En medio del escándalo por el que atraviesa River Plate tras la suspensión por cinco fechas del estadio Monumental, el equipo conducido por Daniel Passarella visitó la ciudad de Rosario para enfrentar al alicaído Newell´s, donde no pudo obtener otra cosa que más violencia.
Los Millonarios llegaban con la idea de mantenerse en la punta del torneo mientras que los dirigidos por Pumpido buscaban sacar un buen resultado que les devuelva el protagonismo en el campeonato. Así comenzó el encuentro que poco antes de alcanzar los 90 minutos fue suspendido por disturbios entre plateístas locales. Así, la omnipresente violencia del fútbol argentino, logró su primera victoria en los inicios del Torneo Clausura.
El partido. El primer tiempo fue equilibrado; con River que intentaba mejorar la imagen futbolística que dejó ante el defensivo Lanús la fecha pasada –donde consiguió un triunfo agónico sobre la hora-. Y un Newell´s que, pese a ser local, respetaba la historia junto al talento de los jugadores de la banda roja.
Y en una de las primera situaciones de peligro de la primera mitad llegó el desnivel en el marcador: un gran pase de Belluschi desde el circulo central habilitó al Tecla Farías, quien luego de bajarla con el pecho alcanzó a puntear la pelota ante la salida del arquero Villar: 0-1 para la visita, iban 38 minutos.Sin embargo, cuando parecía que River se iría al descanso en ventaja, apareció Spolli quien tras un centro le ganó en el salto a Gerlo, para poner las cosas iguales: 1-1, así se cerraba el primer tiempo.
El complemento arrancó como al inicio. Los de Passarella salieron con vocación ofensiva, pero sin arriesgar demasiado, mientras que los de Pumpido, quienes no encuentran el rumbo futbolístico, se pararon de contraataque. Y al igual que en la primera mitad, una jugada aislada volvió a modificar el marcador: un tiro de esquina desde la izquierda para River, fue peinado en el primer palo para encontrar la llegada del Tecla que, con instinto goleador, empujó la pelota al fondo del arco: 1-2 para River.
Pero cuando todo finalizaba, la violencia volvió a instalarse dentro de un estadio argentino. Insultos y proyectiles arrojados a jugadores de River –con pasado en Rosario Central-, más enfrentamientos entre propios hinchas locales, generaron que el arbitro del partido, Héctor Baldassi, decidiera a cuatro minutos del final dar por terminado el espectáculo que, nuevamente, quedó a merced de la irracionalidad.