Mientras buena parte del gabinete provincial intenta contener las tensiones y avanzar en negociaciones para encarrilar el conflicto salarial que escaló con profesionales de la salud, son cada vez más las voces que reclaman una revisión integral del sistema. Pero no solo del perfil público del sistema de salud, sino también del subsistema privado y de la relación que con ellos ha mantenido la obra social provincial, que es a la vez, el principal referente del sector: el Apross.
Según datos oficiales de la propia entidad el Apross tiene hoy más de 600 mil afiliados, unos 15 mil prestadores, además de un centro de referencia propio: el Hospital Raúl Ferreyra, gerenciado por el Hospital Privado.
Esa enorme presencia del Apross da cuenta de la importancia que tiene en el esquema general de la salud de Córdoba y explica, en gran parte, la preocupación y reclamos que llegan desde clínicas y sanatorios privados que son prestadores de la obra social provincial. Buena parte del arco privado que trabaja con el Apross encendió las alarmas por el fuerte atraso en los aranceles que la obra social abona y que se agravó desde 2018, cuando se desató una crisis económica primero, a la que le siguió la pandemia y tras eso dos años de una escalada inflacionaria que no parece tener un techo definido.
Dentro del subsistema privado, una asociación en particular salió a diagnosticar la situación, revisar y analizar los números y ponerle valor al desfinanciamiento que supone el atraso arancelario en las prácticas que abona el Apross. Se trata de la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (Cadime) que nuclea a medio centenar de clínicas en la provincia y a varios miles a nivel país. La entidad generó un espacio propio para medir sus variables claves, el Sistema Estadístico de Costos de Diagnóstico por Imágenes, que lleva adelante la consultora Economic Trends.
En un reciente documento de ese espacio y al que tuvo acceso Perfil Córdoba se define que los aranceles establecidos por APROSS para la prestación de servicios de diagnóstico por imágenes vienen acumulando, durante los últimos cinco años, un atraso considerable, “que pone en riesgo la prestación de estos servicios, especialmente en el interior provincial”. Y grafican que tomando como referencia una ecografía convencional, el arancel establecido por APROSS, ajustado por inflación, acumula una caída de 48.3% entre octubre de 2017 y septiembre de 2022. En el caso de radiología de tórax, la caída es de 58.1%. Así, plantean que estos son sólo dos ejemplos de un fenómeno común a las distintas prácticas.
Desde la entidad que preside Guillermo Gómez Galicia y que tiene como vice al cordobés Oscar Di Rienzo creen que el Apross “es el YPF de la salud en Córdoba”, en una clara alusión a la importancia central que tiene la obra social provincial a la hora de fijar precios de aranceles, distribuir volúmenes de las prestaciones y e incidir en negociaciones de todo tipo.
“Las instituciones hacen muchos años que venimos discutiendo esto y viendo un deterioro grande, sobre todo en el interior. A veces no se vislumbra el tamaño del daño y la cantidad de instituciones que cerraron y el Apross tuvo mucho que ver que esto. El interior provincial es muy Apross y Pami dependiente porque no hay una oferta amplia, entonces, cuando ellos no pagan afectan mucho. Despacito han ido cerrando muchas instituciones privadas”, apuntan los referentes de Cadime.
El documento profundiza en los efectos que tiene el atraso arancelario en la prestación de servicios de diagnóstico por imágenes:
-El atraso arancelario pone en riesgo la cobertura de salud, especialmente en el interior provincial. Esto ocurre como consecuencia de que: a.- Una estructura arancelaria por debajo de los costos de prestación de servicios de salud implica, para las entidades que prestan dichos servicios, la acumulación de quebrantos, deudas y pasivos contingentes, que ponen en riesgo su sustentabilidad. Deudas tributarias y previsionales y falta de previsión de indemnizaciones por despidos y demandas laborales son ejemplos de esta situación.
-Con aranceles por debajo de los costos, se dificulta la reposición de equipamiento costoso, que pierde valor no sólo por el desgaste natural de su uso, sino también por obsolescencia tecnológica. Esto es especialmente importante en los servicios de diagnóstico por imágenes donde, sólo a modo de referencia, reponer un resonador puede requerir entre US$ 500 mil y US$ 700 mil , un mamógrafo alrededor de US$ 200 mil , un ecógrafo convencional alrededor de US$ 70 mil.
-Dado que profesionales calificados como médicos especialistas en ecografías y en tomografías reciben una remuneración variable, asociada al arancel de la prestación correspondiente, el atraso arancelario dificulta la retención de profesionales, situación que se agrava en localidades pequeñas del interior provincial, que terminan siendo poco atractivas para profesionales con muchos años de capacitación.
-Dado que el arancel APROSS para ecografía convencional perdió casi la mitad de su valor real (es decir, ajustado por inflación) durante los últimos 5 años, los honorarios médicos del profesional a cargo, estipulados como un porcentaje de dicho arancel, perdieron entonces casi el 50% de su poder adquisitivo en igual periodo.
-El atraso arancelario es muy perjudicial para el interior provincial porque allí existe menos margen, para las entidades prestadoras, de compensar quebrantos en servicios deficitarios a través de la prestación de servicios superavitarios, como ocurre en centros médicos de grandes centros urbanos, que pueden compensar con excedentes en ciertas cirugías, por ejemplo, quebrantos en otros servicios, como internaciones o diagnóstico por imágenes.
Para los dirigentes de Cadime es claro que los aranceles de la medicina hay otros elementos que complejizan la actualización que reclaman a Apross: “hay una percepción de que los aumentos de las prepagas se trasladan a nosotros y no es así. Si las prepagas aumentan un 100% a nosotros el traslado se nos acerca a la mitad. A las instituciones médicas que tienen peso, por resolución les trasladan hasta el 90% de la subas que las pre pagas cobran a sus afiliados. Yo estoy dentro de las instituciones que tenemos peso, pero en el interior y el aumento que tuvimos fue del 50% en prepagas. Bueno, las obras sociales, como el Apross han trasladado menos. Entonces el atraso real, en 5 años es del 50%. Hoy (por el viernes 18) salió una resolución que autoriza a cobrar un co seguro más alto, pero con valores muy bajos, es un simple paliativo”, señalan.
-Ahora, el costo de estas prácticas que se subsidia con otras, pero sigue en rojo, ¿puede torcer las finanzas de una entidad?
-Sí. Para tener una idea, los técnicos radiólogos trabajan por convenio 4 horas por día a un promedio de $200 mil de costo. Para cubrir un día hacen falta 5 o 6 técnicos. Cada 6 meses tienen licencia profiláctica de 15 días, además de las vacaciones. El costo es elevado. El Apross paga una placa de tórax $296, con eso hay que afrontar todo. Es una práctica que tiene un costo de $2.000 para llegar a un punto de equilibrio. Las pre pagas también pagan por debajo del costo, pero en promedio pagan $1.000, $1.200.
Cuando Apross fija valores tan bajos incide en todo el sistema y las pre pagas fijan su posición: si una clínica permite a la obra social provincial una arancel tan bajo es difícil lograr actualizaciones acordes con las prepagas.
-¿Cómo sigue el escenario si no hay un ajuste importante por parte de Apross?
-El escenario es de mayor concentración y de mayor cierre de instituciones. Hay un panorama que lo pinta, vemos cada vez hay más ambulancias en las rutas haciendo trayecto del interior a la capital. Y por ahí vienen por una ecografía, que Apross la paga $900 y tiene un costo enorme teniendo en cuenta ambulancia, enfermero, etc. Cuando, si estuviera bien pago, eso debería hacerse en la clínica del interior
-¿Hay una agenda de recomposición, una mesa de diálogo con Apross?
-Nosotros no hemos tenido respuesta, hemos pedido audiencias y nada. No hay un diálogo. Lo que vemos es que van tapando parches. Por eso explota por todos lados. Van arreglando lo público, pero en lo privado es más difícil porque vas quedando muy expuesto. Si te apuntan con el dedo podes quedar afuera de convenio.