El 6 de mayo, el Ministerio de Hacienda informó que subiría de 0,5% a 2,5% la tasa estadística que se cobra a decenas de productos importados, como por ejemplo fertilizantes o agroquímicos. Además, se incluyó a la soja, que hasta ahora no pagaba el impuesto (en 2018 se importaron 6 millones de toneladas de soja por la sequía).
La medida generó un fuerte repudio en diversos sectores industriales y, debido al rechazo, el Gobierno decidió dar marcha atrás. Esta mañana, la cartera que conduce Nicolás Dujovne anunció: "Dadas sus características, resulta necesario fijar temporalmente en un 0% la alícuota de la tasa de estadística aplicable a ciertos bienes de capital y a las destinaciones suspensivas de importación temporaria".
Esta eximición incumbe a bienes de capital que se compren dentro del marco de inversiones en desarrollos de producción de hidrocarburos provenientes de reservorios no convencionales, lo que beneficia directamente a Vaca Muerta. También quedan eximidas las importaciones temporales y los bienes de capital que se transforman en exportaciones.
PERFIL consultó a una serie de especialistas en comercio exterior e impuestos. En general, criticaron la medida inicial del Gobierno y celebraron este alivio. "La suba de la tasa se hace en un contexto de elevada carga tributaria y de caída de actividad económica. Significa un encarecimiento relativo de las importaciones de bienes ya sean de capital, intermedios o de consumo. Es decir que termina aumentando el costo de producción de diversos bienes producidos localmente", señaló el director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), Nadín Argarañaz.
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Respecto de la modificación, Argañaraz explicó: "Con el nuevo decreto, el Gobierno, transitoriamente, con vigencia hasta el 31 de diciembre, evita penalizar la inversión explicitada en bienes de capital importados y la importación que encarece directamente el precio de ciertas exportaciones. En un momento de caída de la inversión, penalizarla con una suba de tributos era algo claramente negativo".
En una línea de análisis similar, el consultor especializado en comercio exterior, Marcelo Elizondo, afirmó: "El aumento de la tasa tenía fines recaudatorios, claramente, y lo reconoció el Gobierno. Se dio porque la recaudación está funcionando peor de lo que se esperaba y uno de los motivos es el balance, precisamente, del comercio exterior. El servicio que presta el Estado de estadísticas no aumentó cuatro veces y la tasa sí."
No obstante, Elizondo también consideró positivo el cambio parcial: "Me hubiese gustado que no aumentara, ya que va en contra de mejorar la vinculación comercial de Argentina. Por eso, volver atrás en esto me parece bien, tanto en las importaciones temporarias como en bienes de capital".
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En tanto, el economista Guido Lorenzo, de la consultora LCG, agregó: "La medida original no tenía otra razón más que fines recaudatorios, por lo que me parece bien que se excluyan bienes de capital para alentar la inversión, aunque no nos gusta la generalización de tasas a las importaciones, porque alientan a menos competencia y mayor precio en el mercado doméstico".
Por su parte, Juan Ignacio Paolicchi, del estudio EcoGo, realizó un análisis en el sentido fiscal de la medida inicial y su marcha atrás: "Dada la recaudación como viene y la actividad que no logra mejorar en el margen, la meta del déficit fiscal se complica. En un año en el que tenés que cumplir la meta fiscal, bajar impuestos no es lo más pragmático en términos de cumplimiento de objetivos, pero sí en términos de político. Hay que ver si tiene sentido haber ido para atrás, porque el costo político ya lo habían pagado".
JPA EA