En las listas de las selecciones puede haber pistas de la realidad de un país, o de la realidad del fútbol de un país. También de un mundo globalizado en el que la migración transformó o modificó viejos hábitos. Argentina y España, España y Argentina lo demuestran al hurgar en las historias de sus convocados.
Alejandro Garnacho y Ezequiel “Chimy” Ávila representan una nueva muestra de todo esto. Garnacho, cuya madre es argentina, no jugó nunca en algún equipo o club de nuestro país: empezó en la Escuela Municipal de Arroyomolinos, siguió en el Getafe hasta que, en 2015, firmó por el Atlético de Madrid. Sin embargo, su nombre empezó a sonar fuerte desde septiembre de 2020, cuando se incorporó al Manchester United.
Como sucedió con Lionel Messi hace dos décadas, Garnacho quedó tironeado por España y Argentina, aunque todo indica que quiere elegir a la selección campeona del mundo en Qatar: la convocatoria de Lionel Scaloni para que integre la lista de los amistosos contra Panamá y Curazao, y la felicidad que demostró en sus redes, parece confirmar esa decisión.
Sin embargo, esta convocatoria no blinda por completo al juvenil: debe disputar un partido oficial en una competición FIFA para anular la posibilidad de que pueda representar a España. El horizonte, entonces, es septiembre de 2023, cuando empiecen a disputarse las Eliminatorias para el Mundial 2026 que organizarán Canadá, México y Estados Unidos.
Así como Garnacho nació en España pero jugará para Argentina, un futbolista nacido en Argentina jugará para España. Se trata de Ezequiel ‘Chimy’ Ávila, de un brillante momento en el Osasuna, incluido en una prelista por el flamante entrenador de la Roja, Luis De la Fuente, para la fecha FIFA que se jugará a finales de este mes. Según publicó ayer la prensa española, el DT incluyó al ex delantero de San Lorenzo entre los 69 elegidos. La nómina definitiva la dará el 17 de marzo.
Ávila fue convocado luego de que De la Fuente estuviera el sábado pasado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, en que el Osasuna venció por 3-2 al Sevilla de Jorge Sampaoli y en el que juegan tres argentinos campeones del mundo –Marcos Acuña, Gonzalo Montiel y Papu Gómez–, además de Lucas Ocampos y Erik Lamela.
El Chimy Ávila, nacido en Rosario y surgido de las inferiores de Tiro Federal, tiene una historia de vida de superación: a los 19 años, fue apartado del plantel profesional tras ser detenido, acusado de robo por su propio club, en una causa de la cual fue absuelto y declarado inocente años después. Ese episodio lo hizo abandonar el fútbol, trabajar de cartonero y albañil en Rosario, hasta que volvió ayudado por el sindicato de Futbolistas Argentinos Agremiados y su representante, Ariel Galarza. Lo que vino después es historia más o menos conocida: jugó en San Lorenzo, y de ahí voló a Europa.
Con 29 años, lejos de ser un pibito, se le presentó esta oportunidad: la de representar a España. “Si me llaman les digo que sí. Tengo los documentos para representar a España. Si me convocan las dos selecciones –Argentina y España–, sería difícil elegir, pero si es solo España, no lo dudo”, aseguró en varias entrevistas durante sus años en LaLiga, donde además de Osasuna, jugó en Huesca.
Al Chimy lo llamaron. A Garnacho, también. Nacieron en otros países, pero se pondrán los colores de otros. Una muestra de que el fútbol, a veces, puede sintetizar con bastante precisión lo que sucede por fuera de las canchas.
Aquel amistoso de Messi
Fue la noche del 29 de junio de 2004 en el estadio de Argentinos en La Paternal. El amistoso se había ideado por una charla entre Hugo Tocalli, DT de la Sub 20, y Julio Grondona, presidente de AFA, luego de que un VHS con jugadas del argentino que la rompía en España había llegado al edificio de Viamonte.
“Grondona, con una rapidez bárbara, se da cuenta de que estaba citado para jugar en la Sub 17 (de España). Y dice: ‘Acá tenemos que hacer algo, hay que armar un partido FIFA’.”, recordó el ayudante Gerardo Salorio. El rival fue una débil Paraguay Sub 22. Así empezó la historia de Messi con la Selección.