CORONAVIRUS
Educación

Documentar en tiempos de pandemia

Es importante que docentes y directivos registren las metodologías usadas en sus clases tanto si resultaron favorables como que no, para después poder analizarlas y mejorarlas.

Educación a Distancia 20200406
Educación | Agencia Shutterstock

Nos encontramos en el inicio de un proceso vertiginoso que aceleró los tiempos de aquello que en algún momento tendríamos que hacer.

Los colegios, los docentes, los directivos y los padres somos protagonistas de algo que todavía no comprendemos bien, pero que tiene que ver con la enseñanza en un contexto de virtualidad y de incertidumbre. Y decimos enseñanza porque no tenemos tan claro si ya estamos en condiciones de hablar de “aprendizaje”.

Para poder capitalizar nuestras respuestas frente a este desafío, tendríamos que tomar distancia y tener datos que podamos convertir en información.

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Hoy podríamos documentar lo que está sucediendo en nuestras instituciones educativas: escribir, poner en palabras, hacer visible el proceso de idas y vueltas que estamos experimentando. Tengamos cuidado. Podría sucedernos que esto lo vivamos, pero que no lo acojamos como experiencia. ¿Cuál es la diferencia? Experiencia significa que nos detuvimos a observar en un momento lo que estaba sucediendo. Analizar, mirar reflexivamente, leer a la luz de criterios de calidad y registrar por escrito. Comprender y aprender de ello. Extraer enseñanzas.

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Repetir lo que hacíamos antes de la pandemia implicaría que no recogimos ninguna experiencia.

Documentar ¿Qué documentar? Por ejemplo, qué hicimos al principio de este proceso, qué era lo que realmente intentábamos resolver, quiénes participaron, si hubo capacitación, si nos reunimos con el equipo de docentes. Escribir sobre lo que hicimos cuando nos dimos cuenta de que no íbamos bien encaminados. ¿Qué decidimos frente a esta circunstancia? ¿Cómo cambió la relación entre los directivos y los docentes? ¿Qué hacen los directivos hoy que antes no hacían? ¿Qué sucedió entre los docentes? ¿Qué ideas aportaron los protagonistas? ¿Y los estudiantes? ¿Sabemos lo que piensan, sienten frente a esta nueva situación? ¿Están aprendiendo? Y ¿que significa aprender? ¿Cómo nos estamos dando cuenta de que están aprendiendo? ¿Tenemos que pensar en un dispositivo para darnos cuenta? ¿Cómo hemos priorizado contenidos y capacidades? ¿Quien los priorizó? ¿Con qué criterios?

Muchos directivos nos dicen que, por primera vez, observan las clases de sus docentes, que por primera vez y con una frecuencia inusual pueden estar con sus docentes en la clase. ¡Qué bueno que es esto! ¿Y qué hacemos cuando estamos allí con ellos, después de esa clase, antes de la clase? ¿Qué miramos cuando observamos la clase? Y en el caso de los padres, muchos por primera vez comprenden la complejidad de la tarea formativa. ¿Quién enseña? ¿El padre o el docente? ¿Cuál es el acuerdo que hay entre padres y docentes sobre la enseñanza?¿Cuánto de autonomía necesitan los chicos para aprender cuando el proceso es asincrónico y ubicuo?  ¿Cómo los sorprendió esta situación? ¿Como estudiantes autónomos o en vías de autonomía o como estudiantes dependientes?

Es fundamental documentar, escribir, narrar los problemas, los desafíos, los actores que intervinieron e intervienen, las emociones que se movilizan. Visibilizar, compartir ejemplos de prácticas pensadas por los docentes. ¿Hemos compartido conocimientos entre los docentes? ¿Cómo lo hemos hecho? ¿Podríamos hacerlo en un futuro cercano? Documentar nos permitirá comunicar, socializar.

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Hay que tomar nota de las ideas que se nos ocurren para cambiar lo que estamos haciendo y lo que veníamos haciendo. Probablemente, al documentar podamos identificar los vacíos de formación.

Proponemos que no sean solo los directivos los que documenten sino también los docentes en el rol profesional que tienen frente a este cambio. Es importante construir un portafolio de documentación sobre el que se pueda volver para reflexionar, extraer conclusiones, proponer nuevos caminos para la enseñanza presencial y repensar cómo seguir utilizando el entorno virtual cuando volvamos.

Como se han movilizado todas las variables, y lo siguen haciendo, las escuelas y universidades que creen en las organizaciones que aprenden, que quisieran lanzarse a constituir comunidades de aprendizaje, hoy tienen una oportunidad inmejorable.

Cuando volvamos a la escuela edificio, porque la escuela sigue existiendo, si tenemos buenas documentaciones de este tsunami de hechos, sentimientos, actitudes, estrategias, podríamos preguntarnos: ¿Qué sería bueno mantener, profundizar? ¿Qué enfoques innovadores sería bueno desarrollar? ¿Qué prácticas sería bueno abandonar?

Argentina: aprovechemos esta gran oportunidad.

*Profesora de la Universidad Austral.