No hubo final feliz: la esperada pelea revancha entre Brian Castaño y el estadounidense Jermell Charlo, en Los Angeles, California, seguramente calificará entre las mejores batallas del año, pero el argentino cayó por nocaut en el décimo asalto. Se desmoronó así su sueño de convertirse en el dueño de los cuatro títulos unificados de la categoría superwelter del CMB y la AMB.
Castaño lució en los primeros asaltos, puso en aprietos a Charlo y lo persiquió de manera incansable, incluso conectando los mejores golpes, pero las réplicas del estadounidense comenzaron a minar la intensidad de Brian desde el sexto asalto, y así el combate se emparejó. Charlo pareció llegar al noveno asalto ya en ventaja, pero todavía nada hacía pensar que Castaño estaba perdido, seguía lanzando golpes, aunque Charlo pareciera de piedra cuando conseguía conectarlos.
Hasta que en el décimo asalto llegó la definición, pareció un cruce en el que Castaño llevaba la mejor parte, pero al retroceder una izquierda del americano impactó en la barbilla de Castaño, y fue letal. A tal punto fue de lapidario ese impacto, que el argentino ni siquiera cayó hacia atrás, se derrumbó, completamente perdido, casi al borde del desmayo.
Valiente y confundido, intentó levantarse, tambaleante lo logró y dio algunos pasos, como para intentar convencer al árbitro que estaba en condiciones de seguir, pero bastó que Charlo lo atacara apenas, para que el púgil de Isidro Casanova volviera a caer. Todo había terminado. Estaba completamente mareado, al punto que los auxiliares corrieron arrimando un banco para sentarlo en medio del ring, y le llevó algunos minutos recuperar la firmeza de sus pasos.
Como dato final de la noche más triste de Brian en el Dignity Health Sports Park de Carson, en Los Ángeles, queda señalar que ese nocaut, implacable y que costará olvidar, evitó que sufriera otra decepción a la hora de las tarjetas: Charlo estaba adelante por amplio margen en la óptica de los tres jueces. Uno de ellos tenía 87-84, números que mirados con cierta indulgencia podían aceptarse como válidos, pero otro de los jueces ya estiraba la ventaja de Charlo 88-83 y el tercero le daba 7 puntos de ventaja al americano, en un casi inaudito 89-82. A Castaño le queda como consuelo haber dado todo. "Me ganó un gran campeón", dijo luego, en un gesto que lo distingue. Tenía razón, aunque hubo en ese ring no uno, sino dos grandes campeones.
HB