuenta de que veníamos trabajando avanzados en el tema. Nos convocaron. Me habló la ministra Patricia Bullrich, la Policía Federal constató todo lo que habíamos verificado nosotros. En 72 horas, entre el miércoles y el sábado de la semana anterior, teníamos 100% identificadas todas las personas. Ellos tenían un dato previo porque cuando la Dirección de Investigaciones Antiterrorista de Córdoba llama a Ecuador comunican el dato y las autoridades avisan que en Córdoba estábamos investigando.

–¿O sea que todo comenzó con el mensaje anónimo que recibió la Policía de Córdoba?

–El mensaje hizo que yo llame al jefe. Era nada menos que la mujer de ‘Fito’ Macías. A los dos días supimos que algo había y al tercer día confirmamos que era ella. Eso estuvo a cargo de la DIO y del comisario mayor Alberto Bietti, quien dirigió todo el procedimiento del jueves a la noche.