Será como en otros tiempos: la pantalla de la tele partida, la radio yendo y viniendo, el F5 al palo para quien esté en alguna compu o teléfono. Y también habrá algo de final poético: si la Superliga tenía que terminar, ésta definición es acaso la más deseada. River primero, Boca segundo a un punto y la incertidumbre hasta el último minuto de cada uno de sus partidos. Hasta el último minuto de un torneo que empezó en agosto del año pasado y que ocho meses después tendrá un campeón sin festejo: un síntoma de que la organización está en retirada es que ni Boca ni River levantarán un trofeo. Solo sucederá si existe la tercera alternativa: que el campeón se defina en un partido desempate.
Si es verdad aquella frase de que un campeón no se construye en un partido sino en todo un campeonato, River y Boca podrían decir que llegaron hasta aquí a través de construcciones distintas. El equipo de Marcelo Gallardo se subió a la cima de la Superliga en enero de este año, cuando jugó todos los partidos postergados que tenía por haber llegado a la final de la Libertadores 2019.
En lo que va de 2020, River y Boca tienen puntaje casi perfecto. Ganaron todos los partidos que jugaron salvo uno, que lo empataron (Boca ante Independiente en La Bombonera, River ante Defensa y Justicia en el Monumental). Pero aunque la estadística los emparente, la realidad de los dos equipos no es idéntica. Lo de Boca es hasta paradójico: en 2019 fue puntero durante varias fechas, pero no lograba convencer a casi nadie. El juego que ponía en práctica el conjunto dirigido entonces por Gustavo Alfaro era pragmático, pero muchas veces mezquino. Desde que llegó Miguel Angel Russo, Boca consolidó una identidad de juego, le sacó rédito al recambio de su amplio plantel, sostuvo una solidez defensiva envidiable –recibió apenas ocho goles en 22 fechas, seis goles menos que Vélez, su escolta en ese rubro– y a todo eso le agregó poder ofensivo. En este 2020, Boca agujerea los arcos: en los últimos cinco partidos hizo 15 goles.
River es tan perfecto que lo que parece una novedad destacada en su rival, el equipo de Gallardo ya lo tiene desde hace mucho. Porque si Boca mejoró su estilo, River lo tiene tan aceitado que sería casi imposible mejorarlo. Si Boca genera goleadas y elogios, River podría poner sobre la superficie un dato bien simple: tiene 40 goles a favor y es, por lejos, el conjunto más goleador de la Superliga (el segundo es Boca, a seis goles).
La debilidad de River en este torneo fue su localía. Pero para sus hinchas, por suerte, eso no afecta: hoy jugará en Tucumán, en condición de visitante, la que más puntos le dio en estos meses. De hecho, no pierde fuera de casa desde ¡el 3 de noviembre de 2018!
¿Cuál será el emblema del campeón? Los técnicos –especialmente Gallardo– podrían representar esa imagen. Pero dentro de la cancha, Rafael Santos Borré y Carlos Tevez podrían ser una síntesis: esa síntesis que tiene y que necesita cada equipo campeón. Esta noche, en Tucumán o en La Boca (o ocaso en un partido desempate), la postal se hará realidad.