Son días de emociones fuertes en el Club Leandro N. Alem de Villa Nueva. En “la Leonera”, la cancha del equipo más popular de aquella ciudad del departamento San Martín, conviven la ilusión por la probable obtención del campeonato de la Liga Villamariense de Fútbol y el orgullo de haberse convertido en una auténtica institución de película.
La concreción de la anhelada vuelta olímpica dependerá de lo que suceda en las finales ante Universitario de Villa María, que comenzarán a disputarse hoy en la emblemática Plaza Manuel Anselmo Ocampo. Para hacer realidad el debut en la pantalla grande habrá que esperar hasta el año que viene, cuando las marquesinas anuncien “Mochila de plomo”, el largometraje del director cordobés Darío Mascambroni que tuvo entre sus locaciones a las instalaciones de “el Tricolor”, aunque los tradicionales rojo, blanco y negro fueron maquillados con otras tonalidades y con un escudo de ficción que lleva las iniciales “A.G.R.”.
El despliegue de cámaras, luces, técnicos y actores fue el comentario obligado durante los cuatro días de filmación en el Club Alem, pero quien se llevó todas las miradas fue uno de los personajes centrales de la trama de ficción: “Pancho”, el bufetero del club, encarnado por el relator Osvaldo Wehbe.
“Darío es mi yerno y mi hija Florencia es la asistente de producción. Ellos ya hicieron un filme que se llama “Primero enero”, y la verdad es que les fue muy bien. No soy un entendido, pero el día del estreno Víctor Hugo Morales, que conoce mucho de cine, me dijo ‘¡Qué película!’. El asunto es que en el verano pasado, Darío me planteó: ‘Osvaldo, me gustaría que actuaras en mi segundo largometraje’ y me mandó el guión. Yo le dije ‘no’, ‘no’, ‘no’… hasta que un día me decidí y acepté la propuesta: ‘Bueno, está bien, me voy a dar el gusto’. Pero también me comprometí a tratar de estar a la altura, porque no es cuestión de meterse adentro de una película porque uno tiene ganas nomás’. Así fue que emprendí esta curiosa experiencia de vida”, cuenta “el Turco”.
“La historia trata de un pibe que quiere saber cuál fue el destino de su padre fallecido y mi personaje es, en cierto modo, hace de nexo entre uno y otro. Yo soy el viejo gruñón que atiende el bufet de un club muy humilde, el que le va contando al pibe que su padre fue un grandísimo delantero, algo así como un “Lobo” Fischer del equipo del pueblo”, cuenta Wehbe, quien se manifiesta “alegre” y “satisfecho” con su desempeño ante las cámaras. “Traté de ser yo mismo, y la verdad es que me sorprendí de no haber andado impostando. Hice de ‘Turco’ Wehbe, ni más ni menos. ‘Pancho’ soy yo en bufetero: gruñón, hosco, haciendo el asado, ‘cargando’ al hincha de Belgrano, al de Talleres, al de Boca o al de River, y hablándole a los pibes con un discurso entre paternal y odioso”, puntualiza el relator. Y remata: “La película tiene mucho que ver con el deporte, y eso también me ayudó. Mi yerno es fanático del fútbol igual que yo, pero la verdad es que en ese ámbito no compartimos ninguna idea: él es hincha de Boca y de Alumni de Villa María, y yo soy de San Lorenzo y de Río Cuarto”
Wehbe admite que hasta un par de semanas apenas acreditaba una efímera y lejana experiencia en sets de filmaciones: “Una vez grabamos la publicidad de una tarjeta de crédito con “el Negro” Brizuela, y la verdad es que quedé maravillado con todo lo que es el detrás de escena. El cine es un mundo maravilloso, que fascina a los que pisan el barro y a los que pisan el asfalto, pero nadie tiene la certeza de lo que es hasta que no lo toca”. Acto seguido, y poniéndose del otro lado de la pantalla, “el Turco” se define como “un enamorado” del séptimo arte: “Mi hermano más grande, Juan Carlos, que ya no está conmigo, era muy cinéfilo y de chico me llevaba al matiné. Y mi otro hermano, Eduardo, que era hincha de Independiente y de Belgrano y que también falleció, me llevaba a la cancha. Tuve la suerte de tener dos hermanos grandes: uno me hizo del pochoclo y otro del choripán”.
El hombre que gritó innumerables goles en los micrófonos de LV16, Rivadavia, Continental o Cadena 3, y que actualmente lidera el equipo de deportes de Radio Sucesos, sostiene que son “muchas cosas” las que le van “cerrando” con esta inédita incursión actoral: “Algunos padres dicen haber tenido la suerte de jugar a la pelota con su hijo, yo digo que pude laburar en una película con mi hija, que es directora de cine y docente, igual que mi otra hija Camila, que es bioquímica, y mi esposa Gladys, que dejó muchos años de su vida en las aulas. Yo me alegro de que a los chicos les vaya realmente bien con las películas, porque esto representa un salto de calidad y demuestra que se puede hacer buen cine en Córdoba, más allá de que en las ficciones de Buenos Aires el que tiene la tonada cordobesa siempre sea el cómico, el estúpido o la mucama”.
Con una dilatada y respetada trayectoria en los medios de comunicación, que incluye la asistencia perfecta a los últimos nueve mundiales de fútbol, Osvaldo define como “una experiencia revitalizadora” y “un gran aprendizaje” su debut en la actuación: “Para mí es un honor y voy a estar eternamente agradecido, más allá de que después la gente vea la película y diga ‘¿qué hace este tipo acá?’. Al menos en mi familia están todos muy orgullosos de lo que hice… Creo que realmente están convencidos de que soy Brad Pitt”.
“Mochila de plomo”. Es una película basada en un guión original de Darío Mascambroni y Miguel Ángel Papalini, y dirigida por Mascambroni con la asistencia de Florencia Wehbe. La producción es de Fernanda Roca, con la colaboración de Dalmira Tobal. Se filmó en 20 locaciones de Villa María y Villa Nueva, entre ellas las instalaciones del Club Leandro N. Alem, y participaron alrededor de 20 actores. Trabajaron 30 técnicos y colaboraron alumnos de la carrera de Diseño y Producción Audiovisual de la Universidad de Villa María. El largometraje cuenta con los apoyos del Instituto Nacional de Cines y Artes Audiovisuales (Incaa), la Agencia Córdoba Cultura y los municipios de Villa María y Villa Nueva. El viernes pasado terminaron las filmaciones y el estreno está previsto para el próximo año. Es la segunda película de Mascambroni, quien en 2016 fue premiado en el Bafici (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) por “Primero enero”, un filme que ya fue exhibido en Berlín, Frankfurt, Moscú, Manchester, Paris, Cartagena y Río de Janeiro.
La película recibió esta semana $400.000 por la segunda cuota del aporte del programa de la Ley de Fomento y Promoción de la Industria Audiovisual de Córdoba (Ley Nº 10.831). Estos Aportes Reintegrables a la Actividad Cinematográfica alcanzaron también a otros tres filmes que se están rodando en la provincia: "Vigilia en agosto" (de Luis María Mercado), "Julia y el zorro" (de Inés Barrionuevo) y "El otro verano" (de Julián Giulianelli). Cada película recibió un monto de $800.000, en dos partes.