DEPORTES

Fútbol femenino: las dos caras de la moneda para el Barcelona

El club catalán rompió un récord de asistencia en un partido y recibió la denuncia de una de sus jugadoras por violencia de género.

Fútbol femenino
Barcelona | Europa Press

El FC Barcelona es uno de los clubes más grandes del fútbol femenino a nivel mundial y lo sucedido en el último partido de Champions League así lo indica. En la victoria 5-2 ante su eterno rival, Real Madrid, se rompió el récord de asistencia en un partido de fútbol femenino en la historia: 91.553 espectadores en el Camp Nou (que tiene capacidad para 99.354 espectadores).

El equipo del momento superó a los 90.185 espectadores en la final del Mundial de 1999 entre Estados Unidos y China en el Rose Bowl en California, récord absoluto hasta el momento en el fútbol femenino. No solo rompieron esa marca, sino también superaron la máxima afluencia en un partido entre clubes.

En 2019 las catalanas enfrentaron al Atlético Madrid en el Wanda Metropolitano que casi se llenó con la presencia de 60.739 aficionados.

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En cuanto a lo deportivo, las capitaneadas por Alexia Putellas, elegida como la mejor jugadora del mundo a principios de año recibiendo el Balón de Oro junto con Lionel Messi, vencieron de manera abultada al Real Madrid con un resultado global de 8-2 en los dos encuentros correspondientes cuartos de final de la Champions.

De esta manera, las catalanas avanzaron a semifinales del torneo europeo del cual gritaron campeón en la anterior edición y que buscan llevarse nuevamente.

Denuncia al club catalán

No son todas buenas noticias para Joan Laporta, presidente del club español. Giovanna Queiroz, ex jugadora del Barcelona, presentó una carta abierta apuntando al club. A través de sus redes sociales la jugadora brasileña denunció haber sufrido abuso y violencia psicológica.

La jugadora asegura que febrero de 2021 fue sometida a un confinamiento ilegal por parte de la jefe de los servicios médicos del club. Según su versión, desde Cataluña alegaron que era contacto estrecho, aunque ella se asesoró con las autoridades y le indicaron que no era así. Encerrada sin poder entrenar ni llevar adelante su rutina habitual solicitó el permiso ante la FIFA de sumarse a los entrenamientos con su seleccionado. Dicho permiso fue otorgado, pero desde el club lo acusaron como una falta grave de indisciplina y fue apartada del equipo.

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La futbolista terminó rompiendo el contrato y mudándose al Levante. “Deseo que el club, a través de su presidente, se comprometa a implementar medidas efectivas para combatir el problema evidente y bien documentado del abuso moral, el acoso laboral, y la violencia psicológica contra las mujeres”, demandó.

La respuesta por parte del club sigue siendo la misma. Sostiene que no tuvo una respuesta que se ate a esos adjetivos utilizados por Queiroz, que efectivamente incumplió con las normas de confinamiento y eso en el club no puede ser ignorado.