En su nuevo libro, en el cual combina la crítica social y económico-política de la inteligencia artificial generativa (a veces llamada IA gen) con el análisis estético y técnico de la imágenes algorítmicas, la videoartista y ensayista alemana Hito Steyerl (1966), doctora en filosofía y docente en la Universidad de las Artes de Berlín, reconstruye –a distintas escalas y enfoques, por lo demás– algo así como una máquina de Rude Goldberg (las cómicas invenciones del ficticio profesor Lucifer Gorgonzola Butts, caracterizadas por realizar una tarea simple de una manera complicada), solo que más sofisticada y menos simpática. Esta maquinaria global, que opera con aprendizaje automático, extrae y acumula datos, crea patrones probabilísticos, multiplica las criptomonedas, desarrolla armas, reproduce (o “renderiza”) cualquier objeto a partir de un modelo informático 2D o 3D, construye world models que permiten predecir y simular el futuro, genera imágenes y videos derivados y estandarizados, en una palabra, captura lo real en una nube estadística, mientras gasta entre el 3% y el 4% de la energía mundial (por ahora), emite dióxido de carbono y explota a trabajadores marginales, entre otros excesos.
En la era fragmentada de TikTok, según Steyerl, no solo ha sucumbido la aldea global que se imaginaba Marshall McLuhan (sin contar los lectores de la galaxia Gutenberg), sino también su frágil repartición en medios “fríos” –poca información– y “calientes” –mucha–, tan festejada en los dorados años 60, puesto que los algoritmos de aprendizaje automático (AA) convierten el “ruido” caliente en ordenamientos enfriados y enfrían aún más lo ya frío. Esto es, a mayor minuciosidad del enfriamiento más energía computacional se necesita y más emana calor tóxico del sistema. Con lo cual, a la inversa del ideal cibernético, se incrementa la entropía o, en otros términos, el desorden termodinámico. De ahí que en el próximo e inevitable (se entusiasman los tecnooptimistas) estadio de la IAG –inteligencia artificial general o superinteligencia artificial– la tendencia se agravaría, y en varios sentidos: financiero, político, militar, tecnológico, energético, medioambiental. A ello se suma, por otra parte, la degeneración de las máquinas digitales (con el tiempo olvidan lo improbable) que consiste en repetir los eventos más probables, en una suerte de extravío.
De cualquier manera, en el infierno tokenizado de Steyerl, la danza operativa de pixeles y datos generados por la IA, entrenada por los ingenuos usuarios de la red, que entrena a su vez a otros sistemas de IA y así sucesivamente –hasta el colapso degenerativo–, hoy componen visualizaciones de datos (más y menos que imágenes) en conformidad con reglas morales y legales, normas de verosimilitud y promedio estadístico. De lo que resulta, desde ya, mediante este filtro nutrido por prejuicios y mitos sociales, productos mediocres, una “imagen media”, una medianía en conformidad con patrones y parámetros del mercado digital y la basura de internet. Surge así una estética atascada, paralizada, en suspensión, que gira en torno de estilos y formas recicladas del pasado, sin crear nada nuevo.
Medios calientes.
Las imágenes en la era del calor
Autora: Hito Steyerl
Género: ensayo
Otras obras de la autora: Arte Duty Free; Los condenados de la pantalla
Editorial: Caja Negra, $ 28.000
Traducción: Maximiliano Gonnet