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La guerra en primera persona

Una cordobesa en Ucrania: “Queríamos escaparnos pero no sabíamos de qué”

La cordobesa Jorgelina Carletta le contó a PERFIL CÓRDOBA cómo ella y su pareja lograron salir de Kiev y huir de la guerra en Ucrania. “Fuimos a tomar el primer tren que pasara y que nos acercara a una frontera”, relató.

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ESCALA EN VARSOVIA. Jorgelina y Rodolfo en Polonia, luego de huir de Ucrania y antes de embarcarse hacia España, su nuevo destino europeo.  | JORGELINA CARLETTA

Jorgelina Carletta es una diseñadora de modas oriunda de Canals que desde hace varios años está radicada en Europa junto a su pareja, el guardavidas riocuartense Rodolfo Rama Fistori. Vivieron en Italia y España y luego de visitar a sus familiares en Argentina el pasado fin de año, decidieron volver al Viejo Mundo. Esta vez el destino elegido fue Kiev, la capital de Ucrania, por sugerencia de un amigo en común que estaba allí. “Llegamos el 2 de febrero, así que no alcanzamos a hacer mucho. Estábamos probando un trabajo justo cuando estalló el conflicto”, le cuenta a PERFIL CÓRDOBA desde Madrid, donde arribó el viernes luego de un periplo de ocho días.

“Conocíamos la situación del país. Consultamos en la embajada para ver si era recomendable ir y nos dijeron que no había problemas, aunque nos pidieron ‘por las dudas´ nuestros datos y ubicaciones”, señala Jorgelina. Y añade: “Todo era normal. Siempre estaba latente el conflicto, pero en las provincias del este. Nadie esperaba algo tan repentino y tan generalizado”.

“Todo colapsado”

“El miércoles hablaban en los informativos de posibles desabastecimientos, pero nada que ver”, relata Jorgelina. Cuando dice “el miércoles” se refiere al 23 de febrero, el día previo a los primeros bombardeos. Confiesa que Ucrania no les había gustado mucho y que justo la noche anterior habían estado hablando con Rodolfo sobre la posibilidad de asentarse en otro país. 

“Al día siguiente nos avisaron que no fuéramos a trabajar, vimos las noticias en ‘la tele’ y cuando nos asomamos por la ventana había una cola inmensa en un supermercado. Las explosiones se escuchaban de lejos, pero en ese momento no caíamos demasiado. Nos comunicamos con la embajada, armamos las valijas y quisimos irnos en Uber, pero no se podía salir a ningún lado. Estaba todo colapsado”, rememora.

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POSTALES DE LA GUERRA. La pareja cordobesa pasó varias noches refugiada en la estación de metro y luego viajó en tren hacia la frontera. /// FOTOS: JORGELINA CARLETTA

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“Esa noche decidimos quedarnos en el departamento en lugar de ir a un refugio o a la estación de metro, aunque dormimos vestidos. El viernes ya se activaron el toque de queda y la ley marcial, así que tomamos las maletas y nos fuimos al ‘metro’. Ahí nos encontramos con otros tres cordobeses y empezamos a organizarnos para ver como íbamos a hacer para llegar hasta alguna frontera y salir del país”, puntualiza.

Destino incierto

“La decisión fue ir a tomar el primer tren que pasara y que nos acercara a la frontera, adonde fuera. Nos separamos en dos grupos y con Rodolfo terminamos en Lviv, que queda a 30 kilómetros de Polonia. Luego un auto nos llevó hasta la frontera y ahí cruzamos caminando”, repasa. Cuenta que en ese lugar vio largas filas de vehículos con familias enteras que pasaron varias noches sin dormir. Y estima que por ese lugar abandonaron los límites de Ucrania cerca de 500 mil personas, y que otras 150 mil se trasladaron rumbo a Hungría, Eslovaquia, Rumania y Turquía. 

“Nos esperaron con mantas, abrigos, comidas y cosas calientes, y también tenían mamaderas, leches y pañales para los bebés”, cuenta. Y destaca el rol de la embajadora argentina en Polonia, Ana María Ramírez: “Esa mujer se portó muy bien. Nos hizo llevar en traffic hasta Varsovia y se hizo cargo de nuestro alojamiento y el de otras familias”.

“Fue todo muy raro. Nuestra idea era escaparnos, pero no sabíamos de qué nos estábamos escapando. Creo que sufrieron más nuestras familias que nosotros, que no nos enterábamos de lo que estaba pasando. No teníamos acceso a las noticias y tampoco visualizamos algo de la guerra, aunque escuchábamos los disparos”, reseña.

“Al ver tanta gente en la estación de trenes uno no podía dejar de pensar que esto les pasó a muchos de nuestros abuelos, que llegaron a Argentina huyendo de la guerra”, reflexiona. “Nuestra idea es quedarnos en Madrid. Acá se dice que las cosas se van a poner peores en Ucrania.”, concluye.