Perfil
CóRDOBA
MALVINAS, 40 AÑOS

Vivir homenajeando a los que no están

Félix Britos combatió en Malvinas con 19 años. Su misión en la guerra la obtuvo tras acertarle a unos tachos de cien litros en una práctica de tiro. “No teníamos preparación”, relata.

Félix Britos
“A Malvinas me gustaría volver, pero con DNI argentino, no con pasaporte”. | Fino Pizarro

Félix Britos habla en un tono bajo, con mucha tranquilidad. Parece estar en otra sintonía en estos tiempos de tanto vértigo. Con esa mesura cuenta: “Soy clase ‘63, cumplo años en enero y tenía 19 cuando tuve que ir a la guerra de Malvinas. Estaba haciendo la colimba. Me incorporaron el 1 de febrero: el destino era Comodoro Rivadavia, regimiento de infantería 8. Hacía varios días que teníamos adiestramiento y cuando nos despertamos el 2 de abril nos llamaron a formación y nos informaron que se habían reconquistado las islas y esperábamos órdenes para ir. El 5 de abril llegamos a Puerto Argentino”.

Pasaron 40 otoños, 40 inviernos, 40 años. Tanto frio y tantas soledades. Pero los recuerdos permanecen, no se olvidan. Aquellos días en la guerra están tatuados en la piel de este ex combatiente de Malvinas, de este vecino del
barrio Alta Córdoba.

En el diálogo con PERFIL CÓRDOBA, Britos recuerda que cuando pisó las islas siendo un soldado sintió un orgullo difícil de explicar, aunque aclara que “jamás había tenido un arma en mis manos. Recuperar las islas era un orgullo, pero a la vez tenía miedo e incertidumbre de saber si volvería”.

Cada historia de los jóvenes soldados argentinos que en abril de 1982 tuvieron que ir a combatir ante los ingleses para recuperar las Malvinas, es especial. Reflejan una situación increíble, de difícil adjetivación certera. La de Félix se puede pasar por diversos lugares: el temor de no ver más a su papá, las preguntas que nunca le hicieron, la tristeza de la rendición, el amor de los amigos del barrio, su pasión por Instituto, el puesto de diarios, su militancia en el gremio de los canillitas o su rol en la guerra.

A propósito, relata: “Mi función era la de granadero, yo tenía granadas para voltear algún helicóptero. ¿Cómo llegué a ese puesto? Le acerté a  unos tachos de 100 litros en una práctica de tiro a una distancia de 200 metros y me dieron ese rango”.
—¡¿Cómo?!
—Sí, fue así. Se lanzan con un FAL. Se le ponía un adaptador en la punta y se disparaba con balas de fogueo. Y sí: fue en la instrucción, donde le pegué a un tacho de 100 litros. Teníamos muy poca
preparación. Del regimiento en el que estuve fuimos la mayoría. El 1 de febrero del ‘82 llegamos a Comodoro y el 6
de abril a Malvinas. Ya había comenzado la guerra y nuestra preparación era escasa. Por suerte, la puedo contar
y con el paso del tiempo se va alejando el drama.

Escenas que marcan. Cuando Félix describe sus vivencias lo hace con nostalgia. Quizás por eso también habla tan despacio. Es notorio que mientras va narrando su historia, por su cabeza acontece una infinita serie de imágenes.

Por eso, este cordobés de 59 años, hijo de Alicia y Joaquín, en un momento hace una pausa larga y explica, o confiesa: “Mi intención fue cuidar a mi familia, que no sufrieran. Con volver yo estaba hecho. Pero después sí, te pones a reflexionar lo que significó la derrota... A esa edad no tenía conciencia. Me tocó vivir algo raro. Me dan la orden de rendirnos a la tarde noche. Cuando voy a avisarle a los otros compañeros de posición que nos teníamos que replegar, que había terminado la guerra, ese camino lo recorrí a los saltos, estaba feliz de volver con vida a mi casa. Al otro día, cuando llegaron los ingleses, tuvimos que entregar las armas, bajaron la bandera nuestra –hace una pausa, suspira– e izaron la de ellos. Se me vino la noche. Esa imagen no se me va más de la cabeza. Fue mucho lo que se perdió. No se puede explicar lo que vivimos en ese momento”.

Félix Britos pudo volver. Aunque hay escenas de esos días que jamás olvida. Pudo volver a abrazar a su papá y formar una familia. “Hoy ya no tengo bronca, pienso hacia adelante para homenajear a los que no pudieron volver”, cierra.
Ex combatientes

  • "PUEDE DESARROLLAR MI VIDA"
  • “Llegué a pesar 43 kilos, pasé hambre. No es una crítica. Era lógico por el lugar donde estábamos. Yo quedé bien, pude desarrollar mi vida, pero hay otros que no lo pudieron contar”, contó Félix Britos, que regresó a Córdoba el 8 de julio de 1982 y el 9 ya estaba en la calle vendiendo diarios. Él dice que lo salvó el amor de la familia y los amigos del barrio, “y en los momentos duros me refugie en el club”. A propósito, dice que seguirá ligado a la vida política de Instituto.


VIAJE DE REGRESO
Félix tiene como desafío para este año rendirle un homenaje a sus compañeros y a la vida. Su idea es, en agosto, emprender un viaje en bicicleta, junto a su esposa Sandra, hasta Comodoro Rivadavia. “Hace unos años estaba muy enojado y quería hacer este viaje para contar y demostrar la poca preparación que habíamos tenido. Pero mi hija me habló y entendí. Y pasé del enojo al homenaje por los que quedaron allá. Me explicó que a este desafío lo tengo que disfrutar y agradecer a la vida y es así como lo quiero hacer. No le tengo que demostrar nada a nadie. En estos 40 años, por la ruta 40, haciendo la actividad que siempre me acompañó, andando en bicicleta. La idea era hacerlo antes, pero mi esposa está superando un problema de salud. Pensamos que para agosto ella estará bien y ahí lo haremos”, contó.