Alberto Fernández asumirá con una herencia económica “peor” que el legado recibido por Macri, según el diagnóstico de algunos economistas.
“Macri heredó déficits fiscal y externo que había que corregir y una economía estancada, pero el legado que deja muestra un empeoramiento de todas las variables: aceleración inflacionaria, reducción del salario real, caída del consumo y de la inversión, y el gran problema de la falta de refinanciamiento de la deuda”, describió Martín Kalos. Para él, “las únicas mejoras son por el lado del déficit fiscal, que lo redujo en forma moderada a costa del desequilibrio financiero, mientras que la balanza comercial y la cuenta corriente mejoraron por la contracción de las importaciones por la crisis”. Matías Rajnerman acordó que en el balance “la herencia es peor si bien el frente fiscal y externo mostraron algunas mejoras más que nada vinculadas a la recesión”. Guido Lorenzo evitó una calificación, y evaluó que ambas herencias “son cualitativamente distintas. En la actual, lo negativo es la inflación y la actividad, y la inversión está deprimida, y lo positivo un menor déficit fiscal y un tipo de cambio más competitivo”.
Un informe del observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda detalló que 31 sobre 32 variables analizadas reflejan que “la herencia que deja Macri es peor que la que recibió”. Entre ellas, compara que “llevó la inflación en alimentos del 25,5% en 2015 al 56,5% en 2019” mientras que el endeudamiento externo trepó en ese lapso de 13,9% del PBI a 38,9% y la deuda total se elevó de 52,6% al 91,7% del PBI. Un estudio de Broda indica que “el mandato de Macri termina con un PBI per cápita 8,6% inferior al de 2015”, una inflación que a diciembre de 2015 era de 29,4% y a fin de este año será de alrededor de 59%, y acumula en cuatro años un 300%, y una tasa de pobreza que en ese período pasó de 29,7% a 35,4%
Kalos resaltó otro aspecto negativo: “A diferencia de lo que le pasó a Macri que asumió y pudo definir qué política quería ejecutar, Fernández primero tiene que negociar variables claves para saber con qué recursos cuenta para implementar un programa”.
Rajnerman coincidió al plantear que “cuando Macri asumió los compromisos más apremiantes eran pesos, cuestiones de precios relativos, de déficit fiscal primario”, mientras que “cuando asuma Fernández las principales urgencias son en dólares, como el pago de la deuda, una cuenta corriente que no se puede financiar y entonces podría generar algunas presiones cambiarias”. Según su visión, “los problemas de Macri, más allá de que tenía que hacer correcciones, eran menos apremiantes, los plazos de solución eran más laxos, tenía más libertad para determinarlos: ahora son problemas de solución mucho más urgente, es una herencia más complicada”.