CULTURA
Pandemia de coronavirus

Enrique Arturo Diemecke: "Que el Réquiem de Verdi sirva para que encontremos paz en estos momentos"

El director artístico y de producción del Teatro Colón habla de su cotidianidad en el aislamiento. Música, entrenamiento, docencia, contagios, cuidados y los peligros de creerse Superman.

La monumental obra Réquiem, de Giuseppe Verdi, bajo la batuta de Enrique Arturo Diemecke junto a la Orquesta y el Coro Estable del Teatro Colón-20200728
La monumental obra Réquiem, de Giuseppe Verdi, bajo la batuta de Enrique Arturo Diemecke junto a la Orquesta y el Coro Estable del Teatro Colón. | Cedoc Perfil

Es el Director General Artístico y de Producción del Teatro Colón desde 2017 y Director Musical de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires desde 2007. Pero lejos de la formalidad de su cargo y la seriedad con la que afronta su trabajo, Enrique Arturo Diemecke, arranca la entrevista con PERFIL fiel a su estilo: con una broma. “Estoy pasándola confinado, casi no salgo, habré ido dos o tres veces al banco y regresé espantado porque cuando quise entrar, una persona de vigilancia me dijo que no podía entrar si no tenía barbijo o mascarilla. Me dio mucha risa la idea ¿Quién iba a decir que para entrar a un banco tenías que entrar enmascarado?”, se ríe.

En medio de la pandemia de coronavirus, el músico nacido en México en 1955 mantiene una febril actividad y casi que agradece no tener que salir, para no tener que perder “casi dos horas diarias entre el tráfico, el estacionamiento y esas cosas que demanda la ciudad”, según explica.

“Me levanto temprano, hago unos ejercicios de pilates. Después camino, hago diez mil pasos para estar moviendo la circulación de la sangre y del cuerpo, que me lleva un rato de la mañana, y mientras hago eso, estoy estudiando una partitura, y me pongo a dirigirla como si fuera un ensayo, sin orquesta ni nada. Me pongo como a dirigir la obra, para tener mis músculos cardiovasculares, que son los que más usa un director de orquesta, manteniéndolos activos para que cuando regrese la actividad no levante yo la mano y se me acalambre o haga un movimiento que rompa un hueso”, cuenta.

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Entre sus actividades remotas, Diemecke realiza conferencias con la Sociedad Mahler, para México y que se emiten por la Radio Nacional Clásica de su país, junto a músicos, críticos y otros especialistas, comentando una sinfonía de Gustav Mahler por semana, en el año en que se cumplen 160 años del nacimiento del compositor austríaco. También da clases gratuitas de dirección para ayudar a mantenerse en forna a otros directores. “La idea es que ellos se mantengan, que aprendan la técnica de estudio, como les digo, un director de orquesta estudia con la cabeza. Entonces uno no necesita un piano o una orquesta para estudiar, tiene que aprenderse la partitura para cuando llegue a estar frente a la orquesta ya sepa uno lo que quiere escuchar, ya tiene uno grabado en su mente los sonidos, la partitura”, además de dar cursos para Brasil, Colombia Estados Unidos y la Universidad Autónoma de México sobre lectura de partituras, sobre el fundador de la Orquesta Sinfónica de México, el compositor y director Carlos Chávez, y a cantantes para que comprendan mejor el punto de vista del director.

“Ha servido mucho para mí también estar haciendo esa actividad porque me gusta mucho la docencia pero con diferentes programas también estoy llegando a púbicos que no salen de sus casas, y que no conocen la música desde ese punto de vista. Lo han escuchado en un disco, yendo a un concierto, viéndolo por televisión o por internet. Y oyendo la opinión de alguien que si sabe leer partituras, mejor todavía. Ha sido muy importante. Es mucha actividad, y me gusta”, asegura.

 

El Teatro Colón presenta un concierto sinfónico con obras de Brahms y Strauss

 

Con respecto a su actividad artística al frente del Teatro Colón, Diemecke lejos de pensar en las dificultades que plantea la cuarentena, asegura que le resulta muy interesante dirigirlo en estas circunstancias. “Como les digo a todos, vamos a ‘zoomarnos’ a la reunión. Estamos haciendo lo que en su momento se llamó ‘home office’ y ahora lo llaman ‘teletrabajo’. Yo con las orquestas tengo actividades remotas, porque nuestra actividad es muy distinta, no es un trabajo esencial, no podemos ensayar porque ninguno de los sistemas de internet nos puede permitir la sincronización ni auditiva ni visual, como para que dos o tres instrumentos toquen al mismo tiempo. Sobre todo, en vivo. Si uno lo puede grabar, se puede empalmar es un truco de ingeniería pero así como en vivo en vivo no se puede tocar. Entonces no perdemos el tiempo en eso”, relata.

“Damos instrucciones, aclaramos dudas. O también hacemos otro tipo de actividades que tienen que ver con entrenamientos de diferentes tipos, cómo preservar bien el instrumento en las condiciones de encierro, que no puede uno llevarlo al lutier para que lo arregle, cómo arreglarlo caseramente sin dañarlo. Hacemos una reunión semanal con un luthier de cuerdas, otra semana con uno de vientos para que les indicara y les diera pistas o le hicieran preguntas para que sepan qué hacer y no hacer con el instrumento”, enumera.

Teatro Colón: temporada descollante

“El otro instrumento que trabajamos también, y es muy importante, es el cuerpo. Dimos indicaciones del kinesiólogo, de nutricionistas, especialistas en alimentación para que nos guiara, nos indicara qué hacer en estos momentos de encierro, qué es lo más apropiado y qué hacer para cuando regresemos, y cómo estar preparados para los cambios climáticos. Por eso estamos haciendo preparándonos en todo sentido, para que cuando regresemos al teatro estemos mental, física y musicalmente preparados” explica Diemecke y se excusa de definir cómo imagina el regreso a la normalidad del Teatro o los conciertos. “Como yo me imagino al Teatro Colón en la postpandemia, puede cambiar al momento en que termine nuestra charla. Así que… lo único que le puedo decir es que hay que tener mucha paciencia, ser muy creativos, adelantar cualquier circunstancia y tener una respuesta con antelación porque hay muchos escenarios, hay muchas posibilidades. La situación que tengo que prevenir, que tenemos que estar conscientes es que no queremos más contagios y que no seamos nosotros los responsables de ello. Esa parte tiene que estar completamente entendida, y nos estamos entrenando para eso. Hay otros sectores del teatro que están atendiendo que el mantenimiento del teatro esté en condiciones de recibir al personal, lo que es la climatización, los ambientes, la parte sanitaria perfecta. Que si uno adquiere el contagio en la calle es una cosa, pero que no lo adquiera adentro”, señala con responsabilidad.

Atento a lo que pasa en el mundo, por una lógica preocupación personal pero también para capitalizar las experiencias, el director dice que “estamos trabajando día a día, estamos viendo qué pasa en los conciertos europeos, en teatros de los Estados Unidos y de Asia, en los que nos llevan ventaja por el clima y por la temporada. Ellos tendrían que estar ahora en su temporada de verano y en muchos casos las cancelaron completamente y prefirieron cerrar. Otros se arriesgaron a abrir pero se están echando para atrás, entendieron que abrieron demasiado temprano. Aquí el gobierno ha sido muy estricto, con mucha precaución para que el número de contagiados sea el menor posible. Y creo que ha tenido mucho éxito a pesar de que estamos muchos jalándonos el pelo. Pero es preferible estar jalándose el pelo que jalárselo a la guadaña…” define.

Por eso estamos preparándonos en todo sentido, para que cuando regresemos al teatro estemos mental, física y musicalmente preparados” explica Diemecke

Con respecto a su México natal, el músico define al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrarod un poco con Jair Bolsonaro. “No ha habido una situación tan estricta salvo en un par de estados y esos estados están mejor que los que no lo hicieron. Pero el presidente de México, un poco como Bolsonaro, no cree en el encierro, no creen que previniéndolo van a frenar los contagios y están convencidos que el contagio va a ser de todos modos, entonces, piensan que mejor que les dé ahora pero no parar la economía. Una forma de pensar muy distinta. El nivel de contagios es altísimo y de muertos también. Mi familia vive en el estado de Guanajuato y toman todas las precauciones del mundo, pero siguen viendo que hay mucha gente que no respeta nada. Ellos piensan “mejor que me dé, así ya me convierto en inmune”. Y yo les respondo: “Si lo spbrevives…” Pero bueno, muchos se van confiados de que van a sobrevivir porque tienen un buen sistema inmunológico, porque están jóvenes o porque se creen ‘Supermanes’. No se dan cuenta que la kryptonita está ahí, latente y se llama COVID-19”, ironiza.

 

Reviví "La Traviata", en versión de Franco Zeffirelli, que transmitió el Teatro Colón

 

-¿Qué lectura podemos hacer del Requiem de Giuseppe Verdi, escrito en 1874 en este 2020?

-El Requiem de Giuseppe Verdi ha sido una obra emblemática en todos los tiempos. Desde que Verdi la compuso en honor a un amigo. No es una obra necesariamente para la iglesia, aunque sí sigue la liturgia, es considerada casi una ópera. El nombre completo es “Misa de Requiem”. La importancia que tiene es la espiritualidad de la música y del texto. Está pensada para buscar la sanación del espíritu, la sanación del alma que parte, por decirlo así, a mejor vida. Nos invita a la reflexión, nos invita a la compasión, al entendimiento, a la búsqueda de la paz de una manera definitiva, no porque uno se vaya a morir o esté muerto, sino porque uno tiene que buscar la paz y encontrarla. Nos va llevando en cada parte de la liturgia, en cada número, la composición nos lleva en ese sentimiento. Como la compuso Verdi en una forma muy dramática, muy operática, hay momentos muy dramáticos, de una fuerza muy increíble. Como la parte del Dies Irae, el día de la ira, es el momento en que seremos juzgados antes de ir a la vida eterna. Ahí es una parte mucho muy dramática en la que se siente esa fuerza y los sonidos de los rayos que avienta el creador para guiarnos o llamarnos a ese juicio final. Otro momento muy conmovedor es la Lacrymosa, que aparece la virgen Lacrymosa en la que se expresa ese dolor de la partida de una vida para la búsqueda de la otra vida, cuando uno se despega de la vida carnal para ir a la vida espiritual. Creo que el momento final con el Libera me, Libérame, Dios Mío, lo empieza a cantar la soprano en ese momento que dice en esta vida tremenda, ¿no? Que en el día de la Tremenda tengo que estar preparado para la vida eterna y nos trae reminiscencias del Dies Irae para luego entrar en un momento de búsqueda de la exaltación del espíritu a capella de la soprano y el coro, que cantan sin orquesta. Es un momento muy íntimo y muy angelical. Es el momento del contacto de los ángeles con la madre dolorosa, evocando ese día final que nos va a enjuiciar pero a la vez nos va a liberar del tormento ese para entrar en un júbilo en la vida eterna. Así se va llegando a los momentos culminantes, casi silencioso cuando el coro todo junto dice ese texto “Libera me, Domine, de morte aeterna, in die illa tremenda”. Dice “Libera me” tres veces, y en el último, termina. Es una obra muy conmovedora. En estos momentos, yo creo que le va a servir a muchos para hacer una liberación del espíriru que necesita exclamar un poquito. Necesita liberarse, pero liberarse no de una manera agresiva. Todos tenemos un momento en que reventamos, hacemos catarsis, pero espero que todos encontremos un momento de paz.

La Misa de Requiem de Giuseppe Verdi será transmitida por streaming del Teatro Colón el domingo 2 de agosto a las 20 horas. El concierto cuenta con la dirección musical del maestro Enrique Arturo Diemecke al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón, la participación del Coro Estable del Teatro Colón dirigido por Miguel Martínez, y las voces de la soprano María José Siri, la mezzosoprano María Luján Mirabelli, el tenor Darío Schmunck y el bajo Goderdzi Janelidze como solistas.