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CóRDOBA
MARÍA FLORENCIA CARRANZA

"Tenía muchos prejuicios antes de venir a Arabia, pero me sentí muy cómoda"

La artista y diseñadora industrial fue la única latinoamericana de entre 13 participantes seleccionados para formar parte de la primera residencia multidisciplinaria que se llevó a cabo en el distrito creativo e histórico de Ad Diriyah, ubicado en la capital de la nación. Ubicada al medio del desierto, la ciudad de Riad cuenta con una arquitectura que mixtura lo moderno y lo antiguo e invierte mucho en cultura. 'Seguir respirando' fue el trabajo presentado por Florencia Carranza durante los dos días de exposición, al finalizar la residencia.

Florencia Carranza
LA ARTISTA. Carranza insiste en mirar el futuro desde un punto de vista en el que no pensemos en destruir el pasado. | Cedoc Perfil

Florencia Carranza llegó a Arabia Saudita el 3 de enero pasado, como parte de un programa de residencias al que aplicaron 250 personas y del que participaron 13 artistas de países como Grecia, España, Nigeria, Siria y Omán.

Dirigido y administrado por la galería ATHR, ‘Bodies as landscapes’ fue el concepto madre bajo el cual artistas visuales y diseñadores de moda tuvieron la oportunidad de colaborar en un entorno experimental durante tres meses e investigar temas de innovación, transformación y sostenibilidad.

A pocos días de finalizada la residencia y antes de emprender un viaje por Europa, la artista dialogó con PERFIL CÓRDOBA sobre su experiencia en ese país asiático.

—¿Es la primera vez que estás en Arabia?
—Sí, había estado anteriormente con una colega en Israel, pero son contextos muy distintos.

—¿En qué sentido?
—Yo tenía muchos prejuicios antes de venir, por lo que leía sobre la cultura y en relación con la mujer. Pero están haciendo una apertura muy grande y me sentí muy cómoda. Como mujer pensé que iba a tener que tener mucho más cuidado o tomar precauciones y no. Si bien es invierno y no podés andar muy descubierta, yo ando maquillada, con ropa de colores y no pasa nada. En ningún momento sentí violencia.

—¿Creés que tiene que ver con que sos extranjera?
—Por lo que entendí, lo de la mujer es una decisión. Hay mujeres religiosas y otras que están más abiertas. Me dicen que en los últimos cinco años todo ha cambiado mucho. Esto es una monarquía y el hijo del rey, que es muy joven, ha dado ciertas libertades, como que la mujer pueda conducir, por ejemplo. Hay también una cuestión distintiva entre lo público y lo privado: acá no existe la vida pública como en nuestro país. Había leído que no podés opinar, pero la verdad es que, no sé si porque estoy en el ámbito artístico, nada que ver.

—¿Y en materia de cultura, cómo están?
—Invirtiendo muchísimo. Yo estoy en Riad (Riyadh), una ciudad grande y comercial que está al medio del desierto. Tiene una arquitectura muy moderna mezclada con lo antiguo. Te sorprende salir a la calle porque no paran de construir y se han dado cuenta de que la cultura es un valor agregado muy grande, entonces se esfuerzan
en exportar su cultura pero también en abrirse al mundo. Traen profesionales de distintas áreas para hacer intercambios todo el tiempo.

—¿El Estado financió tus gastos?
—Sí. Pasajes, estadía, unsueldo mensual y un presupuesto de producción. Nos dieron un departamento y un estudio para cada uno. A su vez compartíamos una gran sala donde había herramientas, máquinas de coser, para tejer. El lugar donde estábamos era un área que el gobierno recuperó: galpones industriales que han sido convertidos en estudios de artistas de primera línea. Y eso conforma un gran ecosistema de arte. Te pongo un ejemplo: a mí me faltaba una herramienta y me crucé a uno de los talleres y me la prestaron; tenían herramientas y maquinaria para hacer serigrafía, impresiones 3D, todo a disposición.

—¿Cómo fue el proceso desde que llegaron?
—El primer mes nos armaron una agenda y visitamos distintos mercados y proveedores. La idea era presentarnos la ciudad, mostrarnos lo que tienen y, a partir de eso, pensábamos qué íbamos a crear. Y ellos nos acompañaban en ese proceso.

—¿Y vos en qué te enfocaste?
—Observé que hay mucha conciencia en lo espiritual, pero en el consumo no está tan presente. Tal vez tiene que ver con el alto poder adquisitivo. Todo es en exceso pero, a la vez, la religión es superaustera y quería traer a la conciencia esto. Entonces tomé como material las bolsas de plástico, porque acá las tiran de una forma que me generaba incluso rechazo. No tienen incorporado el concepto de reciclar o pensar el material desde su origen. Hablé con la curadora sobre construir desde ese material un mapa, un panorama del consumo.
Por otro lado, al analizar el plástico como elemento, encontré que este es proporcionado por el petróleo y, que además, estamos en una zona superpetrolera; el petróleo a su vez viene de la tierra y la tierra de organismos que antes estuvieron vivos. Entonces relacioné esta idea de la vida y la muerte a través del material y reflexioné en esta idea de lo circular, de que no hay un fin. Así generé un nuevo ecosistema a partir de ese material, que también se conecta con el territorio, porque usé piedras y materiales que fui encontrando acá. Trabajé con distintas técnicas, como fusionar, coser, quemar. Y así nació ‘Seguir respirando’.

Obra Inflable Carranza

ESCULTURA INFLABLE. “Lo inflable tiene que ver con la temporalidad, con armarse y desarmarse, una idea de fluidez y no permanencia propia de la época que vivimos”, reflexiona.