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CóRDOBA
EL OTRO CONTROL DE LA CALLE

Quién es Raúl Garzón, el fiscal que controla la tensión social y aspira a la fiscalía general

Tiene causas sensibles como las movilizaciones del Suoem y el resto de las protestas. De buena relación con el poder político, está en carrera para la vacante que sigue de cerca el Círculo Rojo.

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CONTROL. Garzón, el brazo de la Justicia en temas sensibles, como las causas relacionadas a las movilizaciones del Suoem. | Cedoc Perfil

Calificado como parco y poco sociable por aquellos que lo conocen de los pasillos de Tribunales; y como un negociador por los que evalúan su gestión desde otro lugar. Lo cierto es que se convirtió en meses en el responsable del control de la calle que ejerce la Justicia y es quien tiene a cargo las causas que más preocupan por su sensibilidad al poder como las movilizaciones del Suoem. 

Raúl Garzón, el fiscal del Distrito 3 Turno 7, es observado por el arco político, sindical y social desde hace meses. De la misma manera que por lo ocurrido en 2013, cuando tuvo a su cargo la causa del autoacuartelamiento policial o en 2016, cuando le tocó instruir el golpe comando a la casa de Cofico en la que cenaban políticos y altos funcionarios del Poder Judicial; dos cierres de año complejos y sin resultados, con algunos de sus pares diciendo que “fracasó” en ambas. 

El control de la calle. Aquellos que conocen a Garzón saben que no es de los fiscales a los que más les gusta hablar. Es más, lo consideran “poco sociable”. Lo cierto es que, en el último tiempo, sobre todo a partir de la salida de Alejandro Moyano como fiscal general de la Provincia, causas que caían en otras fiscalías comenzaron a llegar a su despacho. 

Por la ley del ministerio público provincial, en Córdoba las causas se asignan desde la fiscalía general. Y con ese despacho vacante desde marzo del año pasado, ese rol lo ejercen, en los hechos, los adjuntos José Gómez Demmel y Héctor David; y Garzón tiene buena relación con ambos. Sobre todo, con el primero. 

Más aún después que, tanto Gómez Demmel como David, limaran algunas asperezas. “Tenían que resolver el loteo entre ellos y eso ya está”, aseguró una fuente judicial. 

En ámbitos de la Justicia nadie desconoce que Garzón tiene aspiraciones de quedarse con la fiscalía general. Cargo para el que suena con fuerza desde hace varios meses y carrera en la que aventajó hace un tiempo a otros que venían en esa competencia; entre ellos, el fiscal Enrique Gavier, quien quedó vinculado políticamente, con sus decisiones, a la gestión del expresidente Mauricio Macri. De hecho, el exmandatario lo recibió en 2017 y lo felicitó por una causa de maniobras fraudulentas en perjuicio de las ART. 

Hoy, un conocedor del minuto a minuto de Tribunales, reconoció a PERFIL CORDOBA que Garzón subió algunos escalones y que “Gavier está incontrolable”. 

Pero no es el único al que aventajó. También a Guillermo González, fiscal al que le llegaban las causas más sensibles en tiempos de la fiscalía general encabezada por Moyano. De buena relación personal con el ex titular del ministerio público -jugaban al fútbol juntos dos veces por semana-, hoy González no recibe casos relevantes como hace algunos años. “Llegan antes a despachos como el de Garzón, (José) Bringas o (José) Mana”, sostienen fuentes judiciales.  

Sin embargo, pocos con el peso y la relación política de Garzón. Es más, este año también jugó de nexo e interlocutor entre los fiscales díscolos cuando fue el momento de regresar a los despachos después de la primera oleada del coronavirus. No eran pocos los que se resistían al regreso y fue él quien ofició de mensajero entre los fiscales y los adjuntos para el retorno a Tribunales. 

Negociación que siguieron de cerca desde El Panal ante las críticas del arco opositor sobre la “paralización de Tribunales”. 

Marcar la cancha. El clima de protestas en las calles es observado desde todo el arco político. Como así también lo que ocurre con las usurpaciones, sobre las cuales el propio Garzón dijo hace un tiempo que “están controladas”. En tanto, sobre la causa Suoem está detenido el ahora exempleado municipal que utilizó un mortero en una marcha hace dos semanas e irá a indagatoria el martes. 

Acerca de ello, están aquellos que señalan que “marca la cancha” y destacan que “no tiene gente detenida al vicio”. “En términos futboleros, sería como (Juan Carlos) Lousteau, no es ‘siga, siga’, pero te marca hasta dónde”, sostuvo a este diario una fuente de diálogo casi permanente con el fiscal. 

En la cuestión sindical, hay quienes también aprovecharon para marcar la diferencia con el destino de estas causas y el vínculo con los gremios. “Antes, como ocurrió con UTA o Luz y Fuerza, eso iba derecho a lo de González. Él tuvo por ejemplo la agresión a (Luis, presidente de Epec) Giovine; bueno, hoy esas causas van a Garzón”, coincidieron dos fuentes.  

Así ejerce su rol Garzón, el fiscal de juego permanente con el poder político, diálogo con los gremios y el negociador entre sus pares y la cúpula del ministerio público. El que coquetea con la fiscalía general y crece en la nueva normalidad judicial.