La principal conclusión del último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) publicado esta semana, que compila las distintas medidas y opciones que los países disponen para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), fue que tenemos todas las herramientas para limitar el calentamiento global, pero tenemos que actuar ahora.
Las emisiones mundiales de GEI de los últimos 10 años están en el nivel más alto de la historia de la humanidad, y la ventana para evitar las consecuencias más drásticas e irreversibles del cambio climático se está cerrando rápidamente.
Los compromisos climáticos que están sobre la mesa no son suficientes. Se necesita mucha más ambición de la que proponen los gobiernos actualmente para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Asimismo, el IPCC resalta que no hay más espacio para aumentar la producción de combustibles fósiles. Para mediados de siglo, los países deberían reducir el uso del gas natural en un 45%, el del petróleo en un 60% y abandonar el carbón por completo.
Las soluciones
A pesar de que semejante desafío pareciera imposible de abordar, el reporte muestra que existen soluciones técnica y económicamente viables para alcanzar la reducción de emisiones de GEI necesaria en todos los sectores y en el plazo necesario. Estas son algunas medidas que se destacan por su capacidad de reducir la mayor cantidad de emisiones al menor costo.
- El despliegue de energías renovables.
- Mejoras en la eficiencia energética.
- Detener la deforestación y la conversión de los ecosistemas naturales.
- Limitar las emisiones de metano
El sector energético es la mayor fuente de GEI a nivel global y también a nivel nacional: el 51% de las emisiones de nuestro país provienen de este sector. En este sentido, transicionar de forma justa y planificada hacia fuentes primarias de energía bajas en emisiones, fomentar la eficiencia energética y la electrificación de los usos finales es imprescindible.
Oportunamente, las transiciones del sector energético se hacen cada vez más atractivas económicamente. Los costos de tecnologías clave como la energía solar y la energía eólica y las baterías disminuyeron hasta un 85% en la última década.
En América Latina
Por otra parte, las emisiones provenientes de la agricultura, la deforestación y otros usos de la tierra también son fundamentales de abordar, y en particular en la región de América Latina y el Caribe en donde representan el 58% del total. La conservación, restauración y mejoras en la gestión de los bosques y otros ecosistemas naturales son las medidas más importantes y económicas para la reducción y absorción de GEI en el sector de uso de la tierra. Sin embargo, el IPCC aclara que estas acciones no pueden compensar las emisiones ni el retraso de medidas de mitigación en otros sectores.
Existe además un interesante potencial de mitigación del lado de la demanda, es decir, a partir de cambios en el comportamiento y en los patrones de consumo de la población, en particular de la más rica. Acciones a nivel individual tales como evitar tomar vuelos de larga distancia, pasar a dietas basadas en plantas, disminuir el consumo y mejorar la eficiencia energética en los hogares, entre otras, podrían llegar a reducir las emisiones de entre un 40% y un 70% para 2050.
Sin embargo, los cambios necesarios para limitar la crisis climática no pueden recaer completamente en manos de la ciudadanía, sino que requieren de transformaciones sistémicas que deben ser planificadas, lideradas y articuladas por los Estados.
A pesar de contar con todas las soluciones para hacer frente al cambio climático, todavía existen importantísimas brechas en materia de financiamiento. Las inversiones anuales hacia las soluciones de mitigación deberían aumentar entre 3 y 6 veces para poder mantener al planeta dentro de los límites climáticos seguros.
Cooperación internacional
Estas brechas deben y pueden ser abordadas desde la política pública y a través de una mayor cooperación financiera internacional debe estar especialmente enfocada en aquellos países que están atravesando una crisis de deuda como la Argentina, en pos de garantizar senderos sostenibles en la pospandemia.
Los próximos años son críticos. Este reporte no sólo ofrece una última señal de advertencia de que la ventana de oportunidad para hacer frente al cambio climático se está cerrando, sino también esperanza y soluciones prácticas. Los gobiernos que lo suscribieron necesitan actuar ahora.
*Catalina Gonda es co-coordinadora de política climática de FARN