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ANALISIS

Una pelea a fondo

El análisis político y los fundamentos técnicos que hay detrás de la crisis de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba.

Epec 22-4-2018
EPEC. Lo que no pudieron Angeloz ni De la Sota podría llegar a ocurrir en la gestión de Schiaretti. | CEDOC PERFIL

Decidido a jugar a fondo, el gobernador avanzó con la reforma política, afianza cada vez que puede su relación con Macri y apretó el acelerador arremetiendo con fuerza contra Luz y Fuerza, uno de los gremios que más conquistas pueden exhibir en Córdoba en los últimos 40 años. 

Cerca de Schiaretti aseguran que el avance tiene dos motivaciones: por un lado, concretar políticas de fondo que desde hace años necesita la Provincia (en este caso se trata de ajustar los costos de Epec, algo a lo que ni Angeloz y De la Sota se atrevieron). Y, por otro, con ese envión, llegar con buenas chances a las elecciones de 2019, en las que aseguran que el Presidente los dejará jugar. ¿Cómo se traduce ese pensamiento? “Si gana Schiaretti, no pasa nada". 

La relación entre Córdoba y la Nación es mejor, en algunos casos, que entre miembros de la propia alianza. Macri siempre juega a ganador, pero no se va a asustar si gana el Gringo”, completan. Ahora bien. ¿Hasta dónde está dispuesto a dar pelea Schiaretti? Quedó demostrado que el gremio también va a jugar fuerte, como cuando dio a conocer los exorbitantes números que cobran los ejecutivos y gerentes de la empresa y que se convirtió en un boomerang para El Panal: todos en la misma bolsa es el mensaje desde el gremio que conduce Gabriel Suárez. 

Reconducción. En el medio de esa “guerrilla”, que promete nuevos capítulos, aparecen los números de Epec. Y aflora el nivel de gravedad en el que se encuentra la empresa. Dejando de lado las defensas sectoriales basadas en los números de la compañía, “hay dos índices que no mienten sobre el estado de salud de este enfermo”, dice una analista contable que estudió el balance del 2017. Uno de ellos es el Índice de Liquidez (0,53) y el otro el Índice de Endeudamiento (2,96). “El primero debería ser 1 ó superior a ese nivel para manejar adecuadamente los gastos corrientes; y el segundo debería ser como máximo 1, porque de lo contrario indica una fuerte presión para cumplir con la deuda”, explica la experta. 

Según esta fuente, una empresa en el estado en el que se encuentra Epec tendría tres caminos teóricos para reconducir el Índice de Liquidez: “Pedir un aporte de capital, obtener pasivos no corrientes o liquidar activos no corrientes”. 

Lo grave de la situación es que “los dos primeros caminos -por lo que muestran el estado de evolución del patrimonio neto y la composición del pasivo- ya los transitaron en 2017 y, aun así, el Índice de Liquidez sigue siendo menor a uno”, enfatiza la especialista, y concluye: “Lo que urge es un rápido saneamiento del pasivo”. Esto último implicaría una “reducción de egresos corrientes y el esfuerzo por tener mayor rentabilidad en las unidades de negocio, lo que significa más innovación, reingeniería de procesos, búsquedas de productividad y eficiencia adicionales”. 

Así, el escenario no invita al optimismo y quedan muchas respuestas por responder: ¿Cuáles fueron los estados contables de los últimos años? ¿En cuántos de ellos la empresa cerró con déficit operativo y financiero? ¿No llegó la hora de transparentar los estados contables de la empresa y la distribución actual del gasto? ¿Por qué se plantea recién ahora la racionalidad económica? ¿Tiene sentido hablar de un nuevo marco regulatorio y no contemplar los aspectos estructurales? La pelea recién empieza y promete ser larga.

Nadie podría aventurar cómo termina. Sí se vislumbra que todos están dispuestos a ir a fondo y en el mientras tanto la pregunta que se abre es: ¿Qué nivel de conflictividad social está dispuesto a manejar el gobernador, con mayor o menor apoyo de la opinión pública, históricamente descontenta con el desempeño de la compañía eléctrica estatal?