Atahualpa Yupanqui fue un adelantado para su época: basta oír con detenimiento las letras de sus canciones, que llenaron de contenido social la música de la década del 50 y del que se harían eco los cantautores locales recién en los 80.
Considerada una de las más fecundas fuentes de creatividad popular, la comisión local organizadora del Congreso de la Lengua le propuso al Instituto Cervantes rescatar su figura y su legado está desde el viernes pasado en esa entidad española. “Enviamos escritos personales, cosas de él que teníamos en la familia”, cuenta Roberto Chavero, hijo de Atahualpa Yupanqui y titular de la Fundación que lleva el nombre de su padre.
En efecto, en la bóveda destinada a tal fin descansan dos tarjetas postales, una copla y una carta que Atahualpa envió a su esposa desde Madrid en los años 70: “Hemos buscado textos conceptuales; en las cartas mi padre desarrollaba siempre algún pensamiento filosófico o reflexiones.
Por otro lado, Atahualpa era un comprador compulsivo de tarjetas postales, las compraba cuando tenía horas de espera en los aeropuertos y aprovechaba para escribirles a los amigos, a la familia, o alguna cosa que él quería manifestar. Así que elegimos esas tarjetas, que nos parecen significativas, y encuadran dentro del mensaje más profundo que ha dejado mi padre”.
Además, entregaron a la institución una hoja de la Fundación Atahualpa Yupanqui con una fotografía tomada por un fotógrafo japonés en Japón, en la que se ve al cantautor con una paloma en la mano. “Es una foto muy simbólica y está acompañada de un poema que escribió mi padre para los doscientos años de la Revolución Francesa. Nos parece que es realmente un importante mensaje para generaciones futuras”, señala Chavero.
Apertura del legado. La “Caja de las Letras”, iniciativa del Instituto Cervantes, fue inaugurada en 2007 por el escritor español Francisco Ayala y consta de una bóveda con 1800 cajas de seguridad destinadas a conservar textos y documentos de músicos, escritores, artistas, cineastas, arquitectos y científicos. Por expreso pedido del autor, el legado del escritor de El jardín de las delicias, será abierto recién en 2057.
Sin embargo, no sucederá lo mismo con el legado de Yupanqui: “Dispusimos que esa decisión estuviese en manos del Instituto, cuando éste considere necesario que esos mensajes sean difundidos. Lo hemos dejado a su criterio porque creemos que es un mensaje que hoy tiene vigencia y que ojalá dentro de 50, 100 o 300 años, ya no tenga sentido. Pero hoy es un mensaje muy necesario”.-