DOMINGO
su mujer y conductora

Liliana Zulet: la jefa de Moyano

En "El hombre del camión", los periodistas Emilia Delfino y Mariano Martín cuentan quién es y qué influencia tiene la esposa sobre el sindicalista. Galería de fotos

Moyano y Zulet se conocieron durante la rescisión de un contrato.
| Cedoc

No fue el azar, o el descaro del destino, lo que unió a Liliana y Hugo Moyano. Fue un cociente romántico de una cadena de asfixias políticas y económicas. Por su parte, ella lo asfixió a primera vista: Liliana era el vivo y criollo retrato de la mujer de Jimmy Hoffa, con una sutil diferencia: no era esa ama de casa de pocas palabras que acompañó incondicionalmente al sindicalista estadounidense hasta sus últimos días. Liliana era una leona sin domar. 

La rubia debilidad, que llegó a convertirse en la mayor influencia sobre Hugo Moyano, y que según los más íntimos del pope sindical “le maneja todo y lo maneja bien”, nació el 13 de abril de 1959 en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora. Su familia se radicó más tarde en Glew, donde el Conurbano linda con el campo y las líneas telefónicas empiezan a marcar la característica de larga distancia, hacia el sur del área metropolitana. No terminó la escuela secundaria y fue empleada de la Obra Social del Sindicato de Mecánicos (Smata) hasta fines de 1980, y trabajó en MAS Sanatorial entre 1985 y 1986. Se casó con el ambulanciero Alfredo Salerno y tuvo a Valeria. Años más tarde, renunció a la clase trabajadora y emprendió su propio negocio en asistencia médica. Dicen los íntimos que tras conocer a Moyano lo enamoró perdidamente y desencadenó el divorcio de Elvira tras un romance en la clandestinidad. Hugo dice que se separó de su segunda ex esposa en 1996. “Nadie se separa porque le dan un mate frío”, justifica el Negro a los amigos. Su matrimonio no tenía salvación.

Zulet y Moyano se conocieron en una conciliación extrajudicial. La obra social de Camioneros le debía a AMEL 500 mil dólares por el atraso del pago de los servicios brindados por la empresaria. Liliana le inició una demanda y Jorge González, encargado en el gremio de las negociaciones con los empresarios, intentó llegar a un arreglo, pero la rubia doblegaba cada negociación hasta que Hugo se vio obligado a intervenir para amortiguar el pago de la deuda. González hizo de intermediario entre las partes. Acordaron la hora y el lugar donde se verían por primera vez. El objetivo de Moyano era ablandarla. Ella entró con la frente en alto, su abogado y el pelo suelto. Su único objetivo, hasta ese momento, era pelear por su dinero.

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Zulet consiguió su dinero y jamás volvió a separarse de Hugo. Fue a principios de la década del 90, cuando el menemismo le quitaba el aire al sindicalista y boicoteaba todo intento de crecimiento de la obra social del gremio.

La socia

La relación entre Liliana y Moyano creció al punto de fortalecerse como una sociedad de amor. Ella lo cuida como una asistente personal, lo aconseja como una asesora de suma confianza y lo enfrenta como una socia con independencia casi total. Ella cuida su dieta para controlar el colesterol –el único problema en la salud de Hugo–, pero le discute hasta las últimas consecuencias cuando está segura de lo que dice.

En 1999, Liliana dio a luz al séptimo integrante del clan Moyano: Jerónimo. Fue la segunda vez que Moyano eligió la gracia de uno de sus hijos, luego de haber bautizado a Emiliano. Esos son sus dos nombres favoritos. Tienen en común la fe en Dios. Ella es devota de la Virgen de Croacia, e hizo lo imposible por convencerlo de viajar a ese país, pero con los años, el miedo a volar se resiste a abandonar la psiquis del camionero. Subirse a un avión le provocaba la sensación de asfixia pero Moyano dice que ya lo tiene “controlado”.

Liliana le puso racionabilidad a la conducción del gremio. Frenó a Pablo. Es una mina inteligente y de carácter fuerte. Ella se le planta a Pablo... y a Hugo. Si le pudo sacar al Negro los 500 mil dólares que le debía, puede convencerlo de cualquier cosa”, se ríe un amigo íntimo de Moyano. Pierde la sonrisa rápidamente y agrega: “A Hugo le cuesta mucho ponerles límites a sus hijos. Cuando los pibes eran chicos fue un padre ausente, y la culpa hace que, ahora de grandes, los complazca y los apañe”.

La pareja convivió hasta fines de abril de 2004, cuando Hugo zanjó su segundo divorcio y pudieron casarse. Lo anunció a los amigos en un brindis en su departamento de Barracas. La boda sería en Parque Norte con 200 invitados. Mucho sindicalismo, familia y algunos empresarios de la cámara como Luis Morales, Marcelo Mugas, Rubén Agugliaro y José Beraldi, dueño de la compañía de transportes que lleva su nombre y un referente de peso en el mundo deportivo: es uno de los hombres que goza de la confianza de Mauricio Macri en la estructura de Boca Juniors, donde en la actualidad reviste como vicepresidente, y desde 2007 preside el tradicional club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Palacios, Viviani, Schmid y Piumato bailaron hasta las siete de la mañana. A Moyano nadie logró sacarlo a pista.

“Hay un dicho que dice: ‘Querendón como mujer fea’. Yo como cualquier feo soy muy querendón. Soy un tipo chapado a la antigua. A uno lo cargan por la pinta y yo digo: ‘Sabés este feo a los pintones que hizo cornudo’”. Y termina la frase con una risotada.

—¿Su primera esposa fue su primer amor?

—(Piensa) No sé si habrá sido así. A veces la vida no le da a uno lo que desea y uno siempre trata de buscarlo, por eso los tres matrimonios.

—Su último matrimonio fue el que disfrutó realmente?

—Sí, posiblemente... no quiero herir a nadie porque todas fueron parte de mi vida. Olga y Elvira son excelentes mujeres.

Sociedades y anónimas

El pasado de Liliana Zulet, que también tiene a cargo el geriátrico San Francisco, estuvo bien guardado hasta fines de 2006, cuando el periodista Juan Rezzano lo reveló en el diario PERFIL. La mujer enloqueció. Las páginas de su vida, tan bien protegidas del ojo público durante más de diez años, salieron a la luz. No más secretos en cajas guardadas en cajas, como mamushkas armadas con malas intenciones. Liliana Zulet, la mujer de Moyano, que maneja la obra social camionera a través de la empresa gerenciadora de servicios médicos en los consultorios del gremio, Conducir Salud, conocida por los amigos como Iarai SA, está condenada por la Justicia, pero maneja una caja de más de 20 millones de pesos anuales. Su hermana Stella, su cuñado y su padre, Francisco, integran el círculo íntimo del Negro. El suegro de Hugo, Francisco Zulet, quedó al mando del majestuoso hotel 15 de Diciembre, de Mar del Plata, exclusivo para afiliados y familiares. El emprendimiento que enorgullece a Moyano comenzó a ser construido por la empresa Jewelry Fashion en 2005, más tarde rebautizada Aconra Construcciones.

Según los registros oficiales de sociedades anónimas, Zulet tiene domicilio comercial en Tacuarí 1670, antigua sede central de la quebrada AMEL. Según el Boletín Oficial, en esa misma dirección opera desde el 23 de septiembre de 2003 la sociedad Iarai SA, “para la contratación y explotación de establecimientos geriátricos, asistenciales, sanatorios y clínicas médicas, quirúrgicas y de reposo, así como la atención de enfermos e internados, con un capital de 15 mil pesos”. Iarai es Conducir Salud, la gerenciadora de la obra social camionera. La sociedad es presidida por Valeria Alejandra Salerno y su director suplente es el uruguayo Fermín Nilton Nolvio Byrakob, empleado de Transportes Olivos, Transportes Almirante Brown y Micro Omnibus Este SA entre 1976 y 1985. La hijastra de Moyano y cara visible del holding empresario nació el 1º de junio de 1980. Por supuesto, sus problemas médicos los afronta la Obra Social de Choferes de Camiones, y tiene como domicilio de empleador las direcciones Tacuarí 1670 y Florida 878. Sobre la peatonal porteña, en el segundo piso del 878, funcionan desde 2005 las sedes centrales de las empresas Iarai (Conducir Salud), Jewelry Fashion (Aconra) y Dixey. La telefonista del conmutador lo explica así: “Bienvenido. Para comunicarse con Iarai marque 3; con Fashion Jewelry, marque 4; con Dixey, marque 5”.

La constructora Jewelry Fashion también inició las obras de refacción de la sede de la obra social de Camioneros en Mar del Plata, ubicada entre las calles Independencia y Tres de Febrero. La sociedad Jewelry Fashion SA fue creada en mayo de 1998. En agosto de 2004, el nombre comercial pasó a manos de Vicente Alberto Asorey y el camionero uruguayo Fermín Nilton Nolvio Byrakob, como presidente y director suplente de la misma.

También es la empleadora de Facundo Moyano desde enero de 2005, según los registros de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Es, a su vez, la única constructora que Facundo visitó como empleado de la Obra Social de Uecara en Mar del Plata, para reclutar nuevos afiliados, dice su ex jefe, el sindicalista Cacho López. Entonces, la constructora edificaba el hotel 15 de Diciembre.

A fines de enero de 2006, Fashion Jewelry cambió su denominación social a Aconra Construcciones SA.

La conexión con Moyano no termina. El 7 de agosto de 2007, Salerno fue “reelecta” presidente de Iarai, y Vicente Alberto Asorey fue designado vicepresidente, con sede en Florida 878, 2º piso. Tanto en Aconra como en Iarai, el escribano es Augusto Jorge Galdós. Iarai SA (Conducir Salud) fue inscripta por primera vez a nombre del uruguayo Nolvio Byrakob y Valeria Alejandra Salerno. Ella como presidente y él como director suplente. Su sede es nuevamente Florida 878, donde también funciona una tercera compañía, Dixey SA. Desde 2003, su directorio está integrado por Francisco Zulet, padre de Liliana y hombre a cargo del hotel de Camioneros en Mar del Plata. Fue presidida por Salerno, cuyo abuelo materno figuró como director suplente. Stella Maris Zulet, tres años mayor que su hermana Liliana y ex empleada de la alemana Siemens entre 2004 y enero de 2006, cobra un sueldo de Aconra Construcciones desde marzo de 2006 y otro de Iarai SA desde noviembre de 2007, según Anses.

Una cuarta empresa se conecta con el grupo a través de Valeria. Según los registros de la Anses, Salerno es la presidente de un holding empresario, pero cobra un sueldo como empleada de Chenyi SA, donde es encargada de facturación, desde 2004. Chenyi es una empresa de logística y transporte, cuyos empleados están afiliados a Camioneros. Nació como sociedad anónima en las afueras de Bahía Blanca, en 2002, fundada por dos uruguayos. Su principal cliente es Repsol YPF. Su base es Plaza Huincul, provincia de Neuquén. La central, en Puerto Madero, dique 3.22.

Aconra, además, tuvo a cargo la refacción del Sanatorio Antártida, en el barrio porteño de Caballito. Camioneros la compró por solo 5 millones de pesos, gracias a que la clínica había quebrado, luego de la crisis de 2001. Antártida es el orgullo de Moyano. Construyó un sanatorio-escuela de última generación. Hugo se emociona con solo contarlo, y considera el proyecto como uno de sus principales legados “para los camioneros y para el país”. No puede negar lo que los registros de propiedad confirman a toda costa: las constructoras son de Moyano, pero el sindicalista tiene una manera indirecta de confirmarlo.

—¿Usted es el dueño de la constructora Aconra?

—Mi mujer es la coordinadora de todo: de la obra social y de todo. Me coordina y me controla todo. Siempre digo que sé que me puede cagar en otras cosas, pero mi mujer en esto no me va a cagar. Lo bueno sería que se compare si los costos que yo tengo en todo lo que está construyendo el gremio son reales o no. Porque este gremio construye mucho desde hace muchos años. Y toda la vida nos salió más caro que lo normal y nos demoraban las obras. Entonces, por eso decidí hacerlo de esa forma. Lo importante sería ver si los costos que tenemos son los que corresponden. A mí lo que me interesa es ahorrar guita para el gremio.

—Podrían cuestionarlo...

—Estamos todos expuestos. Mañana me hacen una denuncia porque cruzo el semáforo en rojo. Yo no ando con la cara tapada y ocultándome. Que hagan lo que tengan que hacer.

En 2006, la próspera pareja de Liliana y Hugo adquirió una quinta de 7.001,05 m2 en Parque Leloir, partido de Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, publicó el periodista Rodrigo Alegre en PERFIL el 5 de noviembre de ese año. “La inmobiliaria encargada de la transacción, tres vecinos, un funcionario del gobierno nacional (del entonces presidente Néstor Kirchner) y hasta el casero de la propiedad confirmaron que la propiedad valuada en 500 mil dólares pertenece a Moyano, aunque en los papeles no figure a su nombre. La quinta tiene diez dormitorios y cuatro baños, además de una casa extra para los cuidadores, una chiva, pájaros y un petiso. Liliana se encarga de supervisar las obras en el barrio que comparten con la vedette Moria Casán, el líder de los Redonditos de Ricota, Carlos ‘el Indio’ Solari, Ricardo Mollo, de la banda Divididos, jueces federales y legisladores nacionales. Los vecinos acusan al sindicalista de haber estropeado la estética del barrio al edificar una muralla de casi dos metros de alto alrededor de la propiedad, por lo que decidieron juntar firmas para frenar la construcción de la fortaleza”.

“La primera esposa de Hugo es la mujer clásica del sindicalista”, reza un histórico amigo de Moyano, uno de los pocos que lograron conservar a lo largo de las décadas el poder, y que pide reserva de su identidad “porque al Negro no le gusta que se hable de su familia”. “Olga es una mujer sencilla, se casó muy joven, dedicada a su hogar, su marido y sus hijos, en especial a Emiliano, y no se mete en asuntos de negocios o política. Es la antítesis de Zulet. Liliana es una mujer dura, decidida, con mucha personalidad.” El amigo de Hugo hace una pausa de alerta: “Liliana es la influencia más fuerte sobre Hugo. Ella logró lo que él no pudo, o no se atrevió: ponerle los límites a Pablo. Ella y su hijastro tienen un cortocircuito que nunca superarán, y que los llevó a una pelea por el control de la guita de la obra social. Estamos hablando de mucha guita. Hugo prefiere que el poder esté distribuido entre los dos: que Pablo dirija el sindicato, y que ella administre la obra social”.

“Su problema familiar es el enfrentamiento de Pablo con Zulet. Ella maneja todo y lo hace bien, pero Pablo quiere el control de los fondos. Ella le puso los límites, porque Pablo se le fue de las manos a Hugo y es un desastre con la plata, no la sabe administrar”, confirma un antiguo aliado, ahora refugiado en la trinchera enemiga. Y vuelve a confirmar: “Zulet es la influencia más grande sobre Hugo. Pero las debilidades de Moyano son Pablo, Emiliano y Facundo”.