El 2006 terminó siendo un buen año para Los Pumas. Pese a contar con las mismas desventajas de siempre, el equipo que dirige Marcelo Loffreda tuvo un balance favorable, quizá en mayor medida en los resultados que en el juego, pero positivo al fin.
En medio de un grave crisis que enfrentó a los nuevos dirigentes de al UAR, que llegaron a la cúpula de la entidad madre del rugby argentino con ideas perimidas, con los jugadores, la mayoría de ellos actuando en el rugby profesional y otros con muchas ganas de emigrar, el equipo argentino afrontó la primera ventana internacional del año con dos triunfos ante Gales y una digna caída ante los All Blacks.
El primer test ante los británicos tuvo lugar en Puerto Madryn, donde en una cancha acondicionada especialmente para ese partido, el seleccionado albiceleste se impuso por 27-25. Una semana más tarde, en cancha de Vélez, el representativo nacional cumplió la mejor actuación del año al vencer a los galeses por 45-27, resultado que debió ser aún más amplio, ya que los visitantes marcaron 14 puntos en los dos minutos finales del tiempo adicional.
Después llegó la hora de enfrentar a los poderosos All Blacks, que llegaron hasta aquí con un equipo bastante sólido aunque no con todo su poderío. En medio del Mundial de fútbol, Los Pumas convocaron, no obstante, a una multitud que se dio cita en el José Amalfitani, en una noche poco apta para jugar al rugby.
El primer triunfo en la historia ante los "Hombres de Negro" no estuvo lejos, pero finalmente el conjunto argentino debió conformarse con caer ajustadamente por 25-19. Los últimos diez minutos se jugaron en campo visitante pero las malas condiciones climáticas que impidieron el buen manejo de pelota, imposibilitaron al equipo albiceleste de ingresar en el ingoal de los oceánicos y el marcador quedó como estaba.
La primera mitad de la temporada concluyó con triunfos sobre Chile (60-13) y Uruguay (26-0) en la eliminatoria de la Copa del Mundo que tendrá lugar en Francia el año próximo. El primer puesto, indiscutible en el continente, sirvió para clasificar en la zona más complicada del certamen ecuménico, en el que Los Pumas deberán verse la cara con Irlanda y los anfitriones para avanzar a los cuartos de final.
La segunda ventana anual tuvo lugar íntegramente en el continente europeo. Y en el primer encuentro Los Pumas consiguieron un triunfo histórico: vencieron por primera vez a Inglaterra en Twickenham, la "catedral del rugby". Con un notable trabajo de Federico Todeschini, quien ingresó por la lesión de Gonzalo Tiesi al promediar el primer tiempo, y de Juan Martín Hernández, el equipo de Loffreda triunfó por 25-18, en una de las victorias más trascendentes de los últimos años.
La gira siguió con triunfos ante Italia por 23-16 y una ajustada caída en Francia por 27-26 en el mismo escenario donde el conjunto nacional debutará ante los galos en el partido inaugural de la Copa del Mundo del año venidero. De esta manera el saldo terminó siendo positivo en los números, pero en cuanto al juego el equipo quedó en deuda. Exceptuando el partido ante Gales disputado en Vélez, tuvo altibajos, pero mostró la misma actitud ganadora de los últimos años y por eso pudo salir a flote de desafíos complicados.
De cara al compromiso del año próximo, el equipo parece estar bien parado. Con años de maduración, los jugadores se entienden casi de memoria. Y si bien hubo aspectos en los que se defeccionó, como la velocidad para limpiar la pelota en los rucks, se mantiene un nivel alto, como para enfrentar de igual a igual a casi todas las principales potencias, de local y de visitante. Algo difícil de imaginar años atrás.
En el plano local el SIC volvió a coronarse en el Nacional de Clubes, doce años después de su último lauro en ese torneo. Con su victoria ante Tala suma tres conquistas contra cuatro de Hindú, el más ganador en el certamen federal. Y en el ámbito porteño, Hindú pudo al fin dar la vuelta olímpica por la que venía pujando desde 1998. Superó a Alumni con amplitud en una final seguida por una multitud que reflejó que el rugby de Buenos Aires está más vivo que nunca, pese a la continua migración de jugadores hacia Europa.