No es una tarea para nada sencilla amedrentar a Loretta Lynch, la mujer que sacudió esta semana a la poderosa organización mundial de futbol: la FIFA, nada menos. La Fiscal General de Estados Unidos apareció en las pantallas de televisión y diarios de todo el mundo, y no se le movió una pestaña. Es la primera afroamericana que ocupa el cargo de estas características en el ámbito judicial. Con 56 años se mostró decidida a combatir la corrupción en el mundo del fútbol. Lleva menos de un mes en el cargo y demostró gran valentía y entusiasmo por su tarea. “Si una niña negra del sur de Estados Unidos se convierte en fiscal general, cualquier cosa puede ser posible”, dijo durante la ceremonia de juramento.
Lynch es hija de un pastor protestante y su mamá cosechaba algodón en el campo para contribuir con la economía familiar. Se crió junto a dos hermanos en un hogar humilde del sur de los Estados Unidos, en Greensboro, Carolina del Norte. De chica vivió la discriminación por ser negra, pero eso jamás la detuvo a intentar cumplir sus sueños. Se recibió en la Universidad de Harvard en 1981 como académica destacada, y tuvo su primer triunfo profesional con el caso de Abner Louima, una inmigrante haitiana que fue golpeada brutalmente y violada por varios policías en Nueva York en agosto de 1997.
Lynch trabajó en numerosos casos de corrupción, crimen organizado y terrorismo. Dejó el sector privado y formó parte de la oficina del Fiscal General en el gobierno de Bill Clinton. Luego, pasó a ser fiscal de la ciudad de Nueva York. Su nombramiento como Fiscal General fue parte de una batalla entre la mayoría republicana y la minoría demócrata en el Senado estadounidense. Ella tendrá la delicada tarea de restaurar la imagen del Departamento de Justicia acusado de parcialidad política a favor de los republicanos. Además de supervisar a los fiscales federales, también se encarga de la lucha contra el terrorismo, del FBI, de los casos de corrupción y fraude financiero. Ella es la voz de los temas candentes de violencia policial y los derechos civiles. Hoy ya todos la reconocen como una valiente luchadora por la Justicia. Y con eso en mente, le apuntó a la FIFA.
