DOMINGO
LIBRO

Evo Morales y su profecía

Las urnas le dieron revancha al líder boliviano.

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EVo lo sabía. En Volveremos, el libro que escribió desde su exilio argentino, el ex presidente pronosticó el triunfo del MAS, su fuerza política, en las elecciones bolivianas. | juan salatino

El 8 de noviembre yo dije en La Paz:

— No voy a salir de la Casa Grande del Pueblo. 

Como Salvador Allende en septiembre de 1973 dijo en Santiago de Chile: “Yo no voy a salir del Palacio de la Moneda “.

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Cuando ya se ha amotinado públicamente la policía, yo no quería salir de la Casa Grande del Pueblo. 

Pero algunos ministros, ministras, empezaban a preocuparse, llorosos. Decían:

— Aquí nos van a matar.

Yo no quería salir. “Vamos a resistir”, pensaba. Al día siguiente el pueblo se va a concentrar.

Álvaro estaba ya, dijo:

— Hay que salir rápido.

Y lo que me ha convencido:

— Aquí, si queremos salvar el Proceso de Cambio, hay  que salvar la vida de Evo.

Textual. Eso decían. Y ahí empezaron a llorar otra vez, ministras, ministros.

Porque ahí nos preguntamos, sin militares, sin policía, y alguna gente que rodeaba para pelear. Claro, no era detención, sino eliminación de Evo.

Al fin salimos. Eran las ocho, nueve, diez de la noche. No me acuerdo exactamente, habría que revisar. Salimos. 

Después, conversando con algunos compañeros que recuerdan cómo ha sido la muerte de Salvador Allende en Santiago, en 1973, había sido eso.

Después reaccioné que, como Salvador Allende, estaba en la mira de Estados Unidos. 

Y cualquier agente que ponga Estados Unidos, sea un militar o un policía, en un disturbio, una confrontación, aprovecha, y listo. 

Y después le echa la culpa a su compañero. 

O niega. Como ahora van diciendo, en Bolivia, después del Golpe, ¿qué dijo el ministro de Defensa? Dijo:

— Las Fuerzas Armadas ni una bala han disparado en noviembre.

¿Quién va a creer eso?

Nadie cree. Yo nunca en actos militares he sido silbado; ahora han abucheado al ministro de Defensa en un acto, en un cuartel nada menos.

Entonces, eso se daba, estoy casi seguro. Que me mataran. Si me quedaba dentro de la Casa Grande del Pueblo. O si me quedaba en La Paz.

Y el día 10, después de irnos a la zona del Trópico de Cochabamba y después de aterrizar, en Yacuiba, aparece el comandante regional de la Policía por instrucción del general Calderón, el comandante general de la Policía. 

¡He venido a detener al presidente Evo! 

Al “presidente Evo”, dijo todavía. Yo seguía siendo presidente, y antes de renunciar ya ha habido esa instrucción para la detención. 

Y antes de la renuncia, yo en ese momento pensé: “Bueno, ya estoy en Chimoré, en el Trópico de Cochabamba”, pero no comenté nada, me dije: 

— No puedo renunciar. 

“Me meto al monte, monte adentro”, pensaba; vamos a resistir ahora y qué, la gente se va a concentrar también en La Paz. Y en esa concentración, el pueblo recuperaba la Plaza Murillo, el Palacio Quemado o la Casa Grande del Pueblo, si los otros eran paramilitares de derecha nomás. Pero después iban a venir militares y policías, que iban a recuperar la Casa Grande del Pueblo. La gente enfrentada contra las Fuerzas de Seguridad, las Fuerzas Armadas, y los paramilitares, y yo, mientras tanto, monte adentro. En esa situación, todo anunciaba masacre. Y el dolor de esa masacre me destrozaba a mí y destrozaba al MAS. Eso pensaba. 

Bolivia no se parece al Chile de Salvador Allende, y la Libia de Gadafi está todavía más lejos. Pero después del Golpe, en México, yo pensaba en golpes, en muertes, en vidas terminadas. 

Recién reaccioné, tal vez hubieran acabado con mi vida igual que con Gadafi, con Allende, porque yo estaba en la mira de Estados Unidos, por antiimperialista. 

Y yo estoy convencidísimo, Estados Unidos sabe que yo nunca iba a cambiar.

Hay un mandato, como un legado, de nuestros antepasados, de la lucha en tiempo de la colonia, somos anticolonialistas y ahora somos antiimperialistas. Eso nunca va a claudicar. 

Con todo lo que he visto en mi vida ya, además de eso los veinte años de neoliberalismo en Bolivia, Evo nunca va a claudicar, a cambiar de posición. Seguramente me hicieron seguimiento, saben cómo deshacerse de Evo, por eso no quieren que ahora vuelva a Bolivia, no quieren que ni siquiera vaya hasta la frontera.

Y otra vez reflexiono, esto empezó con la lucha sindical. Claro, con el poder sindical, los cocaleros no podían cerrar la base militar. Entonces tenían que llegar al gobierno. Y un grupo de jóvenes dirigentes, en los años ochenta, noventa, hemos propuesto:

— Nosotros mismos tenemos que gobernarnos.

Nos preguntamos: 

— ¿Hasta cuándo desde arriba y afuera nos van a gobernar?

Y nos dijimos, otra vez:

— Tenemos que gobernarnos nosotros mismos. Dueños de esta tierra, los originarios contemporáneos, los mestizos, los criollos. De ahí viene el instrumento político.

Algún tiempo, antes, hemos evaluado:

— A ver, ¿quiénes gobiernan Bolivia? ¿Aprenderemos de los que han estudiado en el Comando Sur de Estados Unidos como Banzer o en Bélgica como Jaime Paz Zamora o en Texas como Tuto Quiroga o en Chicago como Gonzalo Sánchez de Lozada?

Y les hemos preguntado:

— ¿Han aprendido a gobernar, a administrar, a desarrollarnos sin que nos saqueen, sin someterse a las potencias internacionales? (…)

¡Cómo Estados Unidos nos ha dividido!

Sabe que vamos a seguir batallando, una política propia con principios, con programa, con ideología propia, de herencia y de vivencia, en mi caso. Claro, cómo nos van a perdonar, después de llegar al gobierno cerramos la base militar de Estados Unidos, expulsamos a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), expulsamos a la DEA, al embajador que nos estaba conspirando.

Pero no hemos previsto este Golpe de noviembre de 2019. 

Y ahí también, algunos errores de nuestra propia inteligencia.

Algunos ministros me plantearon:

— Haremos también nosotros nuestra propia inteligencia. Inteligencia de investigación y seguimiento, interno y externo. 

Inteligencia del Estado. Porque la Inteligencia en Bolivia depende de la Policía y las Fuerzas Armadas. Y la Policía me pasaba información periodística. ¡Recortes de periódicos me pasaba! ¡No necesito eso!

Entonces, estos han sido los errores que cometimos.

Estados Unidos, para atacar al MAS, la meta es: “Muerte al MAS”. No solo una simple proscripción, no se conforman con que no participe.

Porque en Estados Unidos están sorprendidos del apoyo de la comunidad internacional, de organismos, de personalidades. Tal vez en algún sector de Bolivia siga la idea de “fraude”, pero a nivel internacional solo se habla de “golpe”. 

Eso se siente. Otro fracaso de Estados Unidos.

Un ex agente de la DEA escribió un libro, La guerra falsa. Fraude mortífero de la CIA en la guerra a las drogas, y ahí cuenta que en toda la lucha contra los cocaleros el narcotráfico era pretexto.

En tiempos de la dictadura militar, el pretexto era atacar al comunismo. Éramos comunistas, había que acabar con el comunismo.

Y después viene la guerra contra las drogas, y después viene la guerra contra el terror. 

Todos los movimientos sociales somos terroristas. Los comunistas narcotraficantes ahora éramos talibanes de los Andes. Pero pasando todavía también por narcotraficantes, eran acusados de narcotraficantes líderes de izquierda.

Y Bolivia era un narco-Estado. Al revés fue, en realidad. En tiempos militares, en tiempos del neoliberalismo, desde Banzer hasta Goni, Bolivia tenía más de 55 mil hectáreas de coca. 

Nos dejaron con más de 30 mil hectáreas de coca, nos quedamos con 20 mil hectáreas de coca. Y nosotros redujimos la coca.  

Sin muertos. 

Ni heridos. 

Antes, con masacre.

Nosotros hemos demostrado, nacionalizando la lucha contra el narcotráfico sin bases, sin DEA, sin la responsabilidad de Estados Unidos, porque de acuerdo a los tratados internacionales tiene que haber una responsabilidad compartida.

Y los resultados que conocemos. Nacionalizamos la lucha contra el narcotráfico, redujimos la coca, pero tenemos golpe de Estado.

Ahí vienen ahora incluso algunas ONG norteamericanas a cuestionar a Estados Unidos porque hubo golpe de Estado. Ahí viene Bernie Sanders, un político de izquierda, o no, de Estados Unidos, y se expresa contra el Golpe. Ahí viene, por ejemplo, el Centro de Investigación de Política y Economía de Estados Unidos, que rechaza el informe de la OEA y pide que se retracten en el caso de Bolivia, el de las elecciones presidenciales del 20 de octubre. Ahí vienen un centenar de personalidades e instituciones del mundo, entre ellas la Universidad de Harvard de Estados Unidos, a reunirse, a coincidir, a observar, a rechazar la evaluación de la OEA del cómputo de los votos en la elección. Y tantos otros, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).

Es decir, yo digo hoy, en resumen:

— El único fraude fue de la OEA. Y ese fraude fue decir que hubo fraude electoral en Bolivia.

Pude haber terminado como Salvador Allende. 

Refugiado en México, he soñado con Salvador. 

Y en sueños me dije, yo me acuerdo perfectamente:

— El MAS pudo haber terminado como la UP, como el gobierno de la Unidad Popular terminó en Chile en 1973. Muerto el MAS, muerta la UP, muerto Salvador, muerto Evo y tantos indígenas y cocaleros y luchadoras y bolivianos y bolivianas.

Y cuando me he despertado, reflexioné:

— Pero no fue así. No se nos muere Bolivia, el MAS vive, la lucha continúa. Yo estaba en México, estaba vivo, el MAS estaba vivo, iba a elegir el mejor nuevo binomio, los mejores nuevos candidatos.

La dictadura se cree gobierno de transición. Y algunos dirigentes obreros indígenas dicen, también, que son gobierno de transición.

¿Qué es un gobierno de transición?

Entonces, la gente en el poder, que tiene Estados Unidos para dividir y para confundir en Bolivia, divide y confunde. Hasta donde puede.

Sin embargo, en nuestra Argentina he estado trabajando con dirigentes del MAS, dirigentes del departamento del MAS, trabajando todos unidos. Firmes, convencidos. 

Entonces, hay una línea política. 

Desde el pueblo acompañan esta posición que asumo, pues.

También han intentado, desde el gobierno en Bolivia, han buscado cómo fracturar el MAS cuando se eligió aquí en Argentina el binomio de la fórmula presidencial para las elecciones. Intentaron que no hubiese binomio.

Primero, Estados Unidos ha hecho un intento de que entraran contra Álvaro. Claro, antes, nunca hubo un presidente, vicepresidente populares, nunca, desde el momento que tuve uso de razón, razón política. Pero de repente lo había, y siempre quisieron dividirnos. Enfrentados presidente y vicepresidente. Eso sí había, antes. Ese enfrentamiento. Me acuerdo. A ver, Carlos Mesa igual conspiró contra Gonzalo Sánchez de Lozada. 

Víctor Hugo Cárdenas no tenía fuerza para conspirar, me parece.

El Imperio no duerme. El Imperio siempre busca el argumento para enfrentarnos entre nosotros, para, por tanto, debilitarnos. Que nosotros estemos peleados, que toda la vida estemos enfrentados. Eso es lo que quieren.

Mi relación con Luis Arce Catacora es larga, constante, buena. No puede haber Gabinete sin confianza y respeto, sin seguridad de la idoneidad para el cargo. Lo mismo con David Choquehuanca.

Y a veces por razones de salud, por razones familiares, se han cambiado los titulares de los ministerios, y también, claro, por razones netamente políticas. 

David ha estado buen tiempo como canciller, Lucho es el que acompañó siempre a cuidar la economía. Desde el primer momento trabajamos en la política de nacionalización junto con el compañero Álvaro, y Arce acompañó profesionalmente. Algún día contaremos todos los detalles de la historia de las nacionalizaciones. 

Arce acompañó. Nunca se ha opuesto a las decisiones de nacionalizar que tomamos, porque las nacionalizaciones no solo eran acciones para ser evaluadas desde un punto de vista técnico o jurídico, sino también político.

Antes de ser presidente, Carlos Villegas era la persona que me orientaba en temas económicos. Carlos fue ministro y ocupó puestos muy importantes en mi gobierno hasta que lamentablemente falleció.

Villegas siempre tenía un equipo de economistas que venían trabajando el plan de reformas del régimen de hidrocarburos, pensando cómo ejecutarlas. Y ahí apareció Lucho, joven profesional que era parte del plan, que venía del Partido Socialista (PS-1)de Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Luis Arce era muy estudioso, muy disciplinado. Lo convocamos finalmente en 2006 a ser ministro de Economía. Y desde entonces ocupó ese cargo en el Gabinete en cada gobierno del MAS. 

Sobre todo, Lucho es experto en cuidar la economía. En buscar qué hacer y cómo hacerlo para generar divisas. En el tema de la nacionalización planteaba alguna vez, en algún caso, ciertas dudas, que tiene derecho y es su deber como técnico, pero no eran dudas ni reservas políticas.

De Lucho aprendí del tema administrativo. Uno siempre es un soldado, siempre tiene que estar en guardia en la administración. Aprendí sobre el cuidado de la gestión pública. 

Yo le decía:

— Enséñame, ministro, a ver cómo movilizar los ciclos económicos.

Y Lucho me miraba.

— Enséñame con qué argumentos legales actuar, blíndame jurídicamente, técnicamente.

Y Lucho se junta con algunos técnicos y ya rápidamente ve cómo resolver si se presentan el lunes problemas; siempre hay problemas administrativos, pero los resuelve. 

Lucho es hombre honesto, patriota. Lucho jamás va robar, porque nunca ha robado.

Una vez, un organismo internacional, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, ahora no recuerdo, le ha ofrecido de sueldo 14.000 dólares, o más, para un cargo ahí. Y como ministro no ganaba más de 2.000 dólares. 

Yo pensé que se iba a ir, yo probé y le dije:

— Si te vas, andá y ganá esa plata. Son 7.000 para vos y 7.000 para la campaña.

— No pues, no, yo estoy aquí, yo me quedo.

Y sí, se quedó con 2.000 dólares al servicio de la Patria, sirviendo a la Patria.

Inicialmente, había sido una buena decisión que los ministros tuvieran sueldos tan bajos. Como Bolivia estaba tan mal económicamente, tenían que aportar como servidores. 

Yo incluso, quiero que sepan, en la Asamblea Constituyente de 2006, había propuesto que en vez de “ministro” el funcionario se llame “servidor”. Un Gabinete con su servidor en Educación, su servidor en Economía… Me han rechazado. Tampoco yo podía imponerlo. Pero un ministerio es cuestión de servicio. No es cuestión de beneficio personal. Por eso, de casi 40.000 bolivianos que ganaba el Presidente, yo bajé mi sueldo a 15.000 bolivianos, un poco más de 2.000 dólares. Y todos los demás funcionarios tienen que bajar a menos que el Presidente. Pero como ha empezado a subir la economía también hemos aumentado, aumentado y aumentado; sabemos reconocer.

Yo oía en mis sueños, vibrando, la voz de Salvador Allende. 

La del último discurso. Esas palabras transmitidas por Radio Magallanes, cuando él se dirigía por última vez al pueblo chileno. 

Era el 11 de septiembre de 1973. 

El día en que una irrupción golpista le puso fin al gobierno popular y a su propia vida. 

“Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron […] comandantes en jefe titulares, generales que solo ayer manifestaran su fidelidad y lealtad al Gobierno […] no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. 

Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que solo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. […] El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, […] víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas […]. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. […] 

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. […] 

Superarán otros hombres este momento gris y amargo, en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

Hemos oído:

— Mucho más temprano que tarde. 

Eso decía Salvador.

He despertado:

— Salvador murió en 1973, en el Palacio de la Moneda en Santiago. Los chilenos volvieron a elegr democráticamente a su presidente recién en 1989. 

He reflexionado:

— Antes será en Bolivia, será antes, más temprano será, Evo y Álvaro no han muerto en la Casa Grande del Pueblo en La Paz. 

Los sueños nocturnos, si sabemos escucharlos, nos inspiran desde la noche cerrada. 

Aunque las grandes, las mejores decisiones las tomamos arriba: a la mañana, cuando sale el sol. A la luz del día. 

En los sueños empiezan las responsabilidades. 

“Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.” 

La luz va a entrar en todos los cuartos oscuros. 

El Golpe va a quedar atrás, y el movimiento de nuestro socialismo va a ganar más y más velocidad. 

Va a ser indetenible.

En algún momento habrá elecciones en Bolivia. Aunque intentan postergarlas, aunque siguen buscando proscribirnos. 

Acá en Argentina tuve mi primer buen sueño. Mi primer sueño lindo después del Golpe. Soñé con un puente en Tapocaya, la zona linda de Cochabamba, ese puente ahí construido, pero no inaugurado, no usado, no probado todavía. En el sueño veo el puente, al caminar, está lindo el puente desde abajo. Subo ahí, caminando, el puente crece. Buena construcción, ahí se veía bien un puente terminado. Entonces, camino, camino, aparece como un fierro cruzando. Abajo, agua cristalina, linda. Agua cristalina, es muy bueno; el agua turbia es malo. Un ave pasa y levanta vuelo. Después de mucho tiempo soñé el vuelo. 

El día antes del discurso de asunción del 22 de enero de 2006, lindo no soñé antes de jurar como presidente. Estaba soñando, el sol salió, entró la nube, estaba saliendo y ahí desperté. Entonces dije, me dije:

— ¿Qué está pasando?

Porque hice mi informe — mi discurso—. Me apunté mi discurso.

Entonces, tuve que estar hasta las dos de la mañana, las tres de la mañana, me dormí a las cinco de la mañana. Había estado soñando eso despierto, prendo la televisión, no sé qué canal era, prendo, y los orinoqueños ya estaban bailando en Plaza Murillo. También me sorprendo, orinoqueños, ¡y otro conjunto también, paceños! ¡Ya era una fiesta colorida en la plaza! Y un poquito recordé, recuerdo, cuando gané de diputado en 1997, a la posesión de base no me dejaron entrar a Plaza Murillo los policías. Entonces tuve que pedir, siendo diputado, que me lleven al Congreso. No me dejaron entrar. La avenida estaba llena. Después reflexiono, esa Plaza Murillo todavía es territorio indígena, aymara. Reflexiono que antes no teníamos derecho a entrar a Plaza Murillo. Y ahora, fiesta total en la plaza, primera vez. Histórico.

Me preguntan, acá en Argentina:

— Si tuvieses que decir, Evo, hoy, ¿cuántos votos pensás que van a sacar?

Yo les contesto:

— Vamos a pasar el 50 por ciento. Pero hay sorpresas. Estoy seguro. Vamos a ganar con más del 50 por ciento. Salvo que hubiera fraude, claro.

Porque en 2020 como en 2005 habrá un nuevo triunfo. Una renovada victoria del Movimiento al Socialismo y del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos. Triunfará de nuevo con un nuevo binomio. 

Y vencerá un binomio socialista e indígena. Triunfará el binomio Luis Arce Catacora-David Choquehuanca Céspedes. 

Y será como en 2006.

Y ahora con la Casa Grande del Pueblo a sus espaldas.

Como Evo Morales lo hizo en diciembre de 2006, pronto el nuevo presidente y vicepresidente podrán gritar desde el balcón del Palacio Quemado a la multitud urbana y campesina reunida en la Plaza Murillo, con la misma fuerza y convicción que antes, pero con el orgullo de las tareas cumplidas en catorce años de gestión del Estado Plurinacional de Bolivia:

— ¡Kawsachun coca, wañuchun yanquis!

Para los que no saben lenguas originarias:

— ¡Viva la coca, mueran los yanquis!

Buenos Aires, domingo 26 de julio de 2020.

 

☛ Título Volveremos y seremos millones

☛ Autor  Evo Morales 

☛ Editorial Ariel 
 

Datos sobre el autor

Nació en la comunidad de Isavallavi en Orinoca, departamento de Oruro, en 1959. En su niñez y adolescencia vivió como pastor de ovejas y llamas y cultivador de hoja de coca

Fue el último presidente del Estado republicano y el primero del Estado Plurinacional de Bolivia.    

Dirigente sindical y exdiputado nacional, es el máximo líder de los productores de coca del Trópico de Cochabamba y fundador del Movimiento al Socialismo (MAS).